lunes, 22 de septiembre de 2008

TRILCE

UNA LUZ QUE NO TODOS VEN
Por Julio Yovera B
Retorno a la tierra para ir a la Cárcel
1919. Vallejo ejerce la docencia en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe, institución educativa privada que fundara en 1840 Don Domingo Elías (1805 – 1867), y que desde 1855, el gobierno de Don Ramón Castilla (1797 – 1867) la declara escuela pública, convirtiéndose en un emblema de la educación y en centro de las ideas liberales. Héroes e ilustres personalidades como Leoncio Prado (1853 – 1883), Melitón Carvajal (1847 –1935), José Gálvez (1819 – 1866), Julio C. Tello 1880 – 1947), Abraham Valdelomar (1888 – 1919), Leonidas Yerovi (1881 – 1917), Abelardo Gamarra (1850 – 1924), entre muchos más salieron de sus aulas.
Ingresar a la docencia en un centro educativo como el Colegio Guadalupe, requiere de prestigio intelectual y académico, Vallejo lo tiene, es ya una personalidad y un poeta reconocido en el medio.
Su vida discurre entre el estudio y la creación. Mariátegui ha partido a Europa. Valdelomar ha muerto cuando entraba a la plenitud de su vida. El movimiento social, en particular la clase obrera se organiza; aparecen aunque embrionariamente las tendencias doctrinarias; hasta entonces la hegemonía del movimiento obrero la tuvo el anarquismo.
Asoma en Vallejo la decisión de salir del país, irse a París, la Meca de la inteligencia creadora y del arte. Antes de hacerlo, impulsado por una necesidad vital, retorna a Santiago de Chuco. Añora y desea respirar en familia, sentir a flor de piel el amor y la ternura de su gente, recorrer sus calles, visitar la tumba de la madre, cuyos recuerdo e imagen afloran intensamente en su ser y por eso, con esa veneración y respeto de un buen hijo, le confiesa, :
Madre, voy mañana a Santiago,
A mojarme en tu bendición y tu llanto
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
De llaga de mis falsos trajines.

(LXV, Trilce)
Su estadía coincide con conflictos que pudo ser uno de los tantos que suelen darse entre familias de provincia, pero que en este caso termina de manera lamentable; se produce un incendio y mueren dos policías y un amigo de la familia Vallejo, Antonio Ciudad. Se le culpa a César de ser uno de los responsables. Señalan sus biógrafos que las “pruebas” con la que se le acusa no son más que referencias de un santiaguino rebelde, solidario y fraterno, querendón con la gente humilde pero terriblemente sospechoso dada su condición de poeta.
Como empleado o como profesor, Vallejo ha llegado a conocer perfectamente la vida de los desheredados y fluye en él, desde sus raíces y de manera espontánea, el rechazo y la protesta contra un estado de cosas injusto. Ese “delito” lo convierte en “culpable” a los ojos de los gendarmes del sistema y es confinado desde el 6 de noviembre hasta de 1921 hasta el 26 de febrero de 1922, a la cárcel, ¡112 días de injusta prisión!
Oh las cuatro paredes de la celda
Ah las cuatro paredes albicantes
Que sin remedio dan el mismo número

(Poema XVIII, Trilce)

Gracias a la solidaridad de sus hermanos poetas y trabajadores de la cultura, logra su libertad condicional llevándose sus poemas fraguados dentro de los barrotes de la cárcel y que daría a conocer con el nombre de “Trilce”. Con el alma herida vuelve a Lima y se inserta a su labor intelectual pero convencido más que nunca que debe salir del país. La cárcel marca a los seres que la sufren, pero marca más a los que inmerecidamente son confinados en ella.
En el país, el sistema tiene fama de castigar a sus hombres críticos: Vallejo estuvo en una de ellas; lo mismo aconteció con José Carlos Mariátegui, su “delito” fue tratar de darles luz y entendimiento a los peruanos de buena voluntad y de contribuir a la creación del socialismo en el Perú; también sufrió cárcel el maestro José María Arguedas (1911 – 1969), cuyo compromiso con su pueblo y cuya aporte para entender el Perú como un país de todas las sangres, no impidió que vaya al Sexto, una de las prisiones más tenebrosas que ha tenido el país. Y lo mismo ocurrió con el historiador Jorge Basadre y con el maestro José Antonio Encinas, forjador de una propuesta educativa intercultural.
1922. Participa en un concurso de cuento organizado por la Municipalidad de Trujillo, el que gana con su obra “Más allá de la vida y la muerte”. Logra hacerse de un fondo que le serviría para la publicación de su poesía.
“Trilce”
1923. Publica con el apoyo del Grupo “Norte” su segundo libro de poesía “Trilce” y que es recibido con la más absoluta indiferencia por la crítica oficial. ¿Qué es lo que origina esta reacción? De un lado, el desprecio de las clases dominantes y sus representantes culturales con obras “raras”, sobretodo si son hechura de un creador revolucionario. De otro, la propia ignorancia y los prejuicios ideológicos de los aludidos sectores, que los hace levantar muros de indiferencia e ignorar obras valiosas.
Sólo su amigo de juventud, Antenor Orrego (1892 – 1960) , saludada a “Trilce”, y advierte que “A partir de este sembrador se inicia una nueva época de la libertad, de la autonomía poética, de la vernácula articulación verbal”. Orrego cala la esencia de una obra que no tenía antecedente en la poesía peruana y española, pues, es la primera que rompe moldes no sólo literarios, sino también gramaticales y semánticos.
Por su parte, Luis Alberto Sánchez hizo un comentario en el que refleja su extrañeza y desorientación: “¿por qué Vallejo ha escrito Trilce?, “ha lanzado un libro incomprensible y estrambótico?”.
Lo que Sánchez llama “libro estrambótico” no es más que una poesía que eleva al reino de la poesía los hechos más cotidianos, convertir en símbolos poéticos a los seres más modestos y a los objetos y utensilios más domésticos.
¿Qué se llama cuanto heriza nos?Se llama Lo mismo que padecenombre nombre nombre nombrE.?(Poema II, Trilce)
Lo logra con la maestría del creador auténtico y si hay una permanente vibración íntima, ello se debe a que la mayoría de sus poemas fueron no sólo gestados, sino también redactados en la cárcel. Vallejo pretendía expresarse de una manera original, ser una voz propia, con él mismo lo señaló, pretendía ser libre. Esa necesidad de libertad la expresa en su poesía que los estudiosos de la literatura la denominaron de Vanguardia, y que lo convierten en uno de los tres hitos de la literatura mundial contemporánea. Los otros dos fueron: Thomas Elliot, el poeta y humanista inglés, el autor de Tierra Baldía, y James Joyce, escritor irlandés, autor de Ulises. Parece increíble, que un poeta peruano, nacido en un pueblo andino, recluido en una cárcel de provincia haya podido abrir un espacio nuevo en la literatura contemporánea. Ello fue posible porque no dejó ser el hombre forjado de la savia de una tierra andina con gente ancestralmente solidaria.
Ya no reiré cuando mi madre rece
en infancia y en domingo, a las cuatro
de la madrugada, por los caminantes,
encarcelados,
enfermos
y pobres.

En el redil de niños, ya no le asestaré
puñetazo a ninguno de ellos, quien, después,
todavía sangrando, lloraría. El otro sábado
te daré mi fiambre, pero
no me pegues!

Ya no le diré que bueno.(Poema LVIII, Trilce)
En general, los poemas de Vallejo no están adornados de expresiones ni giros grandilocuentes, tampoco tienen una redacción rebuscada. “Trilce” no es una sinfonía de acústica sonora, ni una galería de metáforas coloridas, sino una fuerza íntima que golpea el pensamiento y la piel.
Aguedita, Nativa, Miguel,cuidado con ir por ahí, por dondeacaban de pasar gangueando sus memoriasdobladoras penas,hacia el silencioso corral, y por dondelas gallinas que se están acostando todavía,se han espantado tanto.Mejor estemos aquí no más.Madre dijo que no demoraría
(Poema III, Trilce)
Los poemas de “Trilce” son también como el viento que trepan por los senderos y a veces son luz que desciende como rayo veloz a los abismos.
Cielos de puna descorazonadapor gran amor, los cielos de platino, torvosde imposible. Rumia la majada y se subrayade un relincho andino.
(Poema LXIII, Trilce)
“Trilce” es tristeza intensa y dulce canto, es llanto y es alegría, es condena y es esperanza, es una obra pulsada de cotidianidad que adquiere trascendencia. Sólo quien es capaz de universalizar sus emociones personales desde una perspectiva estética intensa hace arte verdadero.
“He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sirviente, ni agua,
ni padre que en el fecundo ofertorio
de los choclos, pregunte por su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido”
(Poema XXVIII de Trilce)
“Trilce”, en suma, es la palabra desnuda de un poeta auténtico salido de un valle de la sierra del Perú, desde donde el dorso de la cordillera no roza, sino desgarra el cielo. Vallejo, en definitiva, ha encontrado en la poesía la forma principal aunque no exclusiva de expresión; lo hace rompiendo todas las formas literarias conocidas hasta entonces. Su acto creador es en sí y de por sí un acto subversivo.
Es de madera mi paciencia,sorda, vejetal. Día que has sido puro, niño, inútil,que naciste desnudo, las leguasde tu marcha, van corriendo sobretus doce extremidades, ese doblez ceñudoque después deshiláchaseen no se sabe qué últimos pañales. Constelado de hemisferios de grumo,bajo eternas américas inéditas, tu gran plumaje,te partes y me dejas, sin tu emoción ambigua,sin tu nudo de sueños, domingo. Y se apolilla mi paciencia,y me vuelvo a exclamar: ¡Cuándo vendráel domingo bocón y mudo del sepulcro;cuándo vendrá a cargar este sábadode harapos, esta horrible suturadel placer que nos engendra sin querer,y el placer que nos DestieRRa!
(Poema LX, Trilce)
En su poesía se cobija una humanidad que construyó una cultura semejante a sus montañas tutelares, inmensa y consistente, que sufre cuatro siglos y medio de sufrimiento y que sin embargo es capaz de cantar.
En su poesía brilla la luz intensa de un pueblo que en las noches escucha desde el fondo de su alma una voz que le dice que no hay razones para abatirse, que hay motivos para seguir firmes en busca de un destino mejor. Vallejo como ningún otro representa a ese pueblo, a esa especie, y por eso José Carlos Mariátegui, lo llama en los “7 Ensayos…” el poeta de “una raza y de una estirpe.” Y por eso el humanista franco norteamericano,Thomas Merton, dijo de él: es el más grande poeta universal después de Dante”.
Nos preguntamos: ¿Después de Dante?

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Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.