miércoles, 18 de marzo de 2009

TLC a la chilena

Por Julio Yovera.

El vasallaje de las clases dominantes es un viejo lastre que ha empobrecido material y espiritualmente al país. El entreguismo de las viejas castas feudales, de la aristocracia criolla, de la gran burguesía en todos sus matices, atraviesa como un cáncer la historia republicana.

En los años de Fujimori el país, en el contexto de la globalización neoliberal, llegó al fondo de la desvergüenza, y no se ha salido de ahí, con el agravante que el gobierno actual está dispuesto a seguir la misma senda. De paso, el régimen parece estar interesado en pasar a la historia catapultando su entreguismo.

La traición de los actuales gobernantes no es cuestión de estilo; tiene que ver con con el perfil, la vocación y la trayectoria de las clases dominantes.

En los años en los que la burguesía chilena azuzó a su soldadesca para que cometan los peores actos de pillaje en esta parte de América Latina, el vasallaje fue la respuesta de los grupos de poder.Mientras Andrés Avelino Cáceres se atrincheraba en la cordillera y alentaba la formación de grupos de resistencia con el pueblo; los Prado, los Iglesias, los hacendados del Sur y del Norte, recibían a los Lynch y sus secuaces con ramos de flores; entregaban a sus mujeres con la esperanza de que el invasor no atentara contra sus bienes.

Su cobardía y la defensa de sus intereses mezquinos les bloqueaba toda acción defensiva y les estimulaba su entreguismo. Perú y Chile han sufrido las mismas formas de dominación, del imperio inglés primero y del norteamericano después.

Ellos, igual que nosotros, también tuvieron gobiernos que defendieron cerradamente los intereses de los grupos de poder. González Videla llegó a la presidencia con una propuesta popular y sin embargo terminó imponiendo políticas del gran capital y reprimiendo al pueblo. Ni qué decir del régimen de Pinochet, responsable de asesinatos selectivos y masivos, además de la implementación del modelo que ha acentuado en el mundo la miseria: el neoliberalismo.

Hoy el pueblo de Chile es víctima de un régimen que de socialista ya no tiene ni el discurso. Es de sobra conocido que la señora Bachelet aplica un modelo económico que heredó de Lagos y éste del sanguinario carnicero.

No es extraño que la gran burguesía sureña alimente odios irracionales valiéndose de un discurso fundamentalista y una corriente de opinión ignorantona, que asimila con facilidad los sentimientos anti peruanos que le promueven sus patrones.Lo lamentable es que el espécimen “socialistas” se ha puesto a la cola y al servicio de esa política.

Los planes de la gran burguesía chilena son parte de su vocación hegemónica y temperamento testaferro; la burguesía peruana, en cambio, solo practica lo segundo. Es buena socia en asuntos de menor cuantía y no tiene reparos en entregar los cielos del país, los recursos naturales, las empresas estratégicas, las tierras de cultivo. En el desepeño de esa función cuenta con una cofradía de generadres de "opinión pública" que machacan este estribillo: hay que dar facilidades para la inversión, sólo así habrá desarrollo".

En el Perú desde los años iniciales de la República siempre hubo inversión, dónde está el desarrollo?Como si la angurrienta burguesía chilena no se saciara nunca y como si la burguesía peruana estuviera dispuesta a rematar lo que no es de ella, a través de García ha puesto en marcha un TLC que es un monumento al más sumiso de los entreguismos. Basta decir que explícitamente el documento omite el dominio del Perú sobre el mar territorial. Basta decir que se ha firmado de espaldas al país porque es lesivo a nuestros intereses y absolutamente indefendible.

Y a pesar de ello, políticos y periodistas defienden lo indefndible. A gente así el poeta Neruda llamó:

“Enanos amasados como píldoras
en la botica del traidor,
ratonesdel presupuesto,
mínimos mentirosos,
cicateros de nuestra fuerza,
pobres mercenarios
de manos extendidas
y lenguas de conejos calumniosos” *

Esos cicateros, pobres mercenarios, conejos calumniosos hacen lo suyo pero hasta el sentido común señala que el TLC con Chile tiene que reformularse. La integración de América Latina no es necesariamente sumisión de un país a otro.

En esa campaña de defensa de los intereses de la patria todos debemos estar juntos, incluyendo a los apristas honrados, que los hay.

* Fragmento de Canto General, Pablo Neruda.

domingo, 1 de marzo de 2009

El triunfo de Magali Solier y la "derrota" de Paco Yunque


Por: Julio Yovera.


Una columna del Diario El Comercio, del sábado 21 de Febrero, firmada por un señor La Torre, me motiva el siguiente comentario: En 1928, el mismo año que Mariátegui forja su “creación heroica”, Vallejo viaja a la URSS y ve in situ lo que ocurre.

Retorna entusiasmado por lo que ahí observa y decide renunciar al APRA, organización que ha formado Haya de la Torre, su amigo de años juveniles con quien, además de beber chicha de jora de Mansiche y de admirar y galantear a las musas de Huanchaco, ha compartido sueños.

Vallejo se adhiere al marxismo. Desde París envía una carta al Amauta José Carlos Mariátegui, solicitando su afiliación al Partido. Tiempo después, se afilia al Partido Comunista de España. Desde entonces no ha dejado de recibir palos de todos los sectores conservadores, que lo odian hasta la ira porque supo mantenerse firme como pocos.

Que conste que Vallejo no es un propagandista ni un panfletario. Vallejo es un poeta genial, que asombra a la humanidad globalizada y explotada, que lo reconoce como una de las voces más intensamente humana y solidaria.

Vallejo es una braza en la garganta de los sectores sociales responsables de la debacle económica, cultural y moral del país, y quienes han sido reconocidos recientemente por el autor de “La casa verde” de la manera siguiente: “En el Perú la élite es bastante inculta, mucho más que la de otros países latinoamericanos. Es una élite muy mal educada. Ha sido educada a ganar dinero, pero no se le ha enseñado a gozar de la cultura. Es una élite económica que no tiene ni la pasión, ni el gusto, ni el esnobismo de la cultura”(1).

Por eso, aspiran que un viento de amnesia borre la vida y obra de nuestro poeta universal. No se inmutan que los Paco Yunque pidan limosna en las esquinas de la urbe, pero se irritan que abran los ojos, levanten la cerviz y aspiren a una ciudadanía conciente con deberes y derechos. Además, temen que Paco Yunque se convierta en el Servando Huanca, ese aguerrido líder de El Tungsteno, que sigue organizando a los trabajadores mineros, hoy duramente golpeados por el modelo. Verbi gracia, el caso de los mineros de Casapalca, cuyos patrones no hacen caso ni las resoluciones del Ministerio de Trabajo; persistiendo el trato inhumano que nuestro genial poeta denunció hace más de 70 años atrás. Por cierto, queremos que todos los peruanos sean optimistas.

Los que nos identificamos con Vallejo somos optimistas pero tenemos todo el derecho de desconfiar de los Grieve. Preguntémonos: ¿Quién les niega sus derechos a Paco Yunque? ¿Quién le contamina las tierras al papá de Paco Yunque? ¿Quién saquea su patrimonio? ¿Quién atropella a los hermanos de Paco Yunque y les impide que tengan agua potable, luz eléctrica, salud? ¿Quién ha contaminado el pueblo Choropampa, donde viven los parientes de Paco Yunque? ¿Qué porcentaje de ganancia por la extracción de oro en Yanacocha beneficia a Paco yunque y los suyos? ¡ninguno!

Eso es lo que deberían tener en cuenta todos los que celebran la desaparición de Paco Yunque y generan una falsa contradicción con Magali Solier; a quien hemos escuchado extrañar la vida en el campo, a pesar de recorrer las calles de Europa. Y no pretendan vendernos la idea de que Paco Yunque es un resentido, será tímido pero no es egoísta como los Grieve.

Estoy seguro que el triunfo de Magali Solier le alegra. Y, tengo la sospecha que no ocurre lo mismo con el señor Vargas Llosa, que a diferencia del antojado comentarista, no habrá dejado de advertir que en la dulce voz de la señorita Solier se advierte también la melancolía de Paco Yunque.

La lección de Horacio


Por: J. Yovera

En vida, Horacio disfrutó del afecto de sus colegas, y, después de su muerte, el magisterio nacional lo reconoció como su guía. Es decir, a estas alturas, le ha ganado la batalla a sus adversarios y ya tiene un lugar indiscutible en la historia del movimiento popular.
Horacio no dejará de ser el personaje central del anecdotario de quienes lo conocieron pero será sobretodo el guerrero - poeta, el luchador que a lo largo de su existencia abrazó la causa magisterial, se echó a caminar y batalló en las calles y plazas exigiendo dignidad para los suyos.
Los tiempos de Horacio –década del 70 del siglo 20 - fueron de convulsión social. El reto que tuvo fue el de asumir sin reservas la lucha de un magisterio que se resistía a la domesticación. Se enfrentó al poder en representación del protagonismo social de los de abajo. Lo hizo de manera consecuente y eso fue decisivo para que los maestros lo reconocieran como su líder.
Por eso mismo, la dictadura lo identificó como su enemigo y lo encarceló como escarmiento.
Horacio fue al Sepa. De esa experiencia dedujo que la prisión fortalece o debilita.
Como es natural tuvo adversarios y detractores. En esa “inmensa legión humana” que es el magisterio es imposible que todos piensen igual. Lo importante, como decía Mariátegui es que reconociéndose diferentes, reivindicando credos propios, tendencias ideológicas o doctrinarias particulares, actúen juntos en la lucha contra un orden injusto.
El gremio que él contribuyó a crear y fortalecer representó la recuperación y la vigencia del frente único, por entonces inexistente y con sindicatos alquilados al mejor postor por dirigencias que obedecían a los apetitos y exigencias de partidos políticos que traficaban con los intereses del magisterio y el pueblo.
El SUTEP fundacional fue el resultado de una voluntad concertadora de maestros progresistas, democráticos y clasistas. En ese escenario hubo siempre espacio suficiente para la discrepancia, para la confrontación, para el deslinde, y hubo espacio para la solidaridad.
Los maestros que compartieron con Horacio los años aurorales del SUTEP refieren que era duro crítico con los opositores; irónico; firme en el deslinde y la discrepancia. Y, sin embargo, en el diario trajinar de la lucha desbordaba afecto y cariño a todos los maestros que luchaban.
Eran los tiempos en que los maestros del SUTEP, pese a su atomización política solían guarnecerse bajo el árbol frondoso del afecto.
Igual que Vallejo, se hizo comunista “no por teorías aprendidas sino por experiencias vividas”. Se adhirió al Partido Comunista del Perú, Patria Roja, organización que lo había acompañado en todos sus sueños y desvelos.
No fue gratitud lo que lo llevó al Partido, fue su convicción y su compromiso. Desde entonces, Horacio orientó sus pasos en función de un proyecto que iba más allá de lo estrictamente gremial y se comprometió sin reservas con un Partido que lo sabía firme y perseverante.
Cuando, en el 80, la masa magisterial y popular lo hacen diputado, asume el cargo como una responsabilidad asignada y no como un derecho o un privilegio. Los tiempos de Horacio era de repartición de sacrificios, no de beneficios.
Ese sacrificio y esa convicción motivó que el poeta Mario Florián, le cantara y le llamara héroe.
Hace 25 años que Horacio dejó a sus maestros, a sus amigos de sueños y encuentros; pero nunca como ahora existió el convencimiento que Horacio está vivo en cada una de las luchas que tengan que emprender los maestros en procura de un mejor destino para los más de nuestra patria.
En este aniversario de su partida recordamos sus versos acuñados de convicción y belleza, que titulo Alegrías de la Prisión.
Nos hacemos esta pregunta: ¿Se puede sentir alegría en una prisión?
Si se está con el corazón y el pensamiento llenos de esperanza, sí. Si se está en prisión por una causa noble, sí. Si se tiene confianza en el futuro que vendrá, sí.
Los comunistas son harina templada de un costal hecho de fibra de nylon.
Los maestros lo saben y por eso cuando de Horacio se trata se suele escuchar un mar de voces que repite incesante:
¡Se siente, se siente… Horacio está presente…!

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Somos los chilalos, nietos de Mec non, hijos del algarrobo y de la arcilla, hermanos de Cutivalú, el rebelde que se enfrentó a los españoles en las primeras noches del colonialismo. Somos los comuneros alados de Catacaos, capital de los tallanes.

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Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.