miércoles, 12 de noviembre de 2008

La responsabilidad del escritor


Discurso de César Vallejo

“Traigo el saludo de mis compañeros al pueblo español que lucha con un interés sobrehumano, con una vocación sin precedentes en la HISTORIA y que está asombrando al universo
Vosotros sabéis que en el Perú, al igual que otros pueblos de América, vive bajo el dominio de una dictadura implacable; esta dictadura se ha exacerbado. No se consciente que se pronuncie una palabra respecto de la República española en las calles de Lima ni en ninguna ciudad de la República. Los escritores han organizado una campaña de programa enorme en las más apartadas regiones del país, y esta campaña ha merecido la condena del gobierno.
Con este saludo de los escritores de nuestro país os traigo el saludo de las masas trabajadoras del Perú. Estas masas, contrariamente a lo que podáis imaginaros, tratándose de un país que arrastra una vieja cadena de ignorancia y de oscuridad, ha podido desde el primer momento apercibirse de que la causa de la República española es la causa del Perú, es la causa del mundo entero. ¿Por qué, me preguntaréis, esta capacidad de rapidez con que las masas del Perú y del mundo entero se han dado cuenta de sus deberes hacia la República Española? La explicación es clara: los pueblos que han sufrido una represión, una dictadura, el dominio de las clases dominantes, poderosas durante siglos y siglos, llegan por una aspiración extraordinaria a tener esta rapidez; porque un largo dolor, una larga opresión social, castigan y acrisolan el instinto de libertad del hombre a favor de la libertad del mundo hasta cristalizarse en actos, en acción de la libertad.
Las masas trabajadoras de América luchan, pues, al lado de las masas trabajadoras de España.
Hacen mal los Estados y Gobiernos de América en tratar de impedirlo, porque a pesar de estas obstrucciones, de estas detenciones, de estas persecuciones, estas masas llegan a organizar una acción de conjunto a favor de la República Española.
Camaradas, los pueblos latinoamericanos ven claramente en el pueblo español en armas una causa que les es tanto más común cuanto que se trata de una misma raza y, sobre todo, de una misma historia, y lo digo, no con un acento de orgullo familiar de raza, sino que lo digo con un acento de orgullo humano, y que sólo una coincidencia histórica ha querido colocar a los pueblos de América muy cerca de los destinos de la madre España.
América ve, pues, en el pueblo español cumplir su destino extraordinario en la historia de la humanidad, y la continuidad de este destino consistente en que a España le ha tocado ser la creadora de continentes; ella sacó de la nada un continente, y hoy saca de la nada al mundo entero.
Camaradas: he observado el en el curso de los debates de este Congreso, desde sus comienzos, que todos los delegados han traído la voz pálida de sus respectivos países como mensajero de la vida revolucionaria de esos países; pero hay un punto tocado muy someramente y que, a mi entender, es un punto de lo más grave; es un punto que debería haberse tocado con mayor ahínco. Me refiero ahora al respecto de la responsabilidad del escritor ante la Historia y, señaladamente, ante los momentos más graves de la Historia. Este aspecto pobre de conciencia profesional del escritor, el compañero Grao, escritor holandés, lo ha tocado de un modo admirable.
Hablemos un poco de esa responsabilidad, porque creo que en este momento, más que nunca, los escritores libres están obligados a consustanciarse con el pueblo, hacer llegar su inteligencia a la inteligencia del pueblo y romper esa barrera secular que existe entre la inteligencia y el pueblo, entre el espíritu y la materia. Estas barreras, lo sabemos muy bien, han sido creadas por las clases dominantes anteriores al dominio de la monarquía. Creo, pues, necesario llamar la atención de los escritores del II Congreso Internacional Antifascista, diciéndoles que es necesario, no que el espíritu vaya a la materia, como diría cualquier escritor de la clase dominante, sino que es necesario que la materia se acerque al espíritu de la inteligencia, se acerque a ella horizontalmente, no verticalmente, este es hombro a hombro.
Jesús decía: “Mi reino no es de este mundo”. Creo que ha llegado un momento en que la conciencia del escritor revolucionario puede concretarse en una fórmula que reemplace a esta fórmula, diciendo: “Mi reino es de este mundo, pero también del otro”.
Por desgracia, la conciencia de la responsabilidad profesional del escritor no está bastante desenvuelta entre la mayoría de los escritores del mundo. La mayor parte de los escritores están al lado del fascismo porque carecen de esta conciencia profesional, de esta conciencia de su acción histórica; pero nosotros tenemos de nuestro lado lo mejor del pensamiento del mundo, lo mejor en calidad. La prueba es que los escritores de mayor valor intrínseco han venido a este Congreso a manifestar su adhesión a la causa del pueblo español.
Otra prueba de que la conciencia de la responsabilidad del escritor no está bastante desarrollada es que en las horas difíciles por la que atraviesan los pueblos, la mayor parte de los escritores se callan ante las persecuciones de los gobernantes imperantes; nadie pronuncia una palabra en contra, y ésta es una actitud muy cómoda. No desearía que en estas horas de lucha en que la policía, la fuerza armada, están amenazando la vida, la actividad de los escritores y del pueblo entero, que estos escritores levanten su voz en estas horas y que tengan el valor de protestar de esta tiranía, de esta actitud.
Un camarada de los más notables dijo que de desear algo sería exigir de las Internacionales Obreras una mayor presión sobre las masas para que expresen su protesta contra la actitud de los Gobiernos respectivos, y para que bajen a la calle, a fin de prestar a la España republicana el innegable derecho que tiene de armarse contra la invasión extranjera.
Los responsables de lo que sucede en el mundo somos los escritores, porque tenemos el arma más formidable, que es el verbo. Arquímedes dijo: “Dadme un punto de apoyo, la palabra justa y el asunto justo, y moveré el mundo”; a nosotros, que poseemos ese punto de apoyo, nuestra pluma, nos toca pues, mover el mundo con esta arma”.
Naturalmente, el problema se reduce a un problema de tipo personal y de interés de los propios escritores, porque no movilizamos nuestras plumas, no estamos contra los gobiernos, contra la prensa enemiga, contra los escritores llamados neutrales.
En la mayoría de los casos, los escritores no tenemos heroicidad, no tenemos espíritu de sacrifico. Charloi decía: “Nosotros los escritores, tenemos una vergüenza enorme que nos hace bajar la cabeza, y es la de ser escritores”.
Hora es de asumir nuestro papel valerosamente, tanto en las horas en que estamos bajo un gobierno propicio, como también en las horas que estemos bajo un Gobierno adverso.
Estoy abusando del tiempo escaso de que disfrutamos este Congreso, naturalmente no he venido a discutir problemas de técnica profesional, pero hemos venido con un objeto, hemos venido en una misión profesional, que consiste en darnos cuenta de la materia prima que debe tener cada escritor creador, cuál es el contacto directo con la realidad, este contacto con la realidad española, que hoy más que nunca puede darnos frutos.

Para nosotros los escritores revolucionarios, un hombre culto es el hombre que contribuye individual y socialmente al desarrollo de la colectividad en un terreno libre, de concordia, de armonía y justicia por el progreso común e individual.
De aquí que cuando hemos sabido cómo el 5to. Regimiento había salvado los tesoros artísticos encontrados en el palacio del Duque de Alba, y los había salvado al precio del sacrifico de alguna vida, exponiendo la existencia de estos camaradas, haya algunos compañeros intelectuales que se hayan preguntado: “¿Es posible que el concepto de lectura se haya tamizado hasta tal punto que el hombre tenga que ser el esclavo de lo que ha hecho sacrificando su vida en servicio de una cultura, de un cuadro de pintura? Para nosotros, el concepto de cultura es otro; creemos que los museos son obras más o menos perecederas de la capacidad más gigantesca que tiene el hombre, y querríamos que en un radio de ensueño artístico, de ideal absurdo, querríamos, digo, que en esta contingencia trágica del pueblo español suceda lo contrario. Que en medio de una batalla de las que libra el pueblo español y el mundo entero los Museos, los personajes que figuran en los cuadros hayan recibido tal soplo de vitalidad que se convierten también en soldados en beneficio de la Humanidad. Es necesario darnos cuenta de nuestra misión aquí,
Es necesario que cuando volvamos a nuestros países no olvidemos la situación de esta lucha del pueblo español.
Hay que movilizar los espíritus, las masas, a favor de la República Española.
Una palabra y termino: Este Congreso de denominará Congreso para Defensa de la Cultura, pero difícilmente los intelectuales del mundo se ponen de acuerdo.
Hace algunos años, este tema fue materia de discusión interesantísimo para saber si un hombre es culto o no lo es. Un escritor inglés decía: “El hombre culto es un hombre honrado que cumple exactamente con sus deberes, con su amistad, etc. aún cuando sea un perfecto ignorante, un inepto y no sepa apreciar una sinfonía de Beethoven”.
Un francés decía: “Para nosotros un hombre culto es un hombre que se ha especializado en su ramo, y en ese caso ha hecho un descubrimiento de gran beneficio para la humanidad, aunque sea un hombre deshonesto y no honrado”.

* Conferencia pronunciada por César Vallejo, en el Congreso de Escritores Antifascistas, Valencia, España.

Vallejo y la guerra civil española

Por Julio Yovera.

PANORAMA DE ESPAÑA

España entra al siglo XX en un clima de agitación social donde el debate político es el pan del día. “Todo el mundo hablaba de política, incluso en las tertulias literarias, donde los más apasionados decían a gritos que el aire olía a pólvora”.
Es una época de intensa polarización política y cultural. De un lado, la gran burguesía y los terratenientes, los sectores conservadores monárquicos y militaristas defendiendo el viejo estado de cosas; de otro, los obreros, campesinos, los intelectuales, es decir, los sectores democráticos, populares, que aspiraban a una España moderna, republicana.

La incapacidad y el carácter de clase de la elite monárquica gobernante no le permite mejorar las condiciones de vida de las mayorías. El sentimiento por el cambio está latente. Desde finales del s. XIX e inicios del s. XX, con el auge de las ideas progresistas hay un importante avance, que es la continuación de una tendencia que anteriormente había logrado triunfos como el de la proclamación de la Primera República, que duró no más de un año (febrero de 1873 - diciembre de 1874).

Es obvio que la tradición y orgullo conservador aspira a una España feudal, eterna, aunque también es evidente que ya no es más el imperio que en sus mejores tiempos decía por boca de uno de sus monarcas “en mis dominios jamás se pone el sol”.

Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (1870 - 1930), militar conservador y autoritario, se hace del poder a través de un golpe de Estado, gobierna desde 1923 hasta 1930. Su régimen tiene como principio: respeto a la religión, a la tradición y el orden; postulado fascistas que lo inspiran a perseguir a las organizaciones sindicales y a los partidos políticos opositores; lo que no impide que los vientos del pueblo, preñados de democracia y bienestar se sientan en todo el ámbito de la sociedad española. Se desarrollan gestas sociales que llevan a la dimisión del Dictador.

En abril de 1931 hay elecciones municipales; las ganan los republicanos. Vienen luego las elecciones generales. Nuevo triunfo de los republicanos quienes de inmediato proclaman la Segunda República. Se promulga una nueva Constitución que declara que “España es una república de trabajadores de todas las clases”. Bajo la presidencia de Manuel Azaña (1880 – 1940) se inicia un proceso de democratización de la sociedad y el Estado: sufragio, a las mujeres y los militares, derecho sociales, democratización de la tierra, educación pública.

La derecha apelando al sentimiento nacionalista y la tradición, se organiza en la Falange, organización fascista creada por Josè Antonio Primo de Rivera (hijo del antiguo Dictador).

La Segunda República, en el análisis sociológico, vendría a ser una forma de gobierno de una sociedad en transición entre un régimen feudal y un sistema capitalista moderno. En el análisis marxista es un gobierno que corresponde a la etapa de la revolución democrática, por tanto no exenta de contradicciones.

La Segunda República como proceso político es el tránsito hacia una sociedad moderna, donde la lucha por la hegemonía no se da dentro del gobierno, sino fuera de él. España –en el pensamiento de las clases conservadoras-, era una nación de tradición católica y monárquica, no podía, por tanto, tener un Gobierno Republicano, y por eso lo hostilizan primero y lo combaten después. .

Se ingresa a una lucha social intensa. Los terratenientes y la gran burguesía defienden con furia sus derechos. El proletariado y el campesinado, a su vez, están dispuestos a profundizar el proceso y hacer de España una República que resuelva los problemas de la mayorías.

En ese estado de cosas, se generan avances y retrocesos de las fuerzas sociales que habrán de confrontar, así como episodios que exacerban los ánimos.

Desde 1931 a 1933, la hegemonía favoreció a las tendencias de centro izquierda. De 1934 a 1935, la tendencia marchó a favor del centro y la derecha.
A partir de 1936 la hegemonía favoreció a la izquierda a través del Frente Popular, que orientaba el Partido Comunista.

La derecha recurre a la violencia; asesina al socialista José del Castillo Sáez (1901 – 1936).

A la vez, se produjo el asesinato de uno de los jefes políticos ultraderechistas y monárquicos, José Calvo Sotelo (1893 – 1936). Es el pretexto que la derecha necesita para iniciar la guerra. El 18 de julio el General Franco, al frente de la guarnición militar instalada en Marruecos, África, da un golpe de Estado.


VALLEJO Y SU COMPROMISO CON LA CAUSA ESPAÑOLA

Vallejo, por su amor e identificación con España (sus abuelos fueron sacerdotes españoles), por cultura, por adhesión moral y política, por convicción revolucionaria, se siente solidario con la República. La guerra civil lo ubica necesariamente en la fila de los justos, donde además están los mejores hijos de la patria de Cervantes y Quevedo, como: Federico García Lorca, Rafael Alberti, los hermanos Machado, Miguel Hernández, Picasso, entre otros.
García Lorca fue una de las primeras víctimas del odio fascista. Su vida orada con los sueños de la humanidad, con los desvelos de su pueblo y con su poesía purísima y comprometida, lo convierten en un ser peligroso y aborrecido por el poder reaccionario y por eso lo asesinan en Granada, el 19 de agosto de 1936. Uno de sus más bellos poemas es una demanda y un desafío:

“porque queremos el pan nuestro de cada día, flor de aliso y perenne ternura desgranada, porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos”
Vallejo no duda ni un instante y se pone al servicio de la República. Va en busca de sus hermanos poetas, de los milicianos adultos y jóvenes, de los niños, de la mujer esposa y madre; participa en un Comité de Defensa de la República. La guerra civil es una guerra de clases de connotaciones mundiales: reacción y revolución se enfrentan. Vallejo a pecho abierto está al lado del pueblo.

Son tiempos de tragedia y de heroicidad. Las fuerzas reaccionarias cometen los más reprobables crímenes como el bombardeo a la población vasca de Guernica, donde durante toda la tarde del 26 de abril de 1937, lanzaron 550 libras de bombas y más de 3 mil proyectiles. Mueren 1, 500 civiles.

Ese es la obra criminal de los sectores fanatizados del capital mundial, que con el pretexto de “colaborar” con los conservadores partidarios de “la España eterna” hacen de la guerra civil un “ensayo” de la segunda guerra mundial. La elite nazi de Hitler y la fascista de Mussolini se ensañan contra un pueblo que mantiene hasta el final su dignidad y su heroísmo.

Con la República está la humanidad progresista. Vallejo, Neruda, Hemingway animan campañas de solidaridad internacional a favor de la República. Se concentran en España los escritores del mundo y llevan a cabo el Congreso de Escritores Antifascistas que se realiza en Barcelona, Madrid y Valencia. Vallejo en representación de los escritores peruanos pronuncia el 2 de julio de 1937, en Valencia, un célebre aunque poco conocido y menos difundido discurso *

Vallejo sigue el curso de la guerra; goza y sufre, según sea el resultado de cada batalla. Triunfo o derrota. La batalla de Teruel. La defensa de Andalucía, Galicia, Asturias, León, Navarra, Castilla. Los soldados fascista, toman Cataluña, Madrid y Barcelona.

Después de catorce años de no comunicarse en poesía, Vallejo vuelva a ella con pasión desbordada. La guerra civil es el hecho que más compromete al militante comunista Vallejo (más que la experiencia de la construcción de la “sociedad del porvenir” como él llamaba a la URSS de la década del 20) y el que más impacta al poeta que salió a peregrinar por el mundo desde su Santiago de Chuco.

La guerra civil española lo convierte en un poeta guerrero. Va a los campos de batalla hablando a los milicianos de la necesidad de luchar hasta el triunfo supremo de la vida. Así nacen sus poemas que forman parte de ese himno de proclamas que conocemos como “España, aparta de mí este cáliz”.

Vallejo convierte su poesía en testimonio y arma de lucha.

Algunos censuran la orientación extra estética que se le da al arte en general pero no tiene por qué sorprendernos. La poesía épica y aún la de género lírico han servido al cultivo de emociones y fortalecimiento de convicciones. En épocas de confrontación social, la mejor poesía es la que milita en las filas de la vida.

Poética militante la de Vallejo. Poética revolucionaria, que es obra de su raíz andina, de su animismo cristiano heredado y su concepción filosófica marxista asumida concientemente, donde la leyes supremas del inicio y el final, de la negación y de la unidad como armonía y lucha, están presentes; donde el nuevo humanismo adquiere carácter socialista; donde la consigna “¡sólo la muerte morirá!” es, además de una esperanza, un grito de combate.
Si en su proceso de formación como poeta, Vallejo no se ha preocupado de la forma ni se desveló por la norma gramatical o literaria, ya formado, es decir, poseedor de una concepción y un método, el poeta fortalece su capacidad de análisis e interpretación, lo que le dan sentido y contenido intensos a su creación.
Convertido en miliciano de los sueños, Vallejo hace de su poesía arma de lucha. Y así como en el Perú, cuando asumió el noble apostolado de maestro, elaboró una poesía didáctica para facilitar aprendizaje, ahora hace de su poesía una forma de llamamiento a todos los hombres honrados para que acudan a darle un soplo de aliento a esa España - pueblo que se desgarra por la vida de todos los hombres.
Las fuerzas que confrontan en España no admiten la neutralidad: con el fascismo falangista o con los republicanos; con los grupos de poder o con el pueblo; con los criminales o con las víctimas. Las fuerzas dominantes que representan al sistema apuntan contra el pueblo, los poetas revolucionarios y patriotas, a su vez, aun cuando unos tengan que caer no dejan de cantarle a la vida con su poesía.
Valiéndose de un pasaje bíblico señala que en los actos sublimes, y una revolución lo es, las buenas acciones hacen que la pequeñez del hombre se transforme en grande; viene entonces la redención:
“entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán, verán ya de regreso los ciegos y palpitando escucharán los sordos”.
Esas expresiones no sólo son una poética intensa desde el punto de vista del lenguaje sino además una parábola que ayuda a la humanidad revolucionaria, empeñada en construir un nuevo orden.
La poesía militante de Vallejo es “España, aparte de mí este Cáliz” es en realidad una Proclama a la vida. Es la palabra evangélica que se aparece en la línea de fuego. Arenga para el que lucha. Llama intensa de la resistencia. Palabra bálsamo del combate.
En Pedro Rojas el poeta canta al propagandista que remueve conciencias sin más material que su palabra y su dedo grande. Pedro Rojas no es sólo el activista de la causa, es también el hombre que tiene cuerpo y pensamiento, que tiene familia y tiene ideales, que es productor y soñador.
Vallejo distingue la España purísima, la España republicana de la España oscurantista, de la España conservadora y feudal. La España rebelde, la España de “La Pasionaria” y de los miles de hombre que pelean porque querían una sociedad fraterna y solidaria está en su poesía. Al final, esa España pierde la guerra y sus combatientes son asesinados en masa y los que viven se van por los caminos del mundo. La España conservadora es la que triunfa.

Si Pablo Neruda lleva a España en el corazón, Vallejo la lleva en la sangre y en su costado izquierdo. Con la genialidad y la sensibilidad de un poeta avizor, mira más allá de los muros de la noche, por eso, antes de que todo esté consumado hace un llamado a los niños del mundo para que vayan a España a buscarla, si fuera necesario.

Ese es el motivo que mueve a los artistas y por eso, los que se consagran desde su vida y con su arte a servir a la humanidad señalan que no existe el arte puro, como tampoco existe el “arte por el arte”.

Vallejo nutre su poética de sus emociones y de las acciones que se dan en el mundo. Como todo artista, fusiona su mundo interior con el mundo exterior.
Esa fusión se encarna en un Vallejo granítico de honestidad. El pueblo español, los trabajadores, las masas y los Partidos de raíces populares tienen en Vallejo a un poeta que en los duros momentos de la guerra estuvo con ellos hablando de la vida y la esperanza. Su vida, por eso, está llena de mundo.

CÁTEDRA VALLEJO

Espacio abierto para opinar y reflexionar sobre la vida y obra de quien es el más representativo de los escritores peruanos: César Vallejo Mendoza. En éste podrán opinar los lectores que quieran decirle algo al poeta miliante de la esperanza y los que deseen, con su crítica, contribuir a mejorar este espacio.

Chilalo Cuatrojos.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Vallejo y su adhesión socialista

Julio Yovera B

17 junio de 1923, César Vallejo en el vapor Oroya, viaja a Europa. Se va y no retornará más; sin embargo, sus años de lucha y de trabajo en el viejo continente no lo desarraigan ni de su terruño ni de su patria. En sus obras y en sus trajines, y en general a lo largo de toda su existencia, hasta la hora de su muerte, porta el sello inconfundible de su amor universal a la humanidad, ellos gracias a su cultura solidaria y andina, y a su formación marxista. En el caso de César Vallejo, la primera explica a la segunda, y la segunda fortalece a la primera.
Francia es uno de los países vencedores de la guerra; goza del prestigio de ser la cuna de la democracia moderna y está encargada de promover tratados y establecer acuerdos, pero su economía se ha debilitado. En ese contexto, emergen claras tendencias de izquierda. En 1924 Francia tiene un gobierno de centro izquierda presidido por Edouard Herriot (1872 – 1957).
París es la ciudad luz que atrapa desde el primer instante. El estudioso mexicano Miguel Arnulfo Ángel ha hecho una magnífico inventario de opiniones de intelectuales y artistas que en algún momento de sus vidas fueron tocados por París, él mismo dice que (la ciudad) “permanecerá con sus palacios, templos y galerías medievales, renacentistas y clásicos como la ciudad del arte y la política que supo acabar con el derecho divino para devolverlo a los ciudadanos”. Para el escritor ítalo francés Guillaume Apollinaire (1880 - 1918) “La Torre Eiffel sobresale con el sabor antiguo, más bien religioso, como pastora de rebaños de autobuses mugientes e inmigrantes, mientras se anda solo entre la multitud”. A su vez, el poeta chileno Vicente Huidobro (1893 – 1948 ) señala que: París es Notra Dame, Montmartre, el Sena, el obelisco, las mismas calles que atan al que se quiera marchar”.
En París Vallejo ejerce diversas actividades relacionadas con el periodismo. Mantiene comunicación con su familia y por lo que conoce suponía que su permanencia en ese lugar no sería para siempre. Hace amistad con artistas y poetas, como Vicente Huidobro, ya reconocido, fundador de su propio ismo: el creacionismo.
En 1924 muere su padre.
En 1925 trabaja en el periodismo y es corresponsal de la revista “Mundial” de Lima, Perú, que tenía en el señor Andrés Arumburú Salinas, no sólo un director, sino también a un promotor y animador. “Mundial” resulta siendo la más importante publicación de su tiempo; desde 1920 hasta 1931 fue una tribuna del pensamiento, en sus páginas aparecieron artículos de peruanos notables como el propio Vallejo, José Carlos Mariátegui, Jorge Basadre (1903 – 1980), Raúl Porras Barrenechea, (1897 – 1960) Aurelio Miró Quesada Sosa (1907 – 2000), Ángela Ramos (1896 – 1998), Magda Portal (1900- 1989), Dora Mayer (1868 – 1959), entre otros.
La misma labor desempeña un año después en la Revista “Variedades”. Es con estas publicaciones mantiene un lazo con su país y un espacio para reflexionar sobre los problemas del mundo contemporáneo y los problemas estructurales del Perú. Al igual que Mariátegui, tiene la oportunidad de encontrar respuesta a preguntas medulares que se había hecho a lo largo de su vida.
Ese año se funda la empresa Los Grandes Periódicos Latinoamericanos, una especie de consorcio de las publicaciones hechas en los países de nuestra latitud; Vallejo es nombrado secretario de esa razón social. A la vez, viaja por primera vez a España; su amigo Pablo Abril de Vivero le había gestionado una beca ante el gobierno español de 300 pesos.
Mal que bien tiene un ingreso, “para empezar no está mal” dirían muchos pero la bella París no es la tierra prometida ni el lugar donde el maná cae del cielo, por lo menos no para los intelectuales y los artistas que se han enamorado de la revolución, que son los que con frecuencia poseen talento y genialidad y los que con frecuencia el orden existente arrojan del paraíso y condenan a la miseria.
En 1926 conoce a Henrriete Maisse y son pareja hasta 1928 (¿o 1929?) Poco se sabe de ella, excepto que fue costurera y que amó al poeta Vallejo. En una sociedad como la francesa y en un periodo favorable al socialismo, nos da el perfil de una mujer sensible a su tiempo y al arte, y profundamente enamorada. No nos corresponde juzgar el final de esa relación.
Además de Vicente Huidobro, logra hacer amistad con personalidades del arte y la cultura: Juan Gris (seudónimo del pintor cubista español José Victoriano Gonzáles Pérez (1887 – 1927), Waldo Frank, narrador y ensayista norteamericano (1889 – 1967), y los franceses: Marcel Aymé, (1902 – 1967), Antonin Artaud, (1896 – 1948), Robert Desnos, (1900 – 1945).
Sin embargo, su interés por la política revolucionaria como necesidad vital, que lo lleva a ingresar a la militancia en las filas del APRA, y lo hace cuando éste es un frente y no un partido, que encarna la bandera de la justicia social. Por entonces los perfiles de los proyectos políticos de José Carlos Mariátegui y Haya de La Torre son uno solo. En los próximos años se bifurcarían las sendas hasta que llegan a ser dos propuestas distintas.
En 1927 Vallejo, literalmente hablando se une para siempre a Georgette Phillipart, inclusive hasta después del momento que culmina su vida física; y “más allá de su vida y de su muerte”, Georgette se convierte en la ardiente defensora de su vida y legado, aunque en algunos casos, en particular el referido a su adhesión política, tuvo apreciaciones respetuosamente discutibles.

No todos los que la conocieron la apreciaron; para el poeta Pablo Neruda, la compañera de Vallejo era “una francesa tiránica y presumida”. Sin embargo, no hay ningún ser que haya defendido con tanta pasión la memoria, el recuerdo, la trayectoria y la obra del hombre amado como lo hizo esta mujer apasionada, que logró con su solo esfuerzo un lugar digno de Vallejo en el cementerio de Montparnasse, vino al Perú a luchar y a morir.
Vallejo vive momentos de definiciones interiores. Su condición de poeta revolucionario lo hace enfrentar su vida y desarrollar su obra con una ética basada rigurosamente en sus principios y una fidelidad que lo convierte en un asceta o en un apóstol.
1927. Por un imperativo moral, renuncia a la beca que le otorga el gobierno de España y también a su puesto de secretario de la empresa La Gran Prensa Latinoamericana. Está cansado y dice: “todo esto no es ni yo ni mi vida”…
1928. Cae en enfermo y suspende temporalmente sus actividades.
Son tiempos de ímpetu revolucionario. Las miradas de los militantes y amigos del socialismo y también la de sus declarados detractores están puestas en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Ese año, en compañía de Georgette, Vallejo va hacia allá, no como un propagandista apologético, sino como estudioso y reportero. La construcción del nuevo orden lo impresiona, más aún, cuando a pesar de las trampas y los sabotajes de las fuerzas conservadoras internas y del poder monopólico internacional, obtiene contundentes victorias.
La revolución dirigida por los bolcheviques ha superado momentos duros. La guerra mundial ha arruinado la economía del país. En 1921, 5 millones de personas murieron por efecto del hambre; pese a la crisis agrícola y a la ruina de la cosecha; pese a la natural convulsión que ocasiona una revolución; pese a todo ello, los pueblos de la URSS, con el apoyo internacional, con los logros de la apertura de la nueva política económica, NEP, impulsada por el jefe de la revolución, Lenin (1870 – 1924), se logran sustantivas mejoras en la sociedad soviética.
Hacia 1926, se vislumbra un ligero crecimiento de la economía, que viene aparejado de un importante desarrollo; así, en una sociedad abrumada por el analfabetismo, que el 51 % de la población de la URSS logre aprender a leer y escribir, era sin duda una verdadera hazaña.
El reportero Vallejo pulsa la vida sencilla y cotidiana de la gente común y corriente. La revolución le da respuestas categóricas a las preguntas que se ha hecho siempre: las desgracias de los pueblos y de los trabajadores no tienen causas celestiales, tienen causas estructurales, históricas y políticas.
La construcción del orden socialista es un desafío; tiene que hacer frente a fuerzas oscurantistas y retrógradas que tratan de socavarlo y derrotarlo. Trabajar por el destino de la humanidad como opción de vida, desde la condición de poeta o de artista, lleva necesariamente a una toma de posición. Así lo entiende Vallejo y está dispuesto a convertirse en un heraldo de lo que él considera que es la nueva anunciación.
Cuando regresa a París rompe con el APRA y se afirma desde sus convicciones y sus sueños de hombre y de poeta en el socialismo. En el Perú, en la cresta de esa ola destaca la figura del Amauta José Carlos Mariátegui. Vallejo forma en París – ateniéndose a la cultura organizacional de las izquierdas - la primera célula marxista peruana en París.
Desde entonces, Vallejo va a ser doblemente golpeado y excluido por el poder, ya no sólo por su condición de poeta rebelde, sino por ser un militante revolucionario y, por eso mismo, objeto de sospecha, víctima de hostigamiento y seguimiento. Eso no lo doblega, continúa fiel a su causa, dispuesto a beber los cálices amargos, y no desviarse en lo más mínimo de esa causa.
Escribe sus ensayos “El Arte y la Revolución” y la obra de teatro “Moscú contra Moscú”, nombre que después cambia por el de “Entre dos orillas corre el río”.1930. Vuelve a la URSS como invitado de los escritores soviéticos, asiste al Congreso de Escritores Solidarios con la Unión Soviética. Tiene la oportunidad de alternar con los trabajadores de la cultura soviética, también con la gente sencilla del pueblo, pulsar la economía y los viejos y nuevos hábitos, la situación de las clases sociales, los placeres; en suma, habla no sólo de la ciudad, también se ocupa de la sociedad del porvenir.
2 de Diciembre de 1930. Vallejo vuelve a Francia pero es expulsado por el gobierno de Tardieu (1876 – 1945). Nada menos que el país cuna de los derechos universales de libertad, igualdad y fraternidad, le cierra sus puertos en razón de su militancia política e ideológica, y es que ser marxista es ser también un anticolonialista consecuente y eso para el gobierno francés es una herejía. Como dice Pablo Neruda, “los comunistas por todos sitios reciben palos, palos exclusivos para ellos”
30 de diciembre de 1930. Va a España y se afilia al Partido Comunista de ese país y que desde 1921 eran parte de la Internacional Comunista o el Komintern . Hace amistad con Rafael Alberti, poeta (1902 – 1999), Miguel de Unamuno, ensayista (1864 – 1936) y los poetas: Pedro Salinas,(1892 – 1951), Federico García Lorca, (1898 – 1936).
1931. Se proclama en un ambiente de júbilo la República. Vallejo – según confiesa su compañera – se muestra sereno y no desborda entusiasmo por ese logro. Por entonces ya es un hombre solvente en el manejo de la teoría del socialismo científico y su método de investigación, lo que le permite enseñar marxismo en algunos círculos obreros y juveniles.
Es en España donde publica su ensayo “Rusia en 1931”.
“Rusia 1931” es una obra testimonial de todo cuanto observa en su viaje. Es un reportaje no sólo acucioso sino ágil., en la misma línea de John Reed, el periodista norteamericano autor de “10 días que estremecieron al mundo”. Vallejo es espíritu, adhesión, compromiso, pero también investigación, raciocinio, deducción, análisis y crítica. Estudia y hasta prevé y advierte los peligros que el nuevo orden debe tener en cuenta.
En los primeros días de octubre de 1931 hace un viaje más –el último – a la URSS. La primera experiencia enfrenta nuevamente dificultades pero todavía las convicciones y la esperanza siguen de pie, como un pendón flameando hacia los cuatro puntos cardinales del planeta.
La primera edición de “Rusia 1931” la hace la Editorial Ulises de Madrid, España, la obra empieza con esta Nota:
“ La personalidad literaria de César Vallejo, el autor de esta obra, es conocidísima en los medios intelectuales españoles e hispanoamericanos desde el año 1919 (sic), en que comienza su obra poética con los libros LOS HERALDOS NEGROS y TRILCE. La crítica de vanguardia ha considerado estos libros de Vallejo como la iniciación de una nueva época de la poesía castellana.
César Vallejo, de nacionalidad peruana, toma parte activa en las luchas políticas de su país, siendo perseguido y encarcelado varias veces. En 1923 viene a Europa y fija su residencia en París. En 1928, su alma inquieta, sus preocupaciones diversas: poesía, sociología, vitalidad, le impulsan hacia otras rutas, y realiza un viaje de estudios por Alemania, Rusia, Inglaterra, Italia, Austria y Europa Oriental. Vuelve a París con un ansia tremenda de actividades ideológicas. Marcha de nuevo a Rusia, de donde retorna a París en 1930. Y es entonces cuando el Gobierno francés de Tardieu le persigue por sus campañas literarias contra el capitalismo mundial. César Vallejo tiene que abandonar Francia y se presenta en los círculos intelectuales madrileños con el espíritu angustiado por las nieblas de todos los caminos, con su gesto de hombre que ha sentido en sí mismo el dolor de todos los hombres, con bagaje literario y vital de la más alta alcurnia.
Ya entre y con nosotros, publica una novela, EL TUNGSTENO, sobre la explotación de los indios en las minas de su país: preocupación social de hombre actual que se llena de luz en las nuevas auroras de la Justicia. Y ahora, este libro, RUSIA EN 1931, donde se recogen las impresiones de sus estadas en la Rusia soviética.César Vallejo ha estado en el país de Stalin por su cuenta. No ha ido en misión oficial, con ninguna subvención, con ninguna representación de grupo ni de entidad política. A cuero y cara limpios. No se podrá decir por nadie que escribe este libro obedeciendo mandatos propagandísticos. Vallejo no tiene ninguna relación más o menos escabrosa con las instituciones soviéticas. Por eso los juicios que da en esta obra son los libres e imparciales de todo hombre honrado que no cuenta sino lo que visto con sus propios ojos.
EDICIONES ULISES consideran este libro como la versión más completa, más rica en facetas, más profundas, imparcial y actualísima de cuantas se han dado sobre el Soviet en Francia, Alemania, Inglaterra y España. Por ello la hemos acogido con honda satisfacción en nuestra “Colección Nueva Política”; y porque representa, además, la exaltación al gran público de nuestros lectores de un auténtico valor de nuestra raza y de nuestro idioma..- EDICIONES ULISES.”

“Reflexiones al pie de Kremlin” es un rotundo éxito editorial. Y lo es no sólo por lo actual del tema, sino también por la calidad de la obra. Sus páginas revelan a un escritor con una aguda capacidad de observación y una destreza en la redacción, que aún, ahora, quien lo lea puede sentir la atmósfera geográfica, social y espiritual de su prosa; algo que de por sí es un logro pero que en el caso de Vallejo, como corresponde a su condición de tener en el centro de sus desvelos al hombre atrapado en su sufrimiento o en su goce.
“Burgo, entre mongol y tártaro, entre búdico y cismático – griego, Moscú es una gran aldea medieval, en cuyas entrañas maceradas y bárbaras se aspira todavía el óxido de hierro de las horcas, el orín de las cúpulas bizantinas, el vodka destilado de cebada, la sangre de los siervos, los granos de los diezmos y primicias, el vino de los festines del Kremlin, el sudor de mesnadas primitivas y bestiales. Cada rincón de la ciudad lo testifica plásticamente: su plano irregular y abrupto, sus muros amarillos y blancos, las calzadas empedradas, los tejados rojos y salpicados de musgo, en fin, el decorado elemental y asiático.
Sólo que junto a las ruinas del pasado anterior a 1917, se advierten las ruinas y devastaciones producidas por la revolución de octubre y las guerras civiles que la siguieron. El bombardeo, los saqueos y destrucciones se hallan aún impresos en las puertas desquiciadas, en las ventanas rotas, en los techos volados, en los muros partidos, en los monumentos y edificios mutilados. Especialmente, las iglesias, los palacios y las estatuas sufrieron una revisión histórica implacable. Se ve que, aparte de la ruinosa ciudadela de Iván El Terrible, sobrevive allí la ruidosa ciudadela de la revolución, es decir, los vestigios de un tremendo huracán político.Pero, además de ser Moscú un conjunto de ruinas prerrevolucionarias y un conjunto de escombros de la revolución, es la capital del Estado proletario. La urbanización obrera se acelera con ritmo sorprendente...”
Hoy, cuando aquel modelo ha sufrido una derrota, que no significa desde nuestro punto de vista su fracaso histórico como sostienen los teóricos de la globalidad del sistema, la advertencia que hace César Vallejo nos sorprende:“Indudablemente, el confort material, las facilidades de rapidez y precisión con que el progreso material encauza y motoriza la vida urbana, son necesarios a la ciudad del porvenir. Mas, no basta que la sociedad produzca y consuma estos elementos de vida, al azar. Menester es que su producción y consumo se democraticen, se socialicen. Menester es socializar el trabajo, la técnica, los medios e instrumentos de la producción, de una parte; y de la otra la riqueza. El mundo de los justos no es posible sin esta doble socialización”
La editoriales se resisten a publicar sus obras, no obstante su éxito con “Reflexiones al pie de Kremlim”. Obras que había concebido en sus viajes, que de manera intensa asaltaban sus vigilias, son rechazadas: “El Arte y la Revolución”, “Lock Out”, obra de teatro en la que puso sus expectativas, “Rusia ante el Segundo Plan Quinquenal”. Todas ellas no aprobaron a los ojos de los editores que era una parte de la mirada de la censura. En todo este periplo lo acompaña el poeta Federico García Lorca, de quien se hace amigo.
El 11 de Febrero DE 1932 Vallejo regresa clandestinamente a Francia. Será la última etapa de su vida. Según Georgette, el libro “Poemas Humanos”, publicado bajo su dirección después de la muerte de Vallejo, nacen en la URSS y en París. En Francia vive de manera ilegal y con todas las privaciones inimaginables. Es el sistema el que lo está golpeando “duro con un palo y duro también con una piedra”, es el precio que tiene que pagar el poeta por no haberse encapsulado en ninguna “torre de marfil”.
Vivir en esas condiciones significa exponer el pellejo y cualquier mortal lo evitaría pero no Vallejo que es un ser íntegro, por eso ético y heroico, De modo que cuando en Francia los sectores más retrógrados empiezan a dar sus zarpazos contra los sectores populares y la izquierda, el poeta “asiste a las más peligrosas manifestaciones de aquella época contra las cruces de fuego (Partido de ultraderecha) con el riesgo de una nueva expulsión (...) o de su muerte por las balas fascistas en la Plaza de la Concordia”

lunes, 22 de septiembre de 2008

TRILCE

UNA LUZ QUE NO TODOS VEN
Por Julio Yovera B
Retorno a la tierra para ir a la Cárcel
1919. Vallejo ejerce la docencia en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe, institución educativa privada que fundara en 1840 Don Domingo Elías (1805 – 1867), y que desde 1855, el gobierno de Don Ramón Castilla (1797 – 1867) la declara escuela pública, convirtiéndose en un emblema de la educación y en centro de las ideas liberales. Héroes e ilustres personalidades como Leoncio Prado (1853 – 1883), Melitón Carvajal (1847 –1935), José Gálvez (1819 – 1866), Julio C. Tello 1880 – 1947), Abraham Valdelomar (1888 – 1919), Leonidas Yerovi (1881 – 1917), Abelardo Gamarra (1850 – 1924), entre muchos más salieron de sus aulas.
Ingresar a la docencia en un centro educativo como el Colegio Guadalupe, requiere de prestigio intelectual y académico, Vallejo lo tiene, es ya una personalidad y un poeta reconocido en el medio.
Su vida discurre entre el estudio y la creación. Mariátegui ha partido a Europa. Valdelomar ha muerto cuando entraba a la plenitud de su vida. El movimiento social, en particular la clase obrera se organiza; aparecen aunque embrionariamente las tendencias doctrinarias; hasta entonces la hegemonía del movimiento obrero la tuvo el anarquismo.
Asoma en Vallejo la decisión de salir del país, irse a París, la Meca de la inteligencia creadora y del arte. Antes de hacerlo, impulsado por una necesidad vital, retorna a Santiago de Chuco. Añora y desea respirar en familia, sentir a flor de piel el amor y la ternura de su gente, recorrer sus calles, visitar la tumba de la madre, cuyos recuerdo e imagen afloran intensamente en su ser y por eso, con esa veneración y respeto de un buen hijo, le confiesa, :
Madre, voy mañana a Santiago,
A mojarme en tu bendición y tu llanto
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
De llaga de mis falsos trajines.

(LXV, Trilce)
Su estadía coincide con conflictos que pudo ser uno de los tantos que suelen darse entre familias de provincia, pero que en este caso termina de manera lamentable; se produce un incendio y mueren dos policías y un amigo de la familia Vallejo, Antonio Ciudad. Se le culpa a César de ser uno de los responsables. Señalan sus biógrafos que las “pruebas” con la que se le acusa no son más que referencias de un santiaguino rebelde, solidario y fraterno, querendón con la gente humilde pero terriblemente sospechoso dada su condición de poeta.
Como empleado o como profesor, Vallejo ha llegado a conocer perfectamente la vida de los desheredados y fluye en él, desde sus raíces y de manera espontánea, el rechazo y la protesta contra un estado de cosas injusto. Ese “delito” lo convierte en “culpable” a los ojos de los gendarmes del sistema y es confinado desde el 6 de noviembre hasta de 1921 hasta el 26 de febrero de 1922, a la cárcel, ¡112 días de injusta prisión!
Oh las cuatro paredes de la celda
Ah las cuatro paredes albicantes
Que sin remedio dan el mismo número

(Poema XVIII, Trilce)

Gracias a la solidaridad de sus hermanos poetas y trabajadores de la cultura, logra su libertad condicional llevándose sus poemas fraguados dentro de los barrotes de la cárcel y que daría a conocer con el nombre de “Trilce”. Con el alma herida vuelve a Lima y se inserta a su labor intelectual pero convencido más que nunca que debe salir del país. La cárcel marca a los seres que la sufren, pero marca más a los que inmerecidamente son confinados en ella.
En el país, el sistema tiene fama de castigar a sus hombres críticos: Vallejo estuvo en una de ellas; lo mismo aconteció con José Carlos Mariátegui, su “delito” fue tratar de darles luz y entendimiento a los peruanos de buena voluntad y de contribuir a la creación del socialismo en el Perú; también sufrió cárcel el maestro José María Arguedas (1911 – 1969), cuyo compromiso con su pueblo y cuya aporte para entender el Perú como un país de todas las sangres, no impidió que vaya al Sexto, una de las prisiones más tenebrosas que ha tenido el país. Y lo mismo ocurrió con el historiador Jorge Basadre y con el maestro José Antonio Encinas, forjador de una propuesta educativa intercultural.
1922. Participa en un concurso de cuento organizado por la Municipalidad de Trujillo, el que gana con su obra “Más allá de la vida y la muerte”. Logra hacerse de un fondo que le serviría para la publicación de su poesía.
“Trilce”
1923. Publica con el apoyo del Grupo “Norte” su segundo libro de poesía “Trilce” y que es recibido con la más absoluta indiferencia por la crítica oficial. ¿Qué es lo que origina esta reacción? De un lado, el desprecio de las clases dominantes y sus representantes culturales con obras “raras”, sobretodo si son hechura de un creador revolucionario. De otro, la propia ignorancia y los prejuicios ideológicos de los aludidos sectores, que los hace levantar muros de indiferencia e ignorar obras valiosas.
Sólo su amigo de juventud, Antenor Orrego (1892 – 1960) , saludada a “Trilce”, y advierte que “A partir de este sembrador se inicia una nueva época de la libertad, de la autonomía poética, de la vernácula articulación verbal”. Orrego cala la esencia de una obra que no tenía antecedente en la poesía peruana y española, pues, es la primera que rompe moldes no sólo literarios, sino también gramaticales y semánticos.
Por su parte, Luis Alberto Sánchez hizo un comentario en el que refleja su extrañeza y desorientación: “¿por qué Vallejo ha escrito Trilce?, “ha lanzado un libro incomprensible y estrambótico?”.
Lo que Sánchez llama “libro estrambótico” no es más que una poesía que eleva al reino de la poesía los hechos más cotidianos, convertir en símbolos poéticos a los seres más modestos y a los objetos y utensilios más domésticos.
¿Qué se llama cuanto heriza nos?Se llama Lo mismo que padecenombre nombre nombre nombrE.?(Poema II, Trilce)
Lo logra con la maestría del creador auténtico y si hay una permanente vibración íntima, ello se debe a que la mayoría de sus poemas fueron no sólo gestados, sino también redactados en la cárcel. Vallejo pretendía expresarse de una manera original, ser una voz propia, con él mismo lo señaló, pretendía ser libre. Esa necesidad de libertad la expresa en su poesía que los estudiosos de la literatura la denominaron de Vanguardia, y que lo convierten en uno de los tres hitos de la literatura mundial contemporánea. Los otros dos fueron: Thomas Elliot, el poeta y humanista inglés, el autor de Tierra Baldía, y James Joyce, escritor irlandés, autor de Ulises. Parece increíble, que un poeta peruano, nacido en un pueblo andino, recluido en una cárcel de provincia haya podido abrir un espacio nuevo en la literatura contemporánea. Ello fue posible porque no dejó ser el hombre forjado de la savia de una tierra andina con gente ancestralmente solidaria.
Ya no reiré cuando mi madre rece
en infancia y en domingo, a las cuatro
de la madrugada, por los caminantes,
encarcelados,
enfermos
y pobres.

En el redil de niños, ya no le asestaré
puñetazo a ninguno de ellos, quien, después,
todavía sangrando, lloraría. El otro sábado
te daré mi fiambre, pero
no me pegues!

Ya no le diré que bueno.(Poema LVIII, Trilce)
En general, los poemas de Vallejo no están adornados de expresiones ni giros grandilocuentes, tampoco tienen una redacción rebuscada. “Trilce” no es una sinfonía de acústica sonora, ni una galería de metáforas coloridas, sino una fuerza íntima que golpea el pensamiento y la piel.
Aguedita, Nativa, Miguel,cuidado con ir por ahí, por dondeacaban de pasar gangueando sus memoriasdobladoras penas,hacia el silencioso corral, y por dondelas gallinas que se están acostando todavía,se han espantado tanto.Mejor estemos aquí no más.Madre dijo que no demoraría
(Poema III, Trilce)
Los poemas de “Trilce” son también como el viento que trepan por los senderos y a veces son luz que desciende como rayo veloz a los abismos.
Cielos de puna descorazonadapor gran amor, los cielos de platino, torvosde imposible. Rumia la majada y se subrayade un relincho andino.
(Poema LXIII, Trilce)
“Trilce” es tristeza intensa y dulce canto, es llanto y es alegría, es condena y es esperanza, es una obra pulsada de cotidianidad que adquiere trascendencia. Sólo quien es capaz de universalizar sus emociones personales desde una perspectiva estética intensa hace arte verdadero.
“He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sirviente, ni agua,
ni padre que en el fecundo ofertorio
de los choclos, pregunte por su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido”
(Poema XXVIII de Trilce)
“Trilce”, en suma, es la palabra desnuda de un poeta auténtico salido de un valle de la sierra del Perú, desde donde el dorso de la cordillera no roza, sino desgarra el cielo. Vallejo, en definitiva, ha encontrado en la poesía la forma principal aunque no exclusiva de expresión; lo hace rompiendo todas las formas literarias conocidas hasta entonces. Su acto creador es en sí y de por sí un acto subversivo.
Es de madera mi paciencia,sorda, vejetal. Día que has sido puro, niño, inútil,que naciste desnudo, las leguasde tu marcha, van corriendo sobretus doce extremidades, ese doblez ceñudoque después deshiláchaseen no se sabe qué últimos pañales. Constelado de hemisferios de grumo,bajo eternas américas inéditas, tu gran plumaje,te partes y me dejas, sin tu emoción ambigua,sin tu nudo de sueños, domingo. Y se apolilla mi paciencia,y me vuelvo a exclamar: ¡Cuándo vendráel domingo bocón y mudo del sepulcro;cuándo vendrá a cargar este sábadode harapos, esta horrible suturadel placer que nos engendra sin querer,y el placer que nos DestieRRa!
(Poema LX, Trilce)
En su poesía se cobija una humanidad que construyó una cultura semejante a sus montañas tutelares, inmensa y consistente, que sufre cuatro siglos y medio de sufrimiento y que sin embargo es capaz de cantar.
En su poesía brilla la luz intensa de un pueblo que en las noches escucha desde el fondo de su alma una voz que le dice que no hay razones para abatirse, que hay motivos para seguir firmes en busca de un destino mejor. Vallejo como ningún otro representa a ese pueblo, a esa especie, y por eso José Carlos Mariátegui, lo llama en los “7 Ensayos…” el poeta de “una raza y de una estirpe.” Y por eso el humanista franco norteamericano,Thomas Merton, dijo de él: es el más grande poeta universal después de Dante”.
Nos preguntamos: ¿Después de Dante?

martes, 2 de septiembre de 2008

Río Blanco crónica y canto

Una obra testimonial y poética

La resistencia de las comunidades andinas a la presencia minera en el norte del Perú, da origen a una obra poética vital y lírica, que la Editorial San Marcos – con el auspicio de la Asociación Educativa Haciendo Perú y Capulí, Vallejo y su Tierra -, ha publicado bajo el título de “Río Blanco, crónica y canto”.

El autor es Julio Yovera Ballona, docente universitario, quien ha hecho de la poesía ejercicio clandestino y testimonio de lucha de los pueblos.

‘Río Blanco, crónica y canto’ reivindica la vida en todas sus manifestaciones; pero, sobretodo, tiene un propósito: reconocer a los dioses ancestrales, que unidos al venerado Señor Cautivo de Ayavaca, se comprometen y participan en la defensa de la vida.

‘Río Blanco crónica y canto’ es una expresión de sincretismo, no sólo porque Yovera une íconos religiosos, sino porque enlaza de manera poética, historia con mito, leyenda con vida cotidiana. En esa perspectiva, todos los seres tutelares, los hombres y los ceibos, el río y los abismos, el páramo y la tierra, forman una unidad indestructible.

La obra discurre en medio de tensiones pero de quietud, de iras pero también de encuentros festivos y amorosos, de cuestionamiento al status quo pero al mismo tiempo de respeto a la patria, a las costumbres, a la democracia comunera.

Anteriormente, Yovera, ha publicado dos libros de poesía: ‘Canciones de la lluvia’, donde canta a los suyos y también a Víctor Jara, Pablo Neruda, Salvador Allende, personajes que él fusionó en su poema ‘Víctor Pablo Salvador’, publicado en los duros tiempos de la dictadura de Morales Bermúdez.

En su penúltimo libro, ‘Testimonio para Micaela’, expresó su homenaje a la comunera tallán Micaela Yarlequé Poicón, líder de la recuperación de tierras en pleno auge del gamonalismo, en Catacaos (Piura)

Como se ve, Yovera tiene bien definido el mundo al que canta. Su último trabajo ‘Río Blanco…’es una muestra de ello.

El libro se presentará en Lima, el 1º de Octubre de el Auditorio de la Derrama Magisterial, y los comentarios estarán a cargo de los literatos Danilo Sánchez Lihón y Manuel Velásquez Rojas.

¡Todos están invitados!



Teléfonos de Información: 361-2856, 995073522.

domingo, 31 de agosto de 2008

Nota/ Vallejo y los pobres de espíritu.

Vallejo el “flojo” escribió "Los heraldos negros", opus poetik que incluía un poema, que Clemente Palma, menos reaccionario y más decente que Aldo, calificó como “mamarracho”. Ironías de la vida, porque ese calificativo que pretendió colocar al poeta le dio el boleto de entrada a la inmortalidad.

Luego vino la prisión y luego "Trilce", el opus dos que trastornó el cerebro de la curia literaria de las clases dominantes del Perú. Después, se fue a Europa, ahí reafirmó su compromiso militante. Se unió a Georgette y se hizo revolucionario marxista “más por experiencias vividas que por teorías aprendidas” y, profesó un humanismo a prueba de sacrificio.

Viajó a la Unión Soviética. Escribió y publicó Rusia 1931, reportaje sobre los obreros, campesinos y bolcheviques que habían "tomado el cielo por asalto". Después, escribió otras obras: "Rusia ante el segundo plan quinquenal"; posteriormente, "El arte y la revolución", un tratado sobre ética y estética.También escribió La piedra cansada, Lock Out, Colacho Hermanos, piezas de teatro escritas con el deliberado propósito de hacer pensar.

De sus recuerdos de una sociedad polarizada emerge Paco Yunque, que la editorial CENIT, después de solicitárselo no lo aceptó porque era “muy triste”. Vallejo, ético, no cambió ni una coma.

España, aparte de mí este cáliz, el canto más conmovedor, de fe y esperanza sobre la guerra civil española fue otro de sus libros.

Se dice que los republicanos llevaban en sus mochilas de combate aquel manojo de vida, convencidos que luchaban por “el pan y la belleza”.

Escribió “El Tungsteno”, la novela que enjuicia a las Majaz y Yanacocha con agudeza de profeta, y también cientos de artículos periodísticos sobre diversos tópicos y amplia versatilidad.

¿Vallejo agente rentado del comunismo ruso? lo dice sin ningún miramento el jefe del aprismo y lo repite Aldo ¿tan ignorante es el escribidor o es que su cerebro no concibe que el amor al ideal nace del gran amor al ideal?Poemas Humanos y Poemas en Prosa son libros de un hombre que juzga al sistema sin hacer apologismo. Por cierto, remecen a los nueve monstruos y llama a la humanidad a que se ponga el sol y luche por el día.

¡Los sectarismo ideológicos vuelven estúpidos a los seres humanos! ¡Por eso existen los Aldo!¡Por más que los miserables, aunque sean directores de diarios, escriban y desparramen odio, jamás alcanzaran el tobillo de Vallejo!A ver si el escriba de los grupos de poder, al final de sus días, con buena paga y con libreto de notas y temas inducidos, escribe siquiera el cinco por ciento de lo que escribió el poeta. Hablo de cantidad, porque hablando de calidad los escupitajos del escriba no tienen mejor destino que el discurrir del alcantarillado.

Vallejo es granítico y sus adversarios de todas las edades ni más ni menos que relacionistas públicos del poder.

jueves, 28 de agosto de 2008

domingo, 24 de agosto de 2008

Artículo/ El cronista peruano Felipe Huamán Poma de Ayala

En la obra de Felipe Huamán Poma de Ayala hay una crítica a la explotación de los indios a manos de la administración creada por los conquistadores españoles, a la que se añaden las propuestas del autor para darle fin al estado de cosas e impedir así la definitiva destrucción de la vida comunal indígena.

Y es que la cultura peruana ancestral ha sido agredida por el poder dominante, que impuso no sólo una explotación económica y política, sino también su dominación ideológica, cultural y mental.

La “extirpación de idolatrías”, por ejemplo, buscó arrancar del alma y el pensamiento del poblador nativo todo vestigio de cosmovisión andina.
Con el pretexto de “convertir a los indios en humanos y cristianos” se les impuso métodos aberrantes aplastando su derecho a ser.

Considerando la época en la que desempeñó su oficio es digno de relevar el esfuerzo de un personaje que tuvo el valor y la perseverancia para ir por caminos y pueblos de un mundo abismal, ejerciendo el más peligroso de los oficios, el de cronista, que es como decir en estos tiempos, un periodista de investigación histórica.

A Felipe Huamán Poma de Ayala debemos uno de los más descarnados testimonios de la sociedad colonial. Se admite que nació en Parinacochas, Ayacucho (1530?) y que murió poco después de 1615, a poco tiempo de concluida su obra.

Sin embargo, y por eso hablamos de olvido deliberado; casi nadie se acuerda y menos valora a este peruano, que es más trascendente que muchos de los periodistas funcionales a una sociedad pacata y a una Lima frívola, convertidos, sin merecerlo, en “paradigma” del periodismo.

“ La Nueva Crónica y Buen Gobierno”, nombre de la obra magistral de Huamán Poma, fue escrita entre los años 1,585 a 1,615. Se publicó recién en 1930 en Francia.

Se sabe que el manuscrito de esta obra, que es una fuente histórica de primer orden para el pueblo, está en la Biblioteca Real de Copenhague, Dinamarca, sin duda ante el interesado olvido de las clases criollas dominantes.

315 años de silencio. ¿Por qué?, porque los dibujos y los textos son una denuncia contra un sistema y un régimen de oprobio, y porque el cronista es un andino, “un indio de…”, como diría Bedoya Ugarteche, el desenfado e ignorante articulista de un periodiquillo del medio.

El cronista Huamán Poma de Ayala dejó 400 dibujos y 1,200 páginas de un testimonio histórico que nos hace ver cómo las castas coloniales impusieron un dominio omnímodo a los sectores nativos, que sufrieron – lo leemos en el texto y lo vemos en los dibujos – el látigo y el desprecio. En esa barbarie, el poder eclesiástico actuó como verdugo.

El anonimato y la sombra que se ha tejido sobre su vida, no merman en lo mínimo la vida y obra de este peruano que tiene la misma dimensión de Gracilazo Inca de la Vega , de José Carlos Mariátegui, de César Vallejo y de José María Arguedas.

Su aporte es un hito fundamental de nuestra identidad, que hoy pasa a ser de capital importancia en el proceso de construcción de un Proyecto Nacional de Desarrollo.

Y es que, si se trata de avanzar en la construcción de la nación peruana, en un contexto de globalización de una economía que empobrece y de una cultura occidental que avasalla, los componentes históricos y culturales, son fundamentales para darle sentido de pertenencia a lo que es la peruanidad como identidad y como valor.

Modificado el ( domingo, 26 de agosto de 2007 )

miércoles, 13 de agosto de 2008

El maestro Julio C. Tello *

Mi aprecio por el maestro

Como ocurre con todos los estudiantes peruanos fue en la escuela, en el curso de Historia del Perú, que supe de un hombre extraordinario llamado Julio C. Tello. Mi viejo profesor poseía el extraordinario don de la palabra, de modo que quienes éramos sus alumnos sentíamos espontáneamente y con un elemental conocimiento de causa admiración por nuestros héroes.

Mi viejo profesor los presentaba a cada uno de ellos triunfantes y dignos en un contexto donde la imaginación hace lo suyo. Son los tiempos en que cada uno de nosotros empieza a sentir una emoción y un pálpito de amor hacia lo nuestro, frutos del acto sublime de una docencia que cultiva valores y sentimientos por una patria que, como decía el poeta Javier Heraud, “es hermosa como una espada en el aire”.

Nuestro sabio, nacido el 11 de abril de 1980, ocupa, con razón, un lugar destacado en nuestra historia. Sin su aporte, parte sustantiva de nuestra identidad todavía permanecería oculta y desconocida.

A mí se me ocurrió comparar al sabio con los arrieros de mi tierra, aquellos que transitaban infatigables por los caminos del tiempo, aunque eran evidentes las diferencias: los arrieros unían pueblos y caseríos, yendo y viniendo con sus bultos y afanes. En tanto, Julio C. Tello indagaba las huellas del pasado para encontrar las raíces de nuestra identidad, unir nuestra historia al presente y desde ahí proyectarnos al porvenir. Ese fue su aporte más trascendente.

A él y a sus investigaciones debemos el conocimiento de un pasado que nos dio orgullo y estima. Hasta antes de él nuestro pasado no era investigado con el rigor de la ciencia; los prejuicios y complejos nos impedían ver la grandeza y el legado de nuestros pueblos autóctonos.

Julio C Tello fue descubriendo nuestra identidad, aportando significativamente a ese proceso no concluido de construcción de la nación peruana. El sentó las bases de una obra lamentablemente descuidada y abandonada, pues, la investigación científica no es precisamente prioridad de los gobiernos. Es más, carecemos de políticas educativas que promuevan la investigación. En un medio indiferente y en cierta formal hostil, Julio C. Tello inició su apostolado, puso todas sus energías y su capacidad al servicio de la causa del conocimiento de las culturas del Perú antiguo.

Sus raíces populares

Julio C. Tello a lo largo de su carrera tuvo la convicción del verdadero maestro. Su visión y teoría del origen de la cultura peruana no parten de prejuicios ni de dogmas, sino del resultado de un quehacer serio, de una acción a la que se dedicó con tenacidad y mística.

Para él el conocimiento, en tanto es producto de la investigación científica, requiere de la fusión de teoría y práctica. Actitud notable, pues, en el contexto de la época, y no obstante que se había producido el movimiento por la reforma universitaria, la enseñanza palidecía de academicismo.

Julio C. Tello hizo suyo el llamado de la intelectualidad y juventud progresista y renovadora, quienes demandaban una Universidad ajena al pensamiento escolástico, propio de la atmósfera colonialista en la que se sumió la educación peruana a lo largo de nuestra historia republicana, con escasas y notables excepciones.

Como investigador y como maestro fue producto de sus raíces andinas y, obviamente, de su formación científica. No podemos entender la identidad y la personalidad de este ilustre peruano al margen de la tierra que lo vio nacer. Su pueblo, el de los viejos y aguerridos yauyos, goza de reconocido prestigio.

Desde los tiempos de las culturas prehispánicas al pueblo de Huarochirí se le reconoce como la tierra de pobladores cuyas raíces son tan sólidas como las piedras de su geografía. En la memoria colectiva, un sitial de honor lo ocupan la lucha de un pueblo que en la época del colonialismo resistió a lo que se conoce como la extirpación de las idolatrías y que fu un verdadero genocidio contra los pueblos nativos.

Los testimonios orales y escritos dan cuenta de la existencia de un espíritu rebelde que mantuvo viva la hoguera de la dignidad y de la lucha. El pueblo de Huarochirí participó activamente en la campaña a favor de la Independencia.

El pueblo de Huarochirí saboteó con ingenio la presencia de los invasores del sur y se convirtió en base de apoyo en la época heroica de la resistencia que realizó Andrés Avelino Cáceres.Ese es el pueblo que engendró a Julio C. Tello.

De modo que si hay que reconocer un proceso decisivo de endoculturación en la personalidad de Julio C Tello, éste proviene – ¡ qué duda cabe!- del pueblo que lo vio nacer. Pueblo que, por lo demás, conserva su identidad, su solidaridad, su cultura y sus manifestaciones artísticas.

Quien conozca, aunque sea parcialmente la Provincia de Huarochirí, sabe que su configuración agreste y hermosa ha modelado lo esencial de su cultura ancestral: los caminos, acueductos y construcciones de piedra de tiempos inmemoriales todavía continúan dándole servicios al pueblo. En las festividades todavía se pueden apreciar a los danzantes avelinos, que la tradición popular conserva y reconoce como el baile de los guerrilleros y soldados de Cáceres.

Así pues, pese a que el imperialismo cultural nos arremete y pretende desmemoriarnos, es reconfortante constatar que algunos pueblos como el de Julio C Tello han sabido conservar sus costumbres, que es una forma de conservar y fortalecer la identidad.

Racionalidad y Emoción

Nuestro personaje fue un estudioso apasionado de las culturas del antiguo Perú. Viajó por todas las regiones de la patria, investigó y sistematizó.

A los hombres de ciencia se les tiene como seres ajenos a la pasión, Julio C Tello es la personificación de un hombre cuya racionalidad no diluyó sus emociones. Sus biógrafos reconocen que en muchas ocasiones refería con orgullo su condición de indio. El sabio huarochirano más que un indio era un mestizo o, en todo caso, mestizo preponderantemente indio, que es como de define así mismo el maestro Oswaldo Guayasamín, también de raíces nativas.

Julio C. Tello es la expresión de nuestras culturas ancestrales. Al margen de cualquier visión prejuiciosa, Tello, igual que Felipe Huamán Poma de Ayala rescata y revalora las raíces andinas y autóctonas, como lo hizo también en el plano de la literatura el autor de “Todas las sangres”, José María Arguedas.

A finales de siglo, es evidente que nuestra condición de país mestizo es el patrón de unidad de nuestros pueblos.La época de Julio C Tello fue una época de marginación y subestimación al indio. Lamentablemente en algunos sectores no ha variado en lo sustancial esa visión.

Julio C Tello, en un medio adverso y racista, no sólo no escondió su origen, sino que lo mostró orgulloso, como mostró su sencillez de hombre de pueblo y como mostró también su convicción de hombre de ciencia.

No hubo en él ningún sentimiento ni complejo de inferioridad, con su ejemplo parece decirnos, la ciencia no tiene prejuicios, podemos acceder a ella siempre y cuando nos preparemos y nos atrevamos a transitar sus vastos caminos. Julio C Tello fue un hombre con actitud constante y perseverante en el proceso de observación y estudio de nuestras culturas.

Con la disciplina del estudioso va constatando sus hipótesis. Ese es el proceso de sus deducciones. Aquí también hay un hecho admirable, para él la investigación hay que asumirla como un compromiso que no se agota en el syllabus ni la exigencia para obtener el grado. El hace de la investigación no una parte ni una forma de vida sino que es su vida misma.

Quienes han hecho las primeras evaluaciones del aporte de Julio C Tello, respetables y reconocidos peruanos, lo consideran como parte de una trilogía que conforma junto a José de la Riva Agüero y Francisco García Calderón. No pretendemos invalidar en absoluto este punto de vista pero queremos precisar que, a nuestro modo de ver, por su práctica social, el maestro Julio C. Tello tiene la misma significación del Amauta José Carlos Mariátegui Lachira, independientemente que no tengan elementos comunes desde el punto de vista doctrinario.

Los dos maestros han hecho aportes decisivos a la forja de “un Perú nuevo, dentro de un mundo nuevo”. Los dos pensamientos son imprescindibles para quienes se interesen en conocer con el rigor de la ciencia la sociedad peruana.

Hombre Solidario

Un suceso poco conocido y nada divulgado por quienes se han dedicado a estudiar la vida y la obra de Julio C Tello se refiere al rol que cumplió el maestro en los sucesos que tienen que ver con una protesta popular que se conoce como la tragedia de Tamboraque.

Eran los primeros días del año 1932, los comuneros de San Mateo de Huanchor, pueblo ubicado a 3,200 m.s.n.m., cerca del imponente Ticlio, cansados de la impunidad con la que actuaba la empresa minera Proaño que venía agresivamente contaminando con relaves y gases tóxicos el medio ambiente y las aguas del río Rimac, se levantó en protesta, después de haber agotado todos los medios legales. El pueblo tomó el camino de la acción directa para poner fin al abuso. Y, efectivamente, los comuneros llegaron a la planta minera y destruyeron las instalaciones.

Esa fue una acción justa, pues, de otro modo, la vida se habría extinguido en esta parte del país. Los testimonios periodísticos de la época dan cuenta que la flora se extinguía, extrañas enfermedades atacaban y mataban a los pobladores, en tanto que las aves desfallecían en pleno vuelo.Posteriormente aconteció lo que ha sido común en nuestra historia: los levantamientos populares terminaron ahogados en sangre y fuego. El acto de Tamboraque no fue la excepción.

La protesta trajo la represión y la represión dio como corolario cinco muertos, que la historia oficial ha relegado y que, felizmente, la memoria colectiva los ha rescatado del olvido. Hoy sus nombres y su ejemplo son reconocidos como mártires de la lucha a favor de la defensa de la vida y del medio ambiente.

La historia no termina ahí, muchos pobladores considerados por las autoridades como cabecillas o activistas del movimiento fueron llevados presos a la ciudad de Lima. Se inició entonces una cruzada por la libertad de los detenidos. Para hacer efectiva la gestión ante la autoridad se formó el Comité de Ayuda de los Detenidos, el mismo que integró Julio C Tello. Este hecho demuestra que nuestro sabio no era de ninguna manera, como cierto sector pretende hacerlo aparecer, un hombre ajeno a toda identificación con la lucha de los suyos. La verdad que el compromiso de Tello con su pueblo tuvo raíces sólidas y duraderas.

En los años que estuvo en el Parlamento (1919 - 1929), cumpliendo funciones de diputado, su interés estuvo centrado en hacer que el derecho a la educación se extendiera al sector rural. El, que había adquirido los primeros conocimientos en la escuela del Estado, sabía que muchos talentos del pueblo se pierden como consecuencia del abandono y de la indiferencia, por eso fue que dedicó su esfuerzo y su tiempo a gestionar la creación de varias escuelas para su provincia; a la vez impulsó la necesidad de una reforma de la educación secundaria y universitaria. Obras que lo muestran como un hombre preocupado y comprometido con el desarrollo educativo y cultural de su comunidad. Y sobretodo se dedicó a legislar en defensa del patrimonio cultural.

Su ejemplo en estos tiempos

La vida de Julio C Tello es un ejemplo para los que consideramos que la patria no es una mercancía, como lo supone el modelo de dependencia “moderna” que conocemos como neoliberalismo. Ser buen discípulo y seguidor de la línea de vida y la obra del maestro Julio C. Tello requiere asumir como compromiso irrenunciable la defensa de nuestro patrimonio cultural, el mismo que actualmente corre el riesgo de ser subastado al mejor postor desde el propio gobierno.

Hay razones para alzar nuestra voz de protesta y ojalá que quienes sentimos que el Perú es nuestro país, nuestra patria, y que felizmente somos la mayoría, levantemos una propuesta de defensa irrenunciable de nuestro patrimonio.Los peruanos sentimos preocupación legítima por nuestro futuro, las amenazas penden sobre nuestros bienes culturales.

El mejor homenaje que podemos hacerle a Julio C. Tello es vertebrar una organización de peruanos comprometidos con la defensa de nuestro patrimonio arqueológico y la defensa de nuestra identidad cultural. Estamos seguros que si el maestro Julio C Tello estuviera entre nosotros asumiría, sin ningún reparo, la protesta contra un régimen que pretende privatizar nuestros bienes culturales, dejando de lado opiniones libres de cualquier sospecha de ser de “opositores interesados”, como es el caso de la UNESCO. El mejor homenaje que podemos hacerle al maestro Julio C. Tello no tiene por qué quedarse en el formal reconocimiento de su vida y su obra. En todo caso, hay que diferenciar los “homenajes” de los homenajes. Los primeros no son más que un saludo a la bandera, que suelen hacerse para ocultar lo más sustantivo del pensamiento y la obra de Julio C. Tello. Los otros, los homenajes de quienes asumimos la defensa de nuestra identidad cultural y pugnamos por la construcción de un Perú que pueda acceder al desarrollo y al progreso, son los que interesan. Somos concientes que honrar la memoria del maestro es defender los bienes de nuestro país y denunciar, rechazar y oponernos a todo intento de saqueo.

Sharuko y Mec non

Me viene a la memoria los tiempos en que mi viejo maestro nos relataba los afanes de nuestro sabio. Verdad que por esos años no tenía una visión más o menos integral del aporte de Julio C. Tello. En la medida que me fui formando se acrecentó mi admiración por este ejemplar Amauta.

Cuando fui estudiante de primaria, Huarochirí era un nombre que me resultaba lejano y misterioso. Por razones comunes a la de todos los hombres que buscan nuevos horizontes, dejé mi valle y sus arenales. Y desde hace buenos años, transito por los caminos de la Provincia de Huarochirí.

He llegado a conocer parte de su historia y de su cultura. En algunos lugares aún sobreviven algunos vocablos de nuestros ancestros. En mi cultura tallán hay uno que hace referencia al mito de un ave sagrada capaz de avizorar la lejanía a través de la oscuridad. Su nombre es Mec Non. El que mira bien el horizonte es un Mec Non. En el pueblo de Julio C. Tello el vocablo Sharuko hace referencia a la tenacidad. Los paisanos de Julio C. Tello narran que sus contemporáneos lo llamaban Sharuko, es decir, arrollador, tenaz, sobresaliente.

De modo que para mí, que sigo y seguiré estando orgulloso de mi condición de descendiente tallán, el maestro Julio C. Tello es un Mec Non, es decir el hombre que desde el pasado no vio “ruinas”, sino el porvenir brillante de su pueblo. Ello, naturalmente, sin que deje de ser un Sharuko.Palabras FinalesLos nuevos vientos de la globalización no sólo traen conocimientos, también traen “novedades” que algunos asimilan sin un proceso previo de análisis; y concluyen que ha pasado el tiempo de las naciones.

No estamos de acuerdo con esta teoría, no en tanto postula una globalización donde la única cultura que vale es la de los sectores dominantes. No estamos de acuerdo con quienes pretenden ocultar y negar nuestras raíces. Esa es una forma de agresión que no aprobamos ni aceptamos. Planteamos, por el contrario, volver a nuestras raíces. Es una forma segura de afirmar nuestra identidad de peruanos.

Está pendiente una gran tarea: construir la nación peruana. En esta cruzada tienen un lugar de honor todos los peruanos de origen indio o no, preponderantemente peruanos que al margen del problema racial, se sientan comprometidos con un Proyecto Nacional, que ponga por encima de cualquier otro interés la forja y defensa de la nación peruana. En esta unidad amplia no cuentan razones doctrinarias ni raciales. Importa sí que los peruanos de buena voluntad nos comprometamos con esta propuesta. Este sector nacional, de vasta base popular y democrática, tiene la responsabilidad de levantar y construir una alternativa que avance a la afirmación de un proyecto que valore nuestra condición de país pluricultural y multilingüe.

lunes, 11 de agosto de 2008

Guayasamin o las manos de tres mil años de historia




Entevista de Julio Yovera B *

Oswaldo Guayasamín (O.G.) es probablemente el pintor más trascendente de nuestro continente. Su obra vasta, de extraordinaria calidad y su compromiso permanente por los destinos de nuestros pueblos y de la humanidad toda lo definen como un hombre extraordinario del siglo XX.

“En Contacto”(E.C.) conversó con el maestro. Estamos seguros que sus palabras habrán de nutrir nuestros ideales y esperanzas.

E.C.- Debo decirle que admiramos su obra. Hay en Usted una actitud de vida que valoramos enormemente. Nos hemos informado que el origen de su apellido es la fusión de dos vocablos, uno quechua, el otro de la cultura aborigen de su país...

O.G.- El quechua lo hizo José María Arguedas, quien dijo que Guayasamín significa “Ave blanca volando”, y la del reino de Quito quiere decir “Casa de la Sabiduría”, que no la uso porque es una pedantería tremenda.

E.C.- Tomás Borge es su libro “El Arte como Herejía”, una las dos definiciones de un modo muy original y dice: “Guayasamín, ave blanca que vuela a las casa de la sabiduría”.

O.G.- Ah, caramba, no lo he leído, qué bueno...

E.C.- Todo artista, todos los seres humanos, optan por hacer algo en este mundo, ¿qué hechos motivaron a Oswaldo Guayasamín a optar por la pintura?

O.G.- No sé hacer nada más, no sé hacer nada de nada. Lo único que sé hacer es expresarme a través de mis manos, pintando. Pinto desde los seis años o siete años, y no he dejado de hacerlo jamás, porque es la única manera de expresarme, es la única forma de decirle a los demás lo que siento, lo que veo, lo que pienso.En ese contexto puede expresarme de dos maneras: de experiencias y emociones de piel adentro, y las cosas de piel afuera. Quiero expresarme así. Digamos que mi ira, mi soledad, mi esperanza, mi amor, mi ternura, son propias de mí mismo y que siento desde que soy niño; eso es lo que yo llamaría de piel adentro. Y todos los acontecimientos que han sucedido mientras he vivido, como la Guerra Civil española, los campos de concentración, las bombas atómicas, las guerras de la ex Yuguslavia, todos esos acontecimientos son de piel afuera.Al pintar trato de hacer una especie de comunión entre las dos cosas. Si la experiencia personal, digamos de mi niñez, que fue de una pobreza y de una miseria espantosa, con un apellido indio, esto es posible, digamos ligarlo con un suceso mundial, por ejemplo, con lo de la ex Yuguslavia, esos grupos humanos que mientras vivía Tito todo iba bien, y cuando muere, todos esos seres se vuelcan hacia una violencia inimaginable, entonces eso me conmueve a mí, quizás porque tengo la experiencia de la discriminación racial desde ni niñez. Estas cosas se fusionan y puedo pintar un cuadro sobre eso. Es así mi vida.

E.C.- Digamos entonces que el arte, en este caso la pintura, además de traducir un hecho vivencial, de piel adentro como Usted lo llama, trasmite hacia fuera un mensaje, un mensaje de ira, pero al mismo tiempo un mensaje esperanzador.

O.G.- A veces, muchas veces, pienso que la esperanza se ha perdido, por ejemplo, cuando veo acontecimientos como los de Chechenia.En la ex Unión Soviética todos esos pueblos estaban trabajando para un bienestar universal, aunque hubieron grandes equivocaciones. Ahora que se han disuelto vemos una Chechenia terrible, brutal. Todas estas cosas son mensajes que recibo y las trato de expresar en mi pintura.La parte importante es que yo trato de hacer una plástica de gran poder pictórico; trato de expresarme con una fuerza casi incontenible de técnicos, de texturas, de colores. Además, doy un mensaje, trato de dar un mensaje, un recuerdo de lo que ha sucedido para que la gente no vuelva olvidar. Esa es mi esperanza.Cuando ven mis cuadros mucha gente se pone a llorar, ojalá que esa angustia que producen mis cuadros sirva para que una cosa así no vuelva a repetirse. Esa es mi aspiración. Hace unos tres años hice una enorme exposición en Buenos Aires y entraron un grupo de mujeres, yo no sabía que eran las Madres de Plaza Mayo, y una de ellas empezó a gemir ante mis cuadros, y las demás, unas veinte señoras, empezaron a llorar. Esto fue el mejor homenaje que he recibido en mi vida. He recibido homenajes de todo tipo, doctorados honoris causa por montones, medallas, pero el hecho de ver llorar a la gente con mis cuadros es el más grande homenaje que he recibido como pintor.

E-C.- Permítame un comentario: el maestro Guayasamín recibe la influencia de su tiempo, pero, además, testimonia el tiempo que no vivió, ¿Cómo cree Usted que la historia influye en la vida de los artistas?

O.G.- Yo soy un indio o, más bien, un mestizo aindiado porque mi padre es un indio puro y mi madre es mestiza, o sea que, digamos, tengo un 75 u 80 por ciento de sangre india. Hay tres tipos de mestizaje: el mestizo blanqueado en donde el padre es español y la madre una indiecita mestiza; hay los mitad y mitad, padre y madre española o algo así; y los que son como nosotros, de padre indio y madre mestiza que ha dado un porcentaje de sangre india mayor.

E.C.- Los que somos más indios debemos estar orgullosos de donde provenimos, ¿Cómo ha marcado esta realidad al maestro Guayasamín?

O.G.- Bueno, es la fuente de todo. Como dije unos días atrás, yo sólo siento que soy una mano ejecutora, que todo viene dictado desde más de diez mil años de cultura. Claro que tenemos el arte contemporáneo, la pintura de la Colonia y toda es influencia, pero básicamente lo mío son diez mil años de cultura. Tenemos un peso cultural extraordinario y yo no soy sino un ejecutor, mis manos son ejecutoras de un mandato muy antiguo.

E.C.- ¿Se reconoce la mano y el corazón de esa cultura?

O.G.- Exactamente. En 1944 o 1945 iba a ser una exposición a Chile; viajaba por tierra y llegué a Trujillo, una ciudad muy linda donde me quedé unos días, entonces, me contaron que muy cerca de Trujillo existía un templo llamado Sechín, y fui. Allí me encontré con una cosa excepcional; para mí es uno de los templos más grandes de la Tierra. Es la historia de dos ejércitos pre colombinos que se enfrentaron, y la descripción de la batalla era de cabezas cortadas, ojos sangrantes, bocas gritando, cuerpos cortados, manos, piernas. Todo era una cosa genial. Cuando vi eso dije: “yo estuve trabajando aquí; yo formé parte de los trabajadores, yo estuve aquí”. La sensación más neta de haber estado con cincel haciendo todo eso. Por eso cuando me preguntan qué edad tengo digo: tres mil años. Yo nací allí. Tengo tres mil años, señor.

E.C.- Tres mil años. Le quedan miles de años más.

O.G.- Ojalá, además, esto de la edad es lo más pasajero. Según los jíbaros, del oriente de mi país y que también corresponden al Perú, tengo 22 o 24 años. Según el calendario lunar de las 17 lunas de los mayas tengo como 45 años. Según el budismo creo que llego a 60. Es en el calendario occidental cristiano que tengo 78. Pero en mí tengo 3 mil.

E.C.- La humanidad, de pronto, cambia sus paradigmas. Los teóricos del sistema señalan el “fin de las ideologías”, decretan el “fin de la historia” y los “funerales” de los modelos solidario...

O.G.- Es lo que inventa el imperialismo para jodernos. En un momento inventó darnos plata, lo de la deuda externa, nos repartían migajas a los países pobres. En mi país en esos momentos había una dictadura militar, vieron el dinero, se hicieron construir grandes haciendas, clubes privados lujosos y jamás le llegó nada al pueblo, todo quedó en sus manos. Ecuador ha pagado ya dos veces y medio el capital recibido, y sin embargo, la deuda externa ha seguido creciendo; actualmente no podemos pagar ni los intereses.Ahora se les metió la idea de la privatización. Claro que siempre hay una empresa “nacional” que compra las comunicaciones, la electricidad, la energía, etc., pero detrás de todo eso está el capital norteamericano. En algún momento, cuando sean poseedores de todo nos paralizan el país como les dé la gana. Ahora nos tienen cogidos pagando la deuda externa, pagando intereses eternos. Nos tienen agarrados del cuello.

E.C.- Las clases dominantes de nuestros países coinciden: el mismo menaje, las mismas recetas. El amo dicta, el títere aplica.

O.G.- Claro, atrás de eso está el capital también. Las empresas del teléfono o del petróleo cuestan tanto que no creo que hayan capitales nacionales para comprar esas cosas. En todo caso, existen “burropies” como decimos en mi país, pero el gran capital está detrás del imperio. En el momento que hay una posibilidad de reacción nuestra, del pueblo, nos paralizan el país con una facilidad asombrosa.Recordemos lo que hicieron con las dictaduras militares, recordemos la época de Pinochet. Se hizo un programa que se llamó Ayuda no sé qué, se inventan tantos nombrecitos, y fracasó, querían “prestar” dinero, querían “ayudar” a los pueblos y fracasaron, y como fracasaron, entonces, se dieron pases a las dictaduras militares. La CIA estableció dictaduras militares en toda América Latina. Y en Brasil, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, exterminaron a la juventud, acabaron con la juventud progresista de nuestros países que ahora deberían ser gobierno. En este momento prácticamente somos un continente sin cabeza. Toda la juventud fue arrasada violentamente por las dictaduras militares.

E.C.- Frente a una situación así, ¿qué recomienda Usted a las nuevas generaciones? ¿a los jóvenes?

O.G.- Yo lo dije hace dos días, se lo dije a un periodista muy importante de aquí, el señor Hildebrandt, que la única manera de salvarnos de este acogotamiento del imperio es ser un solo país desde México a la Patagonia.Felizmente las fronteras son muy jóvenes, de 180 años apenas, además fronteras completamente absurdas, arbitrarias, de los independentistas, de los dueños de haciendas, porque cada uno quería su pedazo. Esa fue la tragedia de la Independencia. Aparte de Bolívar, de Santander, de Sucre, nadie sabía ni leer ni escribir. Cuando sacaron a los españoles se dividieron la tierra, y habían familias que tenían haciendas, por ejemplo, en mi país, de la cordillera oriental a la cordillera occidental, y dentro de esas haciendas habían centenares de pueblos indios que los convirtieron en esclavos hasta ahora. Esa fue la falla terrible de la Independencia. Felizmente, le digo, son fronteras jóvenes.Si comparamos con lo que está sucediendo en este momento en Europa Occidental, países con tradición milenaria, con lenguas diferentes, con costumbres ancestrales, lenguajes ancestrales y fronteras ancestrales; sin embargo, se están uniendo ahora para crear un poder económico que enfrente a los dos poderes: al japonés y al norteamericano. Tienen ya un Congreso, van a tener una moneda común en los próximos cuatro años. Todas las condiciones particulares de cada país han sido dejadas de lado para crear un nuevo centro potencial.Nosotros, que desde México a la Patagonia hablamos un mismo idioma, que tenemos un mismo antecedente pre colombino (porque los quechuas, los mayas, los aztecas, se comunicaban normalmente), de diez mil años de cultura, podemos hacer posible un solo país. Es importante lentamente empezar a borrar las fronteras y pensar que somos un solo continente, pensar en una fortaleza, pero no de aviones, de barcos de guerra, de cuarteles, de tanques, sino hacer una fortaleza de cultura tremenda. Sólo así nos tendrán en cuenta, de lo contrario, seguiremos siendo cogidos de la garganta por el imperio.

E.C.- Ese propósito requiere de la unión de los pueblos. Las burguesías nativas no tienen capacidad para impulsarlo.

O.G.- No, no. Esta obra es para el pueblo. Nosotros acabamos de bajarnos a un presidente. El país parecía muerto, cansado; pero este presidente empezó a robar, a hacer una vulgaridad tremenda, y, carajo, el pueblo salió a las calles, millones a las calles, y lo sacaron.

E.C.- En el caso de nuestros países, las clases dominantes han promovido interesadamente conflictos que enfrentan a dos pueblos hermanos...

O.G.- Claro, claro, son ellos y los vendedores de armas, el imperio. En el imperio, digamos, anteriormente, eran constructores de automóviles, Ford, Chevrolet, pero ahora todos los países producen automóviles, pequeños y grandes países, entonces, el poder económico de producir automóviles ya no está en sus manos. El poder de la tecnología, la televisión, la radio, está en manos de los japoneses. La única industria bestial que les queda a los norteamericanos es la industria de la guerra. Inventan un nuevo avión y todos los anteriores pasan a ser chatarra, y las fábricas se llenan de chatarra y la chatarra es lo que nos venden. Ellos son los promotores de las guerras, de los conflictos.

E.C.- Avizora una salida al problema fronterizo de nuestros países?

O.G.- Sí, hay una salida, ser un solo país, un solo pueblo. Por decir esto me han dicho utópico, pero, en todo caso, no renuncio a esa utopía.

E.C.- En nuestro calendario, nos toca enfrentar el siglo XXI, ¿Le motiva este hecho alguna reflexión?

O.G.- Mi preocupación permanente es el destino de la humanidad, pero no por razones de calendario. Aquello que se le quiere dar viso de “fin de siglo” es solamente occidental y católico; pero, en China hay otro calendario. Además, el catolicismo es una religión muy pequeña. El mahometanismo, el budismo y todos los que no tenemos religión somos otras millonadas. En conclusión, mi pasión es el hombre y su destino, al margen de cualquier otra consideración de tipo religioso o de una calendario formal.

E.C.- Supimos que la Fundación Guayasamín organizó el encuentro “Todas las voces, Todas”, con cantores de dimensión mundial como Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Alberto Cortés, etc., ¿Qué motivó este suceso?

O.G.- Bueno, los mejores cantantes del Continente fueron a cantar a Quito, en ayuda de LA CAPILLA DEL HOMBRE.


E.C.- ¿Cómo va ese proyecto?

O.G.- Estamos terminando la construcción. Es una construcción de cuarenta metros por cuarenta metros, y, el piso del fondo, dentro de la tierra (hay un subterráneo), es un espacio de unos diez metros entre el suelo y el tumbado y, después, al ras de la tierra hacia arriba hay otro cuerpo que es de la misma arquitectura.El arquitecto soy yo, aprendí cuatro años de arquitectura y estoy dirigiendo la construcción de este edificio inmenso. Digamos que no es una Capilla, es una catedral. Dentro hay murales realizados por mí y nadie más. Sólo yo y un muchacho que me ayuda a coger las cosas donde pinto, de trasladarlas de lugar, pero todo lo hago yo, y espero terminarlo. Trabajo desde hace doce años en esto. No todos los días, pero sí reuniendo dibujos para LA CAPILLA DEL HOMBRE.Hace seis años presenté a la UNESCO, A Federico Mayor, los proyectos, acuarelas, planos, maquetas de la CAPILLA, y Federico Mayor y el grupos asesor declararon a este proyecto el más importante de nuestro siglo. Así que esto marcha y espero que esté terminado, no sé en el primer año del próximo siglo, pero será inaugurado un 24 de Julio.

E.C.- ¿LA CAPILLA DEL HOMBRE, refleja la visión del Maestro Guayasamín sobre el hombre y la Cultura?

O.G.- Sí. Es una cosa exclusiva y, además, el principio de esta creación es lo que acabo de decir, la unidad de nuestros pueblos, desde Río Grande a la Patagonia. Estoy contando las cosas, el sistema social, político, económico, de los aztecas, de los mayas, de los quechuas, de los aymaras. Estoy contando su música, sus dioses, su sistema, pero sin historia. No quiero hacer historia; todo es uno solo. Después, en la parte mestiza, nuevas religiones, nuevos animales (el toro, el caballo), nuevos vestidos, nueva música, nuevos instrumentos, como la guitarra, en fin..

E.C.- Hay una concepción del hombre y la cultura en ese trabajo...

O.G.- Claro, es base de la cultura nuestra, de la gran tragedia. Setenta millones de indios que son masacrados por los europeos en un siglo y medio de conquista. Cincuenta millones de negros que son arrancados del África y traídos a este Continente, y más de la mitad mueren en los barcos negreros y son echados al mar. Toda esa tragedia contada con frases muy duras.Hay dos acontecimientos muy importantes para mí: en el cerro de Potosí, en Bolivia, mueren entre cinco y siete millones de indios jóvenes sacando plata. De otro lado, Madrid no existía cuando llegó Colón por acá. Es con la plata de Potosí y con el oro de los reinos de los incas y los aztecas que se empieza a construir esa ciudad. Eso también cuento. Todas esas tragedias, todo eso es parte de lo que es LA CAPILLA DEL HOMBRE.

E.C.- Maestro, muchos temas quedan fuera de esta entrevista. Quisiera aprovechar del espacio que nos queda para que trasmita su mensaje a los artistas jóvenes de mi país. Con ello damos por concluida esta entrevista que nos ha concedido y que agradecemos de todo corazón.

O.G.- Bueno, qué podría decir. Mire, yo trabajo doce o catorce horas cada día, ello puede servir de ejemplo. Crear, hacer arte no es una cosa suelta de hacer hoy un retrato, mañana un desnudo, después una naturaleza muerta. No. Lo que yo estoy haciendo es algo de una concreción tremenda. A veces me extiendo en veinticinco cuadros sobre un solo tema.Todo mi estudio es de un orden preciso; todos los dibujos están perfectamente fichados en carpetas; si necesito un dibujo pues lo busco y encuentro fácilmente. Todas las noches entre las siete y dos de la mañana estoy dibujando en mi dormitorio, y a las nueve estoy ya en mi estudio para pintar; cierro las puertas; pongo la música que necesito, normalmente música clásica, pero busco la música más apropiada para el trabajo que estoy haciendo (si es que lo que hago es trabajo), y a mi estudio no entran ni las moscas. Salgo un momentito a comer, entro nuevamente hasta las seis o siete que se va la luz natural y vuelvo a dibujar en la noche.Esa es mi vida, si eso puede ser un ejemplo, en buena hora.

*El 10 de marzo de 1999 murió el extraordinario pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. En su último viaje al Perú, en el hall del Hotel Bolívar, Lima, dio una entrevista a Julio Yovera B, por entonces miembro del Consejo Editorial del quincenario alternativo En Contacto. En esta inolvidable conversación participaron Manuel Guerra, Paco Guerra, y Daniel Yovera.

jueves, 7 de agosto de 2008

Comentario:J.Yovera en Santiago de Chuco/Danilo Sánchez

HASTA LA VICTORIA
QUE EL DESTINO
LE DEBE AL PERÚ


Ya va a venir el día, ponte el alma…
la mañana, la mar, el meteoro, van
en pos de tu cansancio, con banderas…
Ya va a venir el día, ponte el sol.
César Vallejo

1. ¿Qué es ser un tallán?

Julio Yovera Bayona nació, se crió y se hizo atalaya en Katac Ccaos, como él suele escribir el nombre de la localidad cercana a la ciudad de Piura, capital del departamento del mismo nombre. El lar donde él nació fue en tiempos inmemoriales capital de la cultura Tallán.

Cuando se visita dicho lugar, pese a ir por la superficie de la tierra, se siente que se ingresa a una dimensión mágica, a un tiempo remoto y de prodigio, sintiendo la naturaleza exuberante bajo el aire translúcido, escuchando el hablar de la gente, observando los rostros de las personas esculpidas como efigies de un mundo subjetivo y onírico.

Katac Ccaos es lugar de orfebres, de urdidores de filigranas, de joyeros estupefactos, de pesadores de oro, plata y piedras preciosas; de tejedores de sombreros, fantaseadores de canastas, alfareros insignes, peleteros abstraídos; cuna de retratistas de iguanas, de sazonadores legendarios de comidas, de alquimistas consumando su arte y su ciencia en lograr bebidas espirituosas, el concentrado de cañazo y la chicha mellicera, milagreros en fin en todo, contertulios asombrosos del mundo insólito.

Atenido a tales antecedentes Julio Yovera es un tallán legítimo hasta en su manera de callar y más aún: en su no estar en un lugar. Y cuando está se lo contempla pleno de dignidad, fundamento y terneza. Tiene ese ancestro ensimismado en cuerpo y alma, fijo y a la vez errante, averiguador insaciable de todo, que lo hace un peregrino y explorador andante del universo y, en este caso, rastreador del fenómeno Vallejo hasta en los caminos físicos que él siguiera, sea en Santiago de Chuco, Trujillo, Lima o París.

Tallán deriva del quechua “thalana” que significa: “lugar donde se yace de pecho”. Esta imagen, muy vallejiana, es un anagrama y una clave secreta; y resume mucho de la visión del mundo contenida en esa cultura que yace encubierta y que, sin lugar a dudas, maestros como Julio Yovera ayudarán a develar.
El dios fundador de los tallanes es Mec Non, divinidad versátil, abierta como el horizonte, volátil, ave o pájaro, que “yace de pecho” con las alas desplegadas, no en dificultad sino inquiriendo hacia otra dimensión: de las esencias.

La capital de esa cultura de hombres aire y fuego fue la ciudadela de Ñari Walak, lugar nube donde vino al mundo Julio Yovera. De los tallanes se dice que nacieron de un huevo que abrió Mec Non y de donde surgieron dos hermanos. Quizá por eso Julio integra con henchida convicción, como la atestiguan las siguientes páginas, el grupo Capulí, Vallejo y su Tierra que tiene por lema: “Somos hermanos”.

2. Un dios que sopla en las arenas

Los tallanes descendieron de las estribaciones andinas y así agregaron a su visión vertical del mundo su noción horizontal de la vida, en función de la llanura y la lejanía, sumando su visión vasta, transparente y eterna a su índole de altura, de profundidad y abismo,

Trajo Mec Non como elemento cultural su anhelo de libertad, amplitud e infinito, porque es un Dios que explora, se aventura y expande. Es divinidad del horizonte. Por eso, en las noches en Katac Ccaos se encienden hogueras y se siente su presencia en las arenas que sopla. Y así como aman las gamas mudables del color verde, que es afición ineludible en la gente del ande, eligen por contraste los colores uniformes del arenal donde viven. Pero además distinguen bien –y en su pureza– en la sombra y en lo luminoso, espacio en la cual encuentran a Vallejo.

Julio Yovera, por eso, se siente muy identificado con su ancestro mítico, de dioses de viento y fuego, pero también con el autor de Trilce, hecho de piedra, risco y caída en enhiesta, órbita desde la cual los tallanes descendieron. Tiene por eso el temple arisco pero a la vez tierno y dulce. Y eso ya es estar identificado y comprometido con César Vallejo.

Es Julio Yovera en ésta y en otras vidas sacerdote y sumo consejero de su cultura, pero también lo reconozco ahora como el miliciano enterizo de España, aparta de mí este cáliz para la gran gesta de forjar aquí y ahora la esperanza que es el encargo que nos dejara César Vallejo que realicemos sus paisanos. En sus ancestros están los ritos antiguos y lo que avizoro en él, cual es que con su alma de poeta y maestro algún día, en estado de gracia, escriba ya no en arena o en las ondulaciones del viento, la Biblia de la cultura Tallán en los nuevos evangelios de la utopía social y, precisamente, el capítulo de “la mañana en que desayunemos todos”.

Si es que hay alguien indicado para escribirla y hacer que los tallanes se organicen en columnas de combatientes, es él. Mientras tanto en esta obra recorre los caminos de Vallejo quien es el gran guía, el gran capitán, el precursor de esta gesta y para encontrar el rastro de la utopía y volver a convertirla en hecho histórico como es la proeza que hace el autor de Trilce quien bajó a los abismos más tenebrosos a recuperar la palabra redentora con la cual exorcizar la muerte y dejarnos como heredad construir aquí la aurora.

3. A quiénes toca Vallejo

Siendo así, es natural que a un tallán le toque intensamente el mensaje y hasta el modo de modular la voz que tiene César Vallejo, así como las circunstancias en que se desenvuelven la vida y la obra del autor de Los poemas humanos, que tan profundamente han colmado a Julio Yovera y de lo cual es testimonio el presente libro.

Porque, César Vallejo a la gran mayoría sorprende, a muchos conmueve, pero a no pocos cambia la vida y trastoca su suerte. Para que esto último ocurra hay que tener fondo, profundidad y mundos en pugna, que es lo que ocurre con seres pertenecientes a las viejas y sabias culturas. Vallejo toca a los seres vastos, hondos y en ignición permanentes. Alcanza a quienes tienen humanidad acrisolada, quienes se han acercado a mirar muy de cerca el iris de los ojos de la vida y pese a que han estado al borde de todo les embarga una gran ilusión, quienes tienen confianza y fe en el destino del hombre y en su redención.

Vallejo conmueve, entusiasma, compromete. Es alguien que convence, convoca y urge, para lo cual se necesita ser auténtico, tener alma. Los cómodos no son tocados.

Toca a quienes tienen dulzura en el alma, y Julio la tiene; toca a quienes tienen mística, alma, espíritu, que es el caso de Julio Yovera; toca a quienes anhelan un mundo de justicia, y Julio lo anhela. Toca con su humanidad magnánima, con su sacrificio y su martirio, su cuestionamiento del sistema, su crítica a las trivialidades, su militancia a favor del hombre.

Toca a los que como opción política se han adscrito siempre a una visión social de los hechos; a quienes como Julio es intenso y comprometido su vínculo con sindicatos, federaciones de trabajadores y gremios; a quienes son desde el aliento hasta el tuétano socialistas, y Julio lo es.

4. Un libro y un corazón fervoroso

Vallejo crea, genera, y construye afectos profundos. Anima compromisos, fervores, quereres totales; cariños puros, como el que se constata en esta obra.

Porque el libro de Julio es una confesión de parte, una profesión de fe, la exaltación que produce Vallejo, a quien Julio aprecia por múltiples razones pero principalmente por su sinceridad y coherencia de principios.

Ahora, en el medio intelectual hay una literatura que busca los impactos fáciles, los sensacionalismos baratos y la sumisión a los medios de comunicación. Directa o indirectamente tratan de decirnos que lo importante es el éxito, ganar bien, obtener premios, ser apreciado en otros países. La calidad pareciera haberse reducido a márgenes de venta.

Eso no va con Vallejo. Él es el paradigma opuesto, y como tal verdadero. A él se adscriben los que piensan que la función de escribir es cara a los valores, a los ideales y a las tareas pendientes por cumplir con entusiasmo y pasión.

De otro lado, Vallejo se nos presenta hombre común y corriente, hombre pueblo, hombre masa. Podemos identificarlo con el hombre cetrino, humillado, golpeado, Por eso él se hace pobre, se hace santo. En tal sentido no se puede ser imparcial sino con una fe.

De allí que este sea un libro ferviente, de quien se siente atraído incondicionalmente por el ser que encarna ideales con emoción social, con compromiso humano; de aquel que no se desentiende de los problemas del mundo, que los hace suyos y se compromete con aquellos que hacen causa común tratando de resolverlos.

En tal sentido el libro de Julio es un devocionario, un misal, un libro de fe; es el libro fervoroso de quien es heredero de Vallejo, somos herederos de Vallejo, somos sus paisanos. Y este libro en parte es un cuaderno de bitácora y la exploración de un compromiso arduo y hondo por el Perú.

Dentro de esta perspectiva, no habría peruano a quien Vallejo no impacte y transforme, por pertenecer a una cultura densa y asombrosa como fue el incario, por tener la humanidad que tienen y porque Vallejo toca a lo que es ser en esencia peruano. Siendo así no habría peruano que no sea un vallejista, salvo los cínicos –que también los hay y no es raro que ellos funjan de intelectuales–. Ello plantea un compromiso por difundir su obra, de allí que es muy promisorio darlo a conocer como hace el presente trabajo.


5. Descubre a su tierra madre

Dicho fervor se afianza cuando Julio Yovera viaja en mayo del año 2006 a Santiago de Chuco, en el marco del Capulí 7, Vallejo y su Tierra. ¿Qué ocurre entonces? Sencillamente descubre el lugar de donde ha venido, el lugar que le pertenece, que es suyo. Descubre su matriz. Y eso ahonda su compromiso. Y por eso escribe testimonialmente este libro.

Allí se descubre a sí mismo, porque los tallanes descendieron del ande a poblar los llanos, sin dejar de pertenecer sino al contrario, habiendo establecido un lazo de oro e indestructible con su ancestro y la serranía. Descubre su ciudad, sus piedras, sus paredes, sus techumbres y a Santiago de Chuco como su tierra madre.
Es por eso que en este encuentro Julio no duerme, camina noche y día alucinado, poseso, deslumbrado. Y no se pierde nada, todo lo mira con ojos arrobados. Registra, anota, apunta. El amanecer nos encuentra despiertos, gozosos, renovados, jurando a la vida no fallarle un milímetro.

Yo lo veo recuerdo a él caminando bajo la sombra o en los retazos de la luz eléctrica despeinado al amanecer, con la camisa afuera, con los ojos fulgurantes y el gesto dulce en la comisura de los labios. Y me pregunto qué le pareceremos nosotros que regresamos y nos hacemos chiquillos en nuestra tierra. ¡Qué estará diciendo o pensando Julio!, nos decimos. Al leer su libro constatamos que cribaba sus cariños más puros. Que estaba amando.

Refleja lo que es Capulí, cómo coge y golpea. Es el libro de un hombre que porta un lapicero en la mano y la libreta de apuntes en un viaje y escribe apasionado.

Desde entonces Julio participa en Capulí con fervor creciente y nos llama sus hermanos. En honor a este hecho todo el colectivo Capulí ha adoptado como acuerdo unánime llamarnos así: hermanos.

Lo he visto y oído arengar en la Plaza de Armas de Santiago de Chuco con voz tronante de ídolo tallán. Como militante de Capulí ha hecho de Capulí su hogar, su cobija, su alero mayor. Para él es un puerto y un mástil desde donde mirar y domar el mar.

6. Santiago es fusión del ande y el sol

De allí que haya escrito lo que ningún santiaguino nativo nos atrevido, por humildad y modestia, a expresar. Dice y lo repite: “Bendito sea tu nombre Santiago de Chuco”. Y cita nuestro himno: “Tú brotaste Santiago de Chuco de la alianza del ande y del sol”.

¿Cómo es que recurre Julio a un verso evangélico, a la oración de la anunciación de la Virgen María para nombrar religiosamente a Santiago de Chuco? Por su fe, por su creencia y por su adhesión. Y si estos son los resultados de Capulí qué bueno entonces que lo hayamos instituido como un peregrinaje vital y esencialmente para conocer la vida y obra de César Vallejo pero también el mundo andino que es desde donde César Vallejo eleva su voz.

Vamos a los andes porque ese es el mundo de Vallejo. Vamos a Santiago de Chuco porque ese es su hábitat, el hábitat de su poesía, de quien amalgamó la visión andina, a una misión humanista y a una concepción cósmica.

Vallejo es mundo andino en todo, telúrico, humano, vital. No el ande como tema sino como alma, modo de ser, de sufrir, de sentir, de amar, de usar el lenguaje. Para saber lo que es eso tenemos que ver el perfil de las montañas inconmensurables.
El peruano más excelso no es que solo nació aquí, en el mundo andino, en la sierra del Perú, sino que amó entrañablemente esta región o este mundo, y se identificó con él y su destino. Y por eso vale conocerlo y apreciarlo.

Ante el fracaso descomunal en que se encuentra la civilización contemporánea, qué importante tener nosotros la reserva moral del mundo andino con el cual la sociedad actual ha de ser distinta y mejorar sustancialmente.

7. Creer en nuestra propia capacidad de luchar

Y es que la actitud con la cual asumimos a César Vallejo en “Capulí, Vallejo y su Tierra” se diferencia de quienes se aproximan a Vallejo para extasiarse, admirarlo y reverenciarlo. Nosotros somos inspirados y guiados por él para tratar de actuar y arreglar el mundo como él lo quiso y puso las bases para lograrlo nosotros.

Hay quienes recitan Masa y nosotros los felicitamos. Hay quienes lo dramatizan extraordinariamente. Nosotros actuamos con César Vallejo, tratamos de cumplir con la utopía andina que tal poema encarna cual es hacer una sociedad solidaria.

No predicamos una sola versión o interpretación de Vallejo, sino la multiplicidad de ellas, Y tratamos que cada quien encuentre su propio Vallejo personal, porque consideramos que el mayor y mejor homenaje que podremos hacerle es encontrándolo vivo en cada ser humano; redescubriéndolo nuevo, original y renovado en cada hombre y en cada mujer auténticos y cumpliendo sus anhelos e ideales.

El Vallejo que nosotros exaltamos es el Vallejo que no es principalmente un autor de poemas o textos, es nuestra propia capacidad de luchar, de actuar en bien del hombre, es un modo único de cada miembro que integra este movimiento, de indignarse, de apasionarse y de entusiasmo total en su quehacer, de las ganas que podemos poner en nuestros compromisos y creencias.

El Vallejo en el cual nosotros creemos es el que está en cada persona que vive y sufre y goza como él lo hizo pero que se consagra a la defensa de lo humano. Es un Vallejo actuante, vivo y en acción.

8. El Vallejo personal

La manera más fiel de ser con Vallejo es cumpliendo sus ideales. Más que estudiándolo a él, o haciéndole panegíricos, es haciendo que se cumpla sus anhelos, su mensaje y su utopía.

Ser los soldados de su causa y los militantes de su ideario. Ser los Servino Huanta, los Pedro Rojas, los Ramón Collar, los niños de España, aparta de mí este cáliz. Ser verdaderos peruanos, inmaculados, como igualmente lo fueron José Carlos Mariátegui, José María Arguedas, Javier Heraud.
Necesitamos el Vallejo vivo, amigo, militante, identificado con los pobres, como él lo estuvo siempre. Necesitamos, como él, ser generosos, inmáculos, íntegros. Honrar nuestra palabra, no importa que en ello perdamos la vida.

Vallejo es nuestra arma, nuestra lanza y nuestro escudo para hacer algo por el Perú. Si podemos hacer algo lo haremos con Vallejo al frente. Ese Vallejo que abandera, capitanea a los seres sin fronteras, que sigue librando batallas y ganándolas después de muerto.

¡Por eso vamos por los caminos que él recorriera, buscando el César Vallejo convertido en acción social, en gesta comunal y en pedagogía política. ¡Por eso nos consagramos a reencontrar los pasos que él siguiera!

9. Una cultura edificada en el viento

Y volvemos al principio. Julio Yovera, el autor de este libro, es un tallán y por serlo de manera inequívoca es un chamán; por la actitud natural, misteriosa y mística, quien deambula cotidiano y seguro sobre los misterios del ser; el que conoce los pasos de los dioses en las hojas de otoño cuando ellos pasaron por allí en primavera.

Los tallanes adoran al viento y a las aves y se complacen adivinando en la línea del horizonte del mar el infinito. Erigen mundos ensimismados en lo transparente del aire como sellos en el agua.

Por eso visten de trajes blancos o negros, para tener un punto riguroso de apoyo y referencia entre tanto enigma y tanta transparencia. Y lucen hondas ojeras no solo por darle un pedestal a la mirada, sino porque son vigilantes de los arcanos, adivinadores del gran sortilegio que es el universo.

Julio Yovera por eso no tiene edad, ni tiempo, ni empleo, ni oficina en este universo. O son de su competencia todas las edades, los tiempos, los empleos, las oficinas y todos los universos.

Y Kata Ccaos más que llanura está edificada en el viento, con edificios y construcciones en los vendavales, en las brisas y en el aliento. Erigidas están sus moradas con la materia de los sueños, en viajes astrales, en las transposiciones, iluminaciones. Son pórticos hacia el desierto y mundos soñados en el horizonte.

10. Con quien haya que dar el salto definitivo

De allí que la actitud, el gesto y la expectativa que pone en cada asunto. Observa, toca, olisquea el trazo y la huella que ha seguido un ave por el cielo como la mensajera de una consigna en la construcción del orden nuevo que es nuestra misión despertar, edificar sobre la base y bajo la estrella del mundo andino.
Ya percibió en el vaivén de las olas y en el mar agitado la huella del navío que antaño trazó su ruta por el camino oculto que tenemos que seguir para alcanzar el mundo que es el encargo de nuestros padres que rescatemos y otra vez refundemos aquí.

Es el descifrador de las entrañas del cuy, la llama, el guanaco puestos en el ara del sacrificio. Quien conoce la clave de la ruta a seguir; es guía y es tótem.

Quien mira en la noche y horada lo oscuro, desentraña misterios, voces ocultas, pasos perdidos; quien estará allí donde el sacrificio y el heroísmo nos convoquen, quien verá donde es más dolorosa la carga y allí pondrá su hombro y su temple para proteger al hermano. ¡Y defender lo más noble y sagrado de la vida que nos cabe defender!

Quien se identifica con una persona no porque ella goce del éxito, de los privilegios y de los favores que dicha amistad podría depararle, sino porque siente que allí radica la pureza y la verdad.

Es un soldado de la patria con quien uno sabe que contará cuando haya que resistir el último bastión y atacar el primero y el último hasta la victoria definitiva.

11. Un guerrero, un luchador, un combatiente lúcido

Son los tallanes los hacedores de sus cerámicas golpeando con un ritmo acompasado en las vasijas de barro como si tocaran tambores o hicieran el amor.

He visto cómo las pulen con laboriosidad infinitas. Y luego graban signos en blanco en la superficie oscurecida porque los misterios son lo que más tienen claro, porque los enigmas son sus verdades más prístinas; y leer designios son sus conquistas cotidianas.

Y así como dibujaron con hendiduras claras sobre lo oscuro de las superficies, así como hicieron pirámides invertidas, y un mundo de gozo pero escondido en el fondo del alma, alumbrados el espíritu con inmensas botijas de chicha hacia lo que es el mundo del subsuelo que les permitiera trasponer el mundo de sombras, así ahora saben con firmeza que el estandarte de Vallejo es lo cierto.

Descifrar y restaurar el juramento y la promesa que se hicieron los defensores de la resistencia andina y quienes ocultaron los tesoros, saberes antiguos y los secretos del incario y al guardarlos sabían que con ello sepultaban un misterio. Y que quien nos hace jurar y prometer que en Capulí no le fallaremos nunca jamás al Perú estremecido.

Con Julio Yovera tenemos el encargo no solo de decodificarlo sino de hacerlo propuesta de lucha, resistencia heroica y sacrificio. Es más, de construirlo y hacerlo vigente. Esa es nuestra consigna.
En el intento lo arriesgaremos todo. Saludo en Julio al luchador, al combatiente lúcido y al guerrero. Yo lo abrazo y le digo: Salud, hermano, hasta la victoria final que el destino debe al Perú.

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Somos los chilalos, nietos de Mec non, hijos del algarrobo y de la arcilla, hermanos de Cutivalú, el rebelde que se enfrentó a los españoles en las primeras noches del colonialismo. Somos los comuneros alados de Catacaos, capital de los tallanes.

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Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.