miércoles, 12 de noviembre de 2008

Vallejo y la guerra civil española

Por Julio Yovera.

PANORAMA DE ESPAÑA

España entra al siglo XX en un clima de agitación social donde el debate político es el pan del día. “Todo el mundo hablaba de política, incluso en las tertulias literarias, donde los más apasionados decían a gritos que el aire olía a pólvora”.
Es una época de intensa polarización política y cultural. De un lado, la gran burguesía y los terratenientes, los sectores conservadores monárquicos y militaristas defendiendo el viejo estado de cosas; de otro, los obreros, campesinos, los intelectuales, es decir, los sectores democráticos, populares, que aspiraban a una España moderna, republicana.

La incapacidad y el carácter de clase de la elite monárquica gobernante no le permite mejorar las condiciones de vida de las mayorías. El sentimiento por el cambio está latente. Desde finales del s. XIX e inicios del s. XX, con el auge de las ideas progresistas hay un importante avance, que es la continuación de una tendencia que anteriormente había logrado triunfos como el de la proclamación de la Primera República, que duró no más de un año (febrero de 1873 - diciembre de 1874).

Es obvio que la tradición y orgullo conservador aspira a una España feudal, eterna, aunque también es evidente que ya no es más el imperio que en sus mejores tiempos decía por boca de uno de sus monarcas “en mis dominios jamás se pone el sol”.

Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (1870 - 1930), militar conservador y autoritario, se hace del poder a través de un golpe de Estado, gobierna desde 1923 hasta 1930. Su régimen tiene como principio: respeto a la religión, a la tradición y el orden; postulado fascistas que lo inspiran a perseguir a las organizaciones sindicales y a los partidos políticos opositores; lo que no impide que los vientos del pueblo, preñados de democracia y bienestar se sientan en todo el ámbito de la sociedad española. Se desarrollan gestas sociales que llevan a la dimisión del Dictador.

En abril de 1931 hay elecciones municipales; las ganan los republicanos. Vienen luego las elecciones generales. Nuevo triunfo de los republicanos quienes de inmediato proclaman la Segunda República. Se promulga una nueva Constitución que declara que “España es una república de trabajadores de todas las clases”. Bajo la presidencia de Manuel Azaña (1880 – 1940) se inicia un proceso de democratización de la sociedad y el Estado: sufragio, a las mujeres y los militares, derecho sociales, democratización de la tierra, educación pública.

La derecha apelando al sentimiento nacionalista y la tradición, se organiza en la Falange, organización fascista creada por Josè Antonio Primo de Rivera (hijo del antiguo Dictador).

La Segunda República, en el análisis sociológico, vendría a ser una forma de gobierno de una sociedad en transición entre un régimen feudal y un sistema capitalista moderno. En el análisis marxista es un gobierno que corresponde a la etapa de la revolución democrática, por tanto no exenta de contradicciones.

La Segunda República como proceso político es el tránsito hacia una sociedad moderna, donde la lucha por la hegemonía no se da dentro del gobierno, sino fuera de él. España –en el pensamiento de las clases conservadoras-, era una nación de tradición católica y monárquica, no podía, por tanto, tener un Gobierno Republicano, y por eso lo hostilizan primero y lo combaten después. .

Se ingresa a una lucha social intensa. Los terratenientes y la gran burguesía defienden con furia sus derechos. El proletariado y el campesinado, a su vez, están dispuestos a profundizar el proceso y hacer de España una República que resuelva los problemas de la mayorías.

En ese estado de cosas, se generan avances y retrocesos de las fuerzas sociales que habrán de confrontar, así como episodios que exacerban los ánimos.

Desde 1931 a 1933, la hegemonía favoreció a las tendencias de centro izquierda. De 1934 a 1935, la tendencia marchó a favor del centro y la derecha.
A partir de 1936 la hegemonía favoreció a la izquierda a través del Frente Popular, que orientaba el Partido Comunista.

La derecha recurre a la violencia; asesina al socialista José del Castillo Sáez (1901 – 1936).

A la vez, se produjo el asesinato de uno de los jefes políticos ultraderechistas y monárquicos, José Calvo Sotelo (1893 – 1936). Es el pretexto que la derecha necesita para iniciar la guerra. El 18 de julio el General Franco, al frente de la guarnición militar instalada en Marruecos, África, da un golpe de Estado.


VALLEJO Y SU COMPROMISO CON LA CAUSA ESPAÑOLA

Vallejo, por su amor e identificación con España (sus abuelos fueron sacerdotes españoles), por cultura, por adhesión moral y política, por convicción revolucionaria, se siente solidario con la República. La guerra civil lo ubica necesariamente en la fila de los justos, donde además están los mejores hijos de la patria de Cervantes y Quevedo, como: Federico García Lorca, Rafael Alberti, los hermanos Machado, Miguel Hernández, Picasso, entre otros.
García Lorca fue una de las primeras víctimas del odio fascista. Su vida orada con los sueños de la humanidad, con los desvelos de su pueblo y con su poesía purísima y comprometida, lo convierten en un ser peligroso y aborrecido por el poder reaccionario y por eso lo asesinan en Granada, el 19 de agosto de 1936. Uno de sus más bellos poemas es una demanda y un desafío:

“porque queremos el pan nuestro de cada día, flor de aliso y perenne ternura desgranada, porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos”
Vallejo no duda ni un instante y se pone al servicio de la República. Va en busca de sus hermanos poetas, de los milicianos adultos y jóvenes, de los niños, de la mujer esposa y madre; participa en un Comité de Defensa de la República. La guerra civil es una guerra de clases de connotaciones mundiales: reacción y revolución se enfrentan. Vallejo a pecho abierto está al lado del pueblo.

Son tiempos de tragedia y de heroicidad. Las fuerzas reaccionarias cometen los más reprobables crímenes como el bombardeo a la población vasca de Guernica, donde durante toda la tarde del 26 de abril de 1937, lanzaron 550 libras de bombas y más de 3 mil proyectiles. Mueren 1, 500 civiles.

Ese es la obra criminal de los sectores fanatizados del capital mundial, que con el pretexto de “colaborar” con los conservadores partidarios de “la España eterna” hacen de la guerra civil un “ensayo” de la segunda guerra mundial. La elite nazi de Hitler y la fascista de Mussolini se ensañan contra un pueblo que mantiene hasta el final su dignidad y su heroísmo.

Con la República está la humanidad progresista. Vallejo, Neruda, Hemingway animan campañas de solidaridad internacional a favor de la República. Se concentran en España los escritores del mundo y llevan a cabo el Congreso de Escritores Antifascistas que se realiza en Barcelona, Madrid y Valencia. Vallejo en representación de los escritores peruanos pronuncia el 2 de julio de 1937, en Valencia, un célebre aunque poco conocido y menos difundido discurso *

Vallejo sigue el curso de la guerra; goza y sufre, según sea el resultado de cada batalla. Triunfo o derrota. La batalla de Teruel. La defensa de Andalucía, Galicia, Asturias, León, Navarra, Castilla. Los soldados fascista, toman Cataluña, Madrid y Barcelona.

Después de catorce años de no comunicarse en poesía, Vallejo vuelva a ella con pasión desbordada. La guerra civil es el hecho que más compromete al militante comunista Vallejo (más que la experiencia de la construcción de la “sociedad del porvenir” como él llamaba a la URSS de la década del 20) y el que más impacta al poeta que salió a peregrinar por el mundo desde su Santiago de Chuco.

La guerra civil española lo convierte en un poeta guerrero. Va a los campos de batalla hablando a los milicianos de la necesidad de luchar hasta el triunfo supremo de la vida. Así nacen sus poemas que forman parte de ese himno de proclamas que conocemos como “España, aparta de mí este cáliz”.

Vallejo convierte su poesía en testimonio y arma de lucha.

Algunos censuran la orientación extra estética que se le da al arte en general pero no tiene por qué sorprendernos. La poesía épica y aún la de género lírico han servido al cultivo de emociones y fortalecimiento de convicciones. En épocas de confrontación social, la mejor poesía es la que milita en las filas de la vida.

Poética militante la de Vallejo. Poética revolucionaria, que es obra de su raíz andina, de su animismo cristiano heredado y su concepción filosófica marxista asumida concientemente, donde la leyes supremas del inicio y el final, de la negación y de la unidad como armonía y lucha, están presentes; donde el nuevo humanismo adquiere carácter socialista; donde la consigna “¡sólo la muerte morirá!” es, además de una esperanza, un grito de combate.
Si en su proceso de formación como poeta, Vallejo no se ha preocupado de la forma ni se desveló por la norma gramatical o literaria, ya formado, es decir, poseedor de una concepción y un método, el poeta fortalece su capacidad de análisis e interpretación, lo que le dan sentido y contenido intensos a su creación.
Convertido en miliciano de los sueños, Vallejo hace de su poesía arma de lucha. Y así como en el Perú, cuando asumió el noble apostolado de maestro, elaboró una poesía didáctica para facilitar aprendizaje, ahora hace de su poesía una forma de llamamiento a todos los hombres honrados para que acudan a darle un soplo de aliento a esa España - pueblo que se desgarra por la vida de todos los hombres.
Las fuerzas que confrontan en España no admiten la neutralidad: con el fascismo falangista o con los republicanos; con los grupos de poder o con el pueblo; con los criminales o con las víctimas. Las fuerzas dominantes que representan al sistema apuntan contra el pueblo, los poetas revolucionarios y patriotas, a su vez, aun cuando unos tengan que caer no dejan de cantarle a la vida con su poesía.
Valiéndose de un pasaje bíblico señala que en los actos sublimes, y una revolución lo es, las buenas acciones hacen que la pequeñez del hombre se transforme en grande; viene entonces la redención:
“entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán, verán ya de regreso los ciegos y palpitando escucharán los sordos”.
Esas expresiones no sólo son una poética intensa desde el punto de vista del lenguaje sino además una parábola que ayuda a la humanidad revolucionaria, empeñada en construir un nuevo orden.
La poesía militante de Vallejo es “España, aparte de mí este Cáliz” es en realidad una Proclama a la vida. Es la palabra evangélica que se aparece en la línea de fuego. Arenga para el que lucha. Llama intensa de la resistencia. Palabra bálsamo del combate.
En Pedro Rojas el poeta canta al propagandista que remueve conciencias sin más material que su palabra y su dedo grande. Pedro Rojas no es sólo el activista de la causa, es también el hombre que tiene cuerpo y pensamiento, que tiene familia y tiene ideales, que es productor y soñador.
Vallejo distingue la España purísima, la España republicana de la España oscurantista, de la España conservadora y feudal. La España rebelde, la España de “La Pasionaria” y de los miles de hombre que pelean porque querían una sociedad fraterna y solidaria está en su poesía. Al final, esa España pierde la guerra y sus combatientes son asesinados en masa y los que viven se van por los caminos del mundo. La España conservadora es la que triunfa.

Si Pablo Neruda lleva a España en el corazón, Vallejo la lleva en la sangre y en su costado izquierdo. Con la genialidad y la sensibilidad de un poeta avizor, mira más allá de los muros de la noche, por eso, antes de que todo esté consumado hace un llamado a los niños del mundo para que vayan a España a buscarla, si fuera necesario.

Ese es el motivo que mueve a los artistas y por eso, los que se consagran desde su vida y con su arte a servir a la humanidad señalan que no existe el arte puro, como tampoco existe el “arte por el arte”.

Vallejo nutre su poética de sus emociones y de las acciones que se dan en el mundo. Como todo artista, fusiona su mundo interior con el mundo exterior.
Esa fusión se encarna en un Vallejo granítico de honestidad. El pueblo español, los trabajadores, las masas y los Partidos de raíces populares tienen en Vallejo a un poeta que en los duros momentos de la guerra estuvo con ellos hablando de la vida y la esperanza. Su vida, por eso, está llena de mundo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Buenas profesor, quiero dar mi opinion sobre Vallejo y la guerra civil española. Frente a este hecho tan relevante queria resaltar la valentía y labor como poeta tan importante que tuvo César Vallejo, pues él no tuvo miedo a salcar a flote lo que el pensaba, su ideologia marxista, demostro que era un poeta de alto vuelo, si se podría llamar asi. Y a pesar de las circunstancias siguió escribiendo su obra mas resaltante en esa época: España, aparta de mi este cáliz.

Soy Debora Torres Francia
UCV Derecho
Aula 307

RUIZ TIRADO, MERCEDES PATRICIA dijo...

Buenas tardes:

Como ya todos sabemos, César Vallejo fue y sigue siendo uno de los mejor poetas del mundo, un gran hombre y un excelente literato, ya que su obra poética es única, por su forma y por su fondo; en ellas, sobre todo en el poema relacionado a la guerra civil española “España, aparta de mi este cáliz” expresa un dolor humano y solitario, alimentado con su solidaridad con los dolores que agobian a los oprimidos de todo el mundo; y cuanto más estudiamos sus poemas, colaboraciones, etcétera, más grandezas de una creación auténtica”

La poética de Vallejo brota de un espíritu profundamente crítico. El hombre y la realidad son los principales motivos de su obra, temas estos nutridos de su propia experiencia de encarcelamiento, de injusticia y de desesperación ante el dolor de los demás.

RUIZ TIRADO, MERCEDES PATRICIA.
“UNIVERSIDAD CÉSAR VALLEJO”
DERECHO – AULA 307

†åLî§MåN Rojo dijo...

Lo más resaltante a mi parecer y como ya lo menciono una compañera anteriormente, es la valentia de Vallejo en ir al campo de batalla y animar a los soldados a seguir luchando y no rendirse. Creo que muchos poetas apoyaban a los combatientes, pero pocos estaban con ellos en el mismo campo de batalla, arriesgando su vida.

Edgar Dávalos Loo

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Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.