Por Julio Yovera
La campaña agita los ánimos. De un lado, la mediocre cofradía de conservadores advierten que la representación política del Perú andino y nativo es inculta y torpe. De otro, se expresa una justa indignación contra el regente de un periodicucho que usa igual que el pandillero a su chaira.
Pero, aclaremos, el regente que ha hecho del periodismo el más vil de los oficios y de las profesiones, no es más que un instrumento del poder; el pobre diablo que la derecha necesita, el fronterizo que no tiene conciencia de qué está diciendo ni haciendo.
Las clases dominantes del Perú blanden su xenofobia cuando se trata de las culturas ancestrales andinas. La agresión de los españoles, por ejemplo, fue traumática y les produjo a nuestros antepasados lesiones culturales y psíquicas. ¿Acaso no los consideró el señor Sepúlveda criaturas demoníacas?
Las manifestaciones culturales de los pueblos andinos fueron duramente reprimidas. ¿Acaso no fue perseguido el saber ancestral?, ¿acaso no fue satanizado el conocimiento deductivo, validado por la experiencia de miles de años?, ¿acaso no fueron marcados a sangre y fuego sus cultos?, ¿no escondieron durante 3 siglos las crónicas de Felipe Huamán (o Guamán) Poma de Ayala?
Después de la derrota del movimiento de Tupac Amaru II, ¿no prohibieron acaso los Comentarios del cronista mestizo Garcilaso de la Vega?
Ya en plena República, ¿no impuso la clase dominante una norma electoral que establecía que todos los vecinos podían elegir a las autoridades, menos los indios y los negros?
¿No dijo en 1905 el señor Jorge Polar, a la sazón ministro de educación, que a los maestros rurales había que darles poca ciencia y mucha paciencia para educar a una pobre raza desdichada e infortunada?
Entonces, el pobre diablo no es más que un eslabón de la larga cadena de xenófobos que sienten cólera, odio y temor al mismo tiempo por el pueblo andino; y por eso también desconfiaron de los que no siendo étnicamente andinos asumieron los valores y la defensa de los intereses de los pueblos originarios del Perú.
El desprecio de los pobres diablos no debe disminuir en absoluto la estima de la gente como la señora Hilaria Supa. Que sepa ella que en la novela de José María Arguedas, Todas las sangres, un nativo de nombre Rendón Huillka, es despellejado por los hacendados cuando después de mil maniobras se mantiene inmutable en su decisión de permanecer en la escuela y aprender; sin importarle que la B él la pronuncie “bi” y convencido que por ese camino se aproximaba a la libertad.
Los pobres diablos, el Cristo de los humildes le llamaría raza de víboras, se rasgan las vestiduras porque hay una mujer que siendo semi iletrada, que habiendo trabajado de doméstica ahora sea congresista. Eso no es delito.
Delito es que los gobiernos de turno les negaran a los marginados el derecho a la educación. Hoy, en plena post modernidad, el 12% de la población aún es analfabeta. La mayoría son mujeres y viven en los Andes.
Los chillidos de la derecha no tienen por qué desalentarlos. El gran poeta comunista alemán Betolt Brecht decía en su Loa al estudio lo siguiente:
¡Estudia lo elemental! Para aquellos
cuya hora ha llegado
no es nunca demasiado tarde.
¡Estudia el «abc»! No basta, pero
estúdialo, ¡No te canses!
¡Empieza! ¡Tú tienes que saberlo todo!
Estás llamado a ser un dirigente
¡Estudia, hombre en el asilo!
¡Estudia, hombre en la cárcel!
¡Estudia, mujer en la cocina!
¡Estudia, sexagenario!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Asiste a la escuela, desamparado!
¡Persigue el saber, muerto de frío!
¡Empuña el libro, hambriento! ¡Es un arma!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡No temas preguntar, compañero!
¡No te dejes convencer!
¡Compruébalo tú mismo!
Lo que no sabes por ti,
No lo sabes
Repasa la cuenta,
Tu tienes que pagarla.
Apunta con tu dedo a cada cosa
Y pregunta: «Y esto, ¿de qué?»
Estás llamado a ser un dirigente.
Cuando la masa adquiera conciencia de su destino histórico, cuando se dé curso a un orden justo, los peruanos nos reconoceremos una colectividad única, plural, diversa, y sin el menor atisbo de intolerancia.
Entretanto, que el pobre diablo siga chillando…
domingo, 26 de abril de 2009
miércoles, 22 de abril de 2009
Silencio por Luz Gallo
En la memoria
de quienes
la conocimos
vivirá siempre:
con su sonrisa de mujer
hermosa física
y espiritualmente.
La recordaremos
mirándonos
con su ojos dulces.
La recordaremos
hablándonos de sus inquietudes
pedagógicas
matizadas de gremio
y de polìtica.
La recordaremos
organizando sus mesas de diálogo
en radio Cutivalú,
en su casa,
en el Instituto Pedagógico
y en todo lugar
por donde anduvo.
Amiga de todos los que soñamos
con las primaveras y sus razones.
Se fue
pero se ha quedado
con su Luz
para siempre.
Desde aquí
-lejos de la tierra que supo
sus desvelos-,
le entregamos en sus manos
de maestra cálida
esta rosa roja
cultivada en el Ñari Walak
que tanto amaba.
Julio Yovera.
de quienes
la conocimos
vivirá siempre:
con su sonrisa de mujer
hermosa física
y espiritualmente.
La recordaremos
mirándonos
con su ojos dulces.
La recordaremos
hablándonos de sus inquietudes
pedagógicas
matizadas de gremio
y de polìtica.
La recordaremos
organizando sus mesas de diálogo
en radio Cutivalú,
en su casa,
en el Instituto Pedagógico
y en todo lugar
por donde anduvo.
Amiga de todos los que soñamos
con las primaveras y sus razones.
Se fue
pero se ha quedado
con su Luz
para siempre.
Desde aquí
-lejos de la tierra que supo
sus desvelos-,
le entregamos en sus manos
de maestra cálida
esta rosa roja
cultivada en el Ñari Walak
que tanto amaba.
Julio Yovera.
martes, 21 de abril de 2009
La Amazonía se rebela
Por Mario Huamán Rivera
Diversas comunidades de la región amazónica desarrollan un contundente paro indefinido convocado por AIDESEP, que se inició el 9 de abril, exigiendo la derogatoria de los decretos legislativos que los despojan de sus tierras, aguas y bosques para entregarlos a las trasnacionales, exigen también el cese de la persecución judicial a sus dirigentes. La CGTP les brinda su total respaldo y demanda al Ejecutivo una política patriótica en defensa de la Amazonía, el reconocimiento de los derechos legítimos de las comunidades amazónicas y el respeto a los tratados internacionales, como el Convenio 169 de la OIT, que obliga al gobierno a consultarles cuando se dicte una norma que los afecte directamente y respetar su voluntad soberana. Sin embargo, el presidente García, persiste en enfrentarse al pueblo en defensa de los privilegios del poder trasnacional. A esto se suma, el silencio e indiferencia de la mayoría de medios de comunicación nacionales ante esta justa protesta, lo que demuestra el alineamiento mediático a los intereses de los grupos de poder económico, como ocurrió durante el nefasto régimen del reo Fujimori.Cabe mencionar, que fue la protesta de las comunidades amazónicas la que obligó al Parlamento a derogar algunos decretos legislativos (1015 y 1073), impuestos por el Ejecutivo con la finalidad de entregar las tierras selváticas a las corporaciones empresariales. El incumplimiento del Congreso de revisar otras normas “creadas por García y sus aliados” (como los decretos legislativos: 1020, 1064, 1080, 1081, 1089 y 1090) ha sido una de las justificaciones para que la Amazonía se vuelva a rebelar. La lucha será prolongada y contundente que la anterior, lo que ha motivado que diversas petroleras anuncien el cierre de sus operaciones y el gobierno ordene el traslado de cientos de efectivos policiales a la zona para tratar de controlar la protesta.La lucha de los pueblos amazónicos, es la lucha de todos los peruanos y peruanas que nos oponemos al remate del patrimonio nacional. Por ello, demandamos a la ciudadanía su activa solidaridad y respaldo a nuestros hermanos y hermanas. Nuestra central asumirá las medidas pertinentes en caso el gobierno, como hasta ahora, mantenga su política de oídos sordos y represión.Esta protesta puede derivar en situaciones mayores, si García persiste en gobernar de espaldas al pueblo. Las 1350 comunidades que se encuentran en huelga, no están dispuestas a ceder en sus exigencias. Es su derecho. Nosotros las respaldamos.
Diversas comunidades de la región amazónica desarrollan un contundente paro indefinido convocado por AIDESEP, que se inició el 9 de abril, exigiendo la derogatoria de los decretos legislativos que los despojan de sus tierras, aguas y bosques para entregarlos a las trasnacionales, exigen también el cese de la persecución judicial a sus dirigentes. La CGTP les brinda su total respaldo y demanda al Ejecutivo una política patriótica en defensa de la Amazonía, el reconocimiento de los derechos legítimos de las comunidades amazónicas y el respeto a los tratados internacionales, como el Convenio 169 de la OIT, que obliga al gobierno a consultarles cuando se dicte una norma que los afecte directamente y respetar su voluntad soberana. Sin embargo, el presidente García, persiste en enfrentarse al pueblo en defensa de los privilegios del poder trasnacional. A esto se suma, el silencio e indiferencia de la mayoría de medios de comunicación nacionales ante esta justa protesta, lo que demuestra el alineamiento mediático a los intereses de los grupos de poder económico, como ocurrió durante el nefasto régimen del reo Fujimori.Cabe mencionar, que fue la protesta de las comunidades amazónicas la que obligó al Parlamento a derogar algunos decretos legislativos (1015 y 1073), impuestos por el Ejecutivo con la finalidad de entregar las tierras selváticas a las corporaciones empresariales. El incumplimiento del Congreso de revisar otras normas “creadas por García y sus aliados” (como los decretos legislativos: 1020, 1064, 1080, 1081, 1089 y 1090) ha sido una de las justificaciones para que la Amazonía se vuelva a rebelar. La lucha será prolongada y contundente que la anterior, lo que ha motivado que diversas petroleras anuncien el cierre de sus operaciones y el gobierno ordene el traslado de cientos de efectivos policiales a la zona para tratar de controlar la protesta.La lucha de los pueblos amazónicos, es la lucha de todos los peruanos y peruanas que nos oponemos al remate del patrimonio nacional. Por ello, demandamos a la ciudadanía su activa solidaridad y respaldo a nuestros hermanos y hermanas. Nuestra central asumirá las medidas pertinentes en caso el gobierno, como hasta ahora, mantenga su política de oídos sordos y represión.Esta protesta puede derivar en situaciones mayores, si García persiste en gobernar de espaldas al pueblo. Las 1350 comunidades que se encuentran en huelga, no están dispuestas a ceder en sus exigencias. Es su derecho. Nosotros las respaldamos.
lunes, 20 de abril de 2009
Vallejo y Mariátegui: Vidas ejemplares
Por Julio Yovera
José Carlos Mariátegui La Chira y César Abraham Vallejo Mendoza son dos peruanos de la misma generación. Mariátegui nació el 14 de junio de 1894 y Vallejo el 16 de marzo de 1892. Iniciaron sus inquietudes intelectuales en sus regiones y posteriormente “ocuparon” Lima. En ese periodo el “provincianismo” emergió en todos los ámbitos: cultural, literario, educativo, político e ideológico.
El apellido Mariátegui - se dice-, tiene su origen en el buen deseo de la población de Navarra hacia un guerrero que se enfrentaba a los moros y que era saludado con la frase: “que María te guíe”. La raíz del apellido La Chira está en la histórica Comunidad San Juan de Catacaos. Anota el maestro Jacobo Cruz Villegas en su libro Ccatacaos, que La Chira era una parcialidad de los descendientes de Walak y de Mecnon, que solían venirse en masa a los valles de Huacho y Pativilca, de Cañete y de Ica, a ganarse el sustento en las labores agrícolas. La madre de Mariátegui fue hija de un tallán. José Carlos fue hijo de padre de origen hispano y madre de origen nativo. Esos son los genes de José Carlos, natural de Moquegua, ciudad costeña del sur del Perú.
César Abraham tuvo como abuelos paterno y materno a dos curas españoles y a dos nativas hermosas que llegaron a tener, a su tiempo, dos vástagos que serían los padres de Vallejo, Don Francisco de Paula Vallejo Benites y Doña María de Los Santos Mendoza y Gurrionero. En él se fusiona también la cultura hispana con la cultura del Perú ancestral. César Abraham tiene como cuna la provincia de La Libertad, Santiago de Chuco, pueblo andino del norte del Perú.
Los dos destacaron por su inteligencia y su sensibilidad.
Mariátegui se aproximó a la poesía desde su ambiente franciscano de niño y púber convaleciente y de mentalidad aguda. Sus motivaciones fueron Dios y la vida.
Vallejo se hizo poeta desde muy temprano al contacto con el hogar, las lecturas bíblicas, el verdor del valle andino y las cordilleras imponentes. Sus motivaciones fueron Dios, el amor, la casa, la familia, la cultura ancestral; la solidaridad con los que sufren.
Los dos, José Carlos y César Abraham, pensaron el Perú desde una perspectiva progresista. Igual lo hicieron sus contemporáneos: Víctor Raúl Haya de La Torre, Alcides Spelucin, Abraham Valdelomar, Antenor Orrego, Luis Valcárcel, José Sabogal, Martín Adán (Rafael de La Fuente Benavides), Jorge Basadre, José Antonio Encinas, entre otros más.
Los dos se motivaron con el pensamiento de Manuel Gonzales Prada y se convencen desde los inicios de sus periplos de vida que el orden establecido era injusto y marginador para la gente del pueblo, y también representaba un enorme atraso para la patria.
Los dos trabajaron desde muy jóvenes para ganarse el sustento.
Mariátegui hizo del periodismo su patria intelectual (la frase es del historiador Jorge Basadre) y desde adolescente se desempeñó como operario de los talleres periodísticos hasta llegar a ser el prestigiado ensayista que el mundo intelectual y los sectores populares conscientes respetan y admiran.
Vallejo, en Trujillo o Lima hizo docencia para poder costear sus estudios en la Universidad Nacional de Trujillo y posteriormente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En el Colegio San Juan de Trujillo fue profesor de quien sería después el destacado novelista Ciro Alegría Bazán.
Los dos viajaron a Europa.
Mariátegui lo hace en 1919, a Italia, y retorna en marzo de 1923. Allí “desposa una mujer y algunas ideas”. Se hizo “marxista convicto y confeso”. Al volver se entregó con todas sus fuerzas y su inteligencia a la creación del socialismo en el Perú. Ocupó una cátedra en la Universidad Popular Manuel Gonzáles Prada, dictó el curso de Historia de la Crisis Mundial advirtiendo a sus alumnos que “no llegaba a enseñar sino a estudiar con ellos”. Ahí formuló una propuesta de autoeducación que los “expertos” tan dados a imitar las experiencias foráneas han pasado de largo y que las tendencias democráticas y socialistas están en el deber de estudiar y desarrollar. Además, Mariátegui fundó la hasta ahora insuperable revista “Amauta”, la Confederación General de Trabajadores del Perú y el Partido Socialista del Perú, con base doctrinaria, política y organizativa de indiscutiblemente carácter comunista.
Vallejo viajó a París en junio de 1923. No retornó, aunque siempre tuvo en el centro de sus desvelos al Perú, a los sectores marginados que en nuestra patria siempre han sido los más. Después de su primer viaje a la URSS, 1928, rompe con el APRA, el partido que fundó en México Haya de La Torre y solicita su incorporación al Partido que había fundado en 1928 José Carlos. Además fue profesor de marxismo de un círculo obrero francés. En la ciudad luz se casa con la dama Georgette Philipart e inicia una intensa labor cultural. El gobierno de Francia, nada menos que el régimen de un país que era la cuna de la libertad, igualdad y fraternidad, lo expulsa. Vallejo va a España. En 1936 al iniciarse la guerra civil española abiertamente se adhiere a la causa de los republicanos.
Mariátegui nos dejó una obra vasta y de imprescindible lectura para el ejercicio de una ciudadanía consciente y para la forja de “un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo”. Los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, La escena contemporánea, Peruanicemos el Perú, Ideología y política, son lecturas básicas para los peruanos que tienen interés en no deambular a ciegas por los caminos de la vida. Ahí, en esas obras y en otras como Cartas de Italia, Figuras y aspectos de la vida mundial, Temas de educación, etc., está vivo y dialéctico el pensamiento de un hombre que se le ha reconocido como el más lúcido de los intelectuales marxistas de América Latina.
Vallejo nos dejó sus Heraldos negros, Trilce, Poemas humanos, Poemas en prosa, España aparta de mí este cáliz, poesía fusionada de savia andina y de humanidad. Nos dejó también Paco Yunque y El tungsteno, cuento y novela, hechos con una visión dialéctica y con un mensaje de compromiso y solidaridad con una población casi esclavizada por razones económicas y culturales. Escribió también teatro para hacer pensar (Colacho hermanos, La Piedra cansada). Hizo periodismo informativo y de análisis. A nivel de ensayo nos dejó El arte y la revolución, donde afirmó la importancia del compromiso ético y estético de un escritor.
En abril murieron físicamente pero su pensamiento y en su ejemplo están vivos. Los socialistas y todos los peruanos conscientes debemos evitar que queden reducidos a una simple frase y al más absoluto olvido.
Mariátegui murió en Lima, en 1930; fue una “pérdida honda” “porque su estación aún dictaba frutos”. Vallejo murió en París, en 1938, “un día del cual tenía ya el recuerdo”.
Los dos fueron encarcelados por los regímenes apátridas que el Perú han sido (y son)
Los dos son faros de un pueblo que con seguridad sabrá construir su destino, más allá de las dificultades de estos tiempos.
José Carlos Mariátegui La Chira y César Abraham Vallejo Mendoza son dos peruanos de la misma generación. Mariátegui nació el 14 de junio de 1894 y Vallejo el 16 de marzo de 1892. Iniciaron sus inquietudes intelectuales en sus regiones y posteriormente “ocuparon” Lima. En ese periodo el “provincianismo” emergió en todos los ámbitos: cultural, literario, educativo, político e ideológico.
El apellido Mariátegui - se dice-, tiene su origen en el buen deseo de la población de Navarra hacia un guerrero que se enfrentaba a los moros y que era saludado con la frase: “que María te guíe”. La raíz del apellido La Chira está en la histórica Comunidad San Juan de Catacaos. Anota el maestro Jacobo Cruz Villegas en su libro Ccatacaos, que La Chira era una parcialidad de los descendientes de Walak y de Mecnon, que solían venirse en masa a los valles de Huacho y Pativilca, de Cañete y de Ica, a ganarse el sustento en las labores agrícolas. La madre de Mariátegui fue hija de un tallán. José Carlos fue hijo de padre de origen hispano y madre de origen nativo. Esos son los genes de José Carlos, natural de Moquegua, ciudad costeña del sur del Perú.
César Abraham tuvo como abuelos paterno y materno a dos curas españoles y a dos nativas hermosas que llegaron a tener, a su tiempo, dos vástagos que serían los padres de Vallejo, Don Francisco de Paula Vallejo Benites y Doña María de Los Santos Mendoza y Gurrionero. En él se fusiona también la cultura hispana con la cultura del Perú ancestral. César Abraham tiene como cuna la provincia de La Libertad, Santiago de Chuco, pueblo andino del norte del Perú.
Los dos destacaron por su inteligencia y su sensibilidad.
Mariátegui se aproximó a la poesía desde su ambiente franciscano de niño y púber convaleciente y de mentalidad aguda. Sus motivaciones fueron Dios y la vida.
Vallejo se hizo poeta desde muy temprano al contacto con el hogar, las lecturas bíblicas, el verdor del valle andino y las cordilleras imponentes. Sus motivaciones fueron Dios, el amor, la casa, la familia, la cultura ancestral; la solidaridad con los que sufren.
Los dos, José Carlos y César Abraham, pensaron el Perú desde una perspectiva progresista. Igual lo hicieron sus contemporáneos: Víctor Raúl Haya de La Torre, Alcides Spelucin, Abraham Valdelomar, Antenor Orrego, Luis Valcárcel, José Sabogal, Martín Adán (Rafael de La Fuente Benavides), Jorge Basadre, José Antonio Encinas, entre otros más.
Los dos se motivaron con el pensamiento de Manuel Gonzales Prada y se convencen desde los inicios de sus periplos de vida que el orden establecido era injusto y marginador para la gente del pueblo, y también representaba un enorme atraso para la patria.
Los dos trabajaron desde muy jóvenes para ganarse el sustento.
Mariátegui hizo del periodismo su patria intelectual (la frase es del historiador Jorge Basadre) y desde adolescente se desempeñó como operario de los talleres periodísticos hasta llegar a ser el prestigiado ensayista que el mundo intelectual y los sectores populares conscientes respetan y admiran.
Vallejo, en Trujillo o Lima hizo docencia para poder costear sus estudios en la Universidad Nacional de Trujillo y posteriormente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En el Colegio San Juan de Trujillo fue profesor de quien sería después el destacado novelista Ciro Alegría Bazán.
Los dos viajaron a Europa.
Mariátegui lo hace en 1919, a Italia, y retorna en marzo de 1923. Allí “desposa una mujer y algunas ideas”. Se hizo “marxista convicto y confeso”. Al volver se entregó con todas sus fuerzas y su inteligencia a la creación del socialismo en el Perú. Ocupó una cátedra en la Universidad Popular Manuel Gonzáles Prada, dictó el curso de Historia de la Crisis Mundial advirtiendo a sus alumnos que “no llegaba a enseñar sino a estudiar con ellos”. Ahí formuló una propuesta de autoeducación que los “expertos” tan dados a imitar las experiencias foráneas han pasado de largo y que las tendencias democráticas y socialistas están en el deber de estudiar y desarrollar. Además, Mariátegui fundó la hasta ahora insuperable revista “Amauta”, la Confederación General de Trabajadores del Perú y el Partido Socialista del Perú, con base doctrinaria, política y organizativa de indiscutiblemente carácter comunista.
Vallejo viajó a París en junio de 1923. No retornó, aunque siempre tuvo en el centro de sus desvelos al Perú, a los sectores marginados que en nuestra patria siempre han sido los más. Después de su primer viaje a la URSS, 1928, rompe con el APRA, el partido que fundó en México Haya de La Torre y solicita su incorporación al Partido que había fundado en 1928 José Carlos. Además fue profesor de marxismo de un círculo obrero francés. En la ciudad luz se casa con la dama Georgette Philipart e inicia una intensa labor cultural. El gobierno de Francia, nada menos que el régimen de un país que era la cuna de la libertad, igualdad y fraternidad, lo expulsa. Vallejo va a España. En 1936 al iniciarse la guerra civil española abiertamente se adhiere a la causa de los republicanos.
Mariátegui nos dejó una obra vasta y de imprescindible lectura para el ejercicio de una ciudadanía consciente y para la forja de “un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo”. Los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, La escena contemporánea, Peruanicemos el Perú, Ideología y política, son lecturas básicas para los peruanos que tienen interés en no deambular a ciegas por los caminos de la vida. Ahí, en esas obras y en otras como Cartas de Italia, Figuras y aspectos de la vida mundial, Temas de educación, etc., está vivo y dialéctico el pensamiento de un hombre que se le ha reconocido como el más lúcido de los intelectuales marxistas de América Latina.
Vallejo nos dejó sus Heraldos negros, Trilce, Poemas humanos, Poemas en prosa, España aparta de mí este cáliz, poesía fusionada de savia andina y de humanidad. Nos dejó también Paco Yunque y El tungsteno, cuento y novela, hechos con una visión dialéctica y con un mensaje de compromiso y solidaridad con una población casi esclavizada por razones económicas y culturales. Escribió también teatro para hacer pensar (Colacho hermanos, La Piedra cansada). Hizo periodismo informativo y de análisis. A nivel de ensayo nos dejó El arte y la revolución, donde afirmó la importancia del compromiso ético y estético de un escritor.
En abril murieron físicamente pero su pensamiento y en su ejemplo están vivos. Los socialistas y todos los peruanos conscientes debemos evitar que queden reducidos a una simple frase y al más absoluto olvido.
Mariátegui murió en Lima, en 1930; fue una “pérdida honda” “porque su estación aún dictaba frutos”. Vallejo murió en París, en 1938, “un día del cual tenía ya el recuerdo”.
Los dos fueron encarcelados por los regímenes apátridas que el Perú han sido (y son)
Los dos son faros de un pueblo que con seguridad sabrá construir su destino, más allá de las dificultades de estos tiempos.
jueves, 16 de abril de 2009
Homenaje a José Carlos Mariátegui
BOSQUE DE PALABRAS, publica el día de hoy -conmemorando el 78º aniversario de la desaparición física de José Carlos Mariátegui- el siguiente texto de Víctor Mazzi Trujillo:
CANCIÓN OBRERA A JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Era altoy deslumbrante como un faro.
Emergió su bronca voz
cuando se avergonzaba el hombre
de sus nefandas vestiduras,
crecían las persecuciones
y torturaban las nuevas ideas
hasta asfixiar en sangre
el grito jornalero.
Era la voz ardiente
que despertó huracanes,
invadió tugurios,
sublevó factorías,
despeñóse en sembríos
desbordando la aurora.
Dijo, cósmico y clasista:
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!
Irradió
los primeros resplandores
de la revolución socialista.
Por él, compañeros,
hemos aprendido la lección
de una vida esplendorosa
restallando las médulas
conociendo el suplicio
y, sobre todo,
levantando sindicatos,
defendiendo sin tregua
la horrenda explotación del hombre.
Mañana, cuando nuestro hijo trabaje,
hasta erguir el dios de sus músculos,
cante con son violento
y logre su causa exacta
desatando el haz rojo
de su histórico destino
comprenderá por qué decimos:
¡LOOR A JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI!
Víctor Mazzi Trujillo,Perú.
Julio Carmona, miembro del Comité de Redacción de la Revista Digital argentina<http://www.redaccionpopula/ r.com>Colaborador de la Revista Digital españolahttp://www.municipa/ lidadycultura. es
CANCIÓN OBRERA A JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Era altoy deslumbrante como un faro.
Emergió su bronca voz
cuando se avergonzaba el hombre
de sus nefandas vestiduras,
crecían las persecuciones
y torturaban las nuevas ideas
hasta asfixiar en sangre
el grito jornalero.
Era la voz ardiente
que despertó huracanes,
invadió tugurios,
sublevó factorías,
despeñóse en sembríos
desbordando la aurora.
Dijo, cósmico y clasista:
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!
Irradió
los primeros resplandores
de la revolución socialista.
Por él, compañeros,
hemos aprendido la lección
de una vida esplendorosa
restallando las médulas
conociendo el suplicio
y, sobre todo,
levantando sindicatos,
defendiendo sin tregua
la horrenda explotación del hombre.
Mañana, cuando nuestro hijo trabaje,
hasta erguir el dios de sus músculos,
cante con son violento
y logre su causa exacta
desatando el haz rojo
de su histórico destino
comprenderá por qué decimos:
¡LOOR A JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI!
Víctor Mazzi Trujillo,Perú.
Julio Carmona, miembro del Comité de Redacción de la Revista Digital argentina<http://www.redaccionpopula/ r.com>Colaborador de la Revista Digital españolahttp://www.municipa/ lidadycultura. es
miércoles, 15 de abril de 2009
César Vallejo, a 71 años de su muerte
Por Carlos Castillo Mendoza *
“Nuestro César Vallejo, hablándonos de la muerte, ¡qué lleno de vida está!”
Emilio Barrantes
Tomado del libro Luz de los ojos
Me llama mucho la atención cómo 71 años después de muerto, César Vallejo sigue dando qué hablar, sigue estando en el centro del análisis literario, sigue presente en la vida de quienes buscan tener un mensaje significativo para sí mismos y para los demás, aún suscita pasiones y respuestas a la manera cómo él enfocó la vida, la familia, la patria, las vivencias del amor, la revolución, la opción por los pobres y Dios.
No conozco muchos peruanos que hayan salido del mundo andino para enarbolar su palabra que se nutre de la vertiente cordillerana y decir, con palabras salidas de la toponimia de esas realidades casi rurales del Perú, lo que es para él: la madre, la casa paterna, el labriego, el Apóstol Santiago, los Cristos del alma, los mineros, el niño de la escuela Paco Yunque, Rosada la mujer que vendía chicha a los mineros, los amigos, las convicciones y la muerte misma como realidades que nos acompañan cada día y configuran nuestro universo cultural y humano.
Pero ha muerto y, como lo gritaba en el frontis de su casa del pueblo de Santiago de Chuco en 1959, el profesor Numa Pompilio Romero Chávez, maestro del Colegio secundario local: ¡César Vallejo no ha muerto! Confieso que no entendí mucho esa expresión cuando fue pronunciada, porque en mi adolescencia provinciana muy poco sabía del poeta, cursaba el primer año de media. Ha sino necesario estar frente a su tumba, leer un poco de su obra, hablar de él con un poco de sinceridad en la idea y, lo que es más importante, escuchar lo que otros dicen sobre él, para darme cuenta que 71 años después de su deceso, nuestro poeta mayor sigue vivo.
Como Cristo, que dos mil años después seguimos proclamando su vigencia y su vida entre nosotros, uno comienza a preguntarse: ¿Qué hace que algunos seres humanos se vuelvan imperecederos?, ¿qué los hace estar siempre presentes en nuestros días y acompañar nuestro paso por la vida?, ¿qué hace que aún cuando nosotros dejemos este mundo, ellos continuarán presentes en la voz y el sentimiento de los que nos sucederán en el tiempo y en el espacio?
Hasta hoy, sólo tengo una respuesta. Lo que hace imperecedero a una persona es la claridad de su palabra y la limpieza de su vida. La coherencia entre esas dos dimensiones de la existencia cotidiana. Y eso es un mensaje muy significativo y oportuno para nuestro tiempo. En el evangelio hay un pasaje que narra la escena en que Cristo estaba predicando, y seguramente lo hacía tan bien que una mujer levantándose de entre la multitud le gritó: “Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. Pero Jesús le contestó: “Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”. Para Jesús la coherencia entre la apalabra y la vida era clave en la salvación. (Luc. 11, 27-28). Creo que ahí está lo más grande que rescatamos de César Vallejo, ese es su legado para nosotros, para nuestros hijos y para nuestro país.
Acabamos de ver el juicio a Alberto Fujimori y conocer que ha sido condenado a 25 años de prisión. Si alguien preguntase ¿por qué?, si nos damos cuenta, la respuesta es sencilla: porque una cosa es lo que decía y otra, muy distinta, es lo que hacía. Una incoherencia que alguien pagó con su vida, las víctimas; otros con un sufrimiento sin fin, los familiares; otros con la vergüenza y la humillación, sus hijos y partidarios; y otros lo pagan con la prisión, como el ex presidente y sus secuaces.
Por eso, soy un convencido que hablar de César Vallejo a quien quisiera escuchar, es proponerle un referente; porque la transparencia de su vida y la relación con su palabra en poesía, novela, cuento, teatro, artículo periodístico o en la sencilla carta familiar, ha hecho de él un faro de coherencia entre la vida y la palabra. Sin temor a decepciones, el autor de Trilce puede ser mostrado como ejemplo a quienes quieran tener un modelo al que asirse para organizar su vida.
Veamos algunos ejemplos:
César Vallejo, en carta fechada el 14 de julio de 1923, le escribió a su hermano Víctor Clemente narrándole cómo a poco de llegar a París, el Embajador del Perú en Francia Don Mariano H. Cornejo, ofreció un banquete del que quedó muy impresionado no sólo por lo que allí se sirvió, sino por lo que de él se dijo. “Qué almuerzo más lujoso – escribió Vallejo-. Cornejo brindó por la alegría de tener aquí al poeta Vallejo”. Cuentan sus biógrafos que tiempo después falleció la hija del Embajador y le pidió a César Vallejo que escribiera y dijera un discurso póstumo, pero él se negó aduciendo que al no haberla conocido, le era muy difícil decir algo sobre ella.
El Dr. Marco Martos nos comentó en una conferencia sobre Vallejo en la Universidad César Vallejo, que en una oportunidad el Dr. Raúl Porras Barrenechea le pidió al poeta que escribiera, por encargo, un artículo, al tiempo que colocaba un dinero, en billete, en el bolsillo de su saco. César Vallejo, que necesitaba mucho de ese dinero, lo sacó y devolviéndoselo le dijo: “cuando lo tenga terminado, me paga”. Y no se habló más.
¿No es esta una muestra de rectitud?, ¿no es esto algo por lo que podemos sentirnos aleccionados?, ¿no es así como se conduce la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace? Aun en lo más íntimo. En carta escrita a Georgette un jueves de 1927, luego de haber tenido un encuentro amoroso y, al parecer, muy intenso, César Vallejo le escribe:
“Mi niña adorada,
Vengo a decirte adiós y mi corazón palpita aún con inefable dicha. Me has hecho feliz esta noche como no lo ha sido nunca. Me siento arrebatado y loco por la emoción de haberte tendido por completo entre mis brazos…
En otro párrafo le dice:
Tú partiste con un aire indefiniblemente pensativo, se diría incluso triste…
Para terminar su comunicación así:
Tal vez yo te lastimé con una palabra o con una actitud torpe pero de ninguna manera deseada… Hablaremos mañana. Buenas noches y todas mis caricias.”
¡Qué inmenso este sentido de responsabilidad mostrado ante a la pareja!, es bueno que lo sepan muchos jóvenes de nuestro tiempo que suelen hacer del amor un encuentro trivial, al que a veces banalizan tanto hasta volverlo casi un acto ridículo.
Es por esto que César Vallejo no muere, porque nos sigue dando lecciones de vida, de vida sana, transparente, de cotidianidad muy humanizada.
Y a Juan Larrea, ese amigo español con quien alternó amigablemente por mucho tiempo y que siempre le ayudaba económicamente, (de lo que hizo gala la primera vez que vino al Perú), un 5 de mayo de 1927 César Vallejo le escribió:
“Pienso pagarte lo que te debo, cuanto antes. Tu deuda me mortifica hoy más que nunca. Ya te lo pagaré poco a poco. No siempre me ha de tener Dios en condición de deudor. Algún día debo ser acreedor, aunque es muy poca mi vocación para ello. Tú serás tan bueno de esperarme a que te vaya pagando poco a poco. Tú sabes que no podría hacerlo de otro modo. En todo caso, mi ansia de pagarte será demostrada pagándote aunque sea peseta a peseta.”
Y vaya que Larrea ganó el ciento por uno, porque después de muerto César Vallejo, Larrea escribió y habló sobre él mucho, con lo que logró sacar y obtener buenos réditos.
Esto es lo que hace de nuestro poeta de Santiago de Chuco una persona vigente y al que uno puede adherirse sin temor a descubrir la coartada o la incoherencia. En Capulí, Vallejo y su tierra, trabajamos por poner la palabra y la vida de César Vallejo como un ejemplo para nuestros jóvenes. Hoy que muchos políticos dan vergüenza, ahora que muchos de nuestros líderes quedan cortos y sus limitaciones saltan a cada paso, hoy que hasta nuestros futbolistas nos niegan el sano orgullo de sentirnos ganadores y exhibir un triunfo, hoy que abundan los escribas por encargo y los intereses personales se anteponen a los valores; hoy levantamos la vida y la obra de César Vallejo para reconfortarnos y decirnos que no todo está perdido, que en el Perú siempre ha habido y habrán peruanos y peruanas de hablar claro y de conducta transparente.
Pero que quede claro, para nosotros, César Vallejo no es un fin, es un medio para ponernos de pie y siguiendo su ejemplo de vida entonar: “Tengo el orgullo de ser peruano y ser feliz, de haber nacido en esta hermosa tierra del sol…”
* Docente Universitario
Lima, 15 de abril del 2009
“Nuestro César Vallejo, hablándonos de la muerte, ¡qué lleno de vida está!”
Emilio Barrantes
Tomado del libro Luz de los ojos
Me llama mucho la atención cómo 71 años después de muerto, César Vallejo sigue dando qué hablar, sigue estando en el centro del análisis literario, sigue presente en la vida de quienes buscan tener un mensaje significativo para sí mismos y para los demás, aún suscita pasiones y respuestas a la manera cómo él enfocó la vida, la familia, la patria, las vivencias del amor, la revolución, la opción por los pobres y Dios.
No conozco muchos peruanos que hayan salido del mundo andino para enarbolar su palabra que se nutre de la vertiente cordillerana y decir, con palabras salidas de la toponimia de esas realidades casi rurales del Perú, lo que es para él: la madre, la casa paterna, el labriego, el Apóstol Santiago, los Cristos del alma, los mineros, el niño de la escuela Paco Yunque, Rosada la mujer que vendía chicha a los mineros, los amigos, las convicciones y la muerte misma como realidades que nos acompañan cada día y configuran nuestro universo cultural y humano.
Pero ha muerto y, como lo gritaba en el frontis de su casa del pueblo de Santiago de Chuco en 1959, el profesor Numa Pompilio Romero Chávez, maestro del Colegio secundario local: ¡César Vallejo no ha muerto! Confieso que no entendí mucho esa expresión cuando fue pronunciada, porque en mi adolescencia provinciana muy poco sabía del poeta, cursaba el primer año de media. Ha sino necesario estar frente a su tumba, leer un poco de su obra, hablar de él con un poco de sinceridad en la idea y, lo que es más importante, escuchar lo que otros dicen sobre él, para darme cuenta que 71 años después de su deceso, nuestro poeta mayor sigue vivo.
Como Cristo, que dos mil años después seguimos proclamando su vigencia y su vida entre nosotros, uno comienza a preguntarse: ¿Qué hace que algunos seres humanos se vuelvan imperecederos?, ¿qué los hace estar siempre presentes en nuestros días y acompañar nuestro paso por la vida?, ¿qué hace que aún cuando nosotros dejemos este mundo, ellos continuarán presentes en la voz y el sentimiento de los que nos sucederán en el tiempo y en el espacio?
Hasta hoy, sólo tengo una respuesta. Lo que hace imperecedero a una persona es la claridad de su palabra y la limpieza de su vida. La coherencia entre esas dos dimensiones de la existencia cotidiana. Y eso es un mensaje muy significativo y oportuno para nuestro tiempo. En el evangelio hay un pasaje que narra la escena en que Cristo estaba predicando, y seguramente lo hacía tan bien que una mujer levantándose de entre la multitud le gritó: “Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. Pero Jesús le contestó: “Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”. Para Jesús la coherencia entre la apalabra y la vida era clave en la salvación. (Luc. 11, 27-28). Creo que ahí está lo más grande que rescatamos de César Vallejo, ese es su legado para nosotros, para nuestros hijos y para nuestro país.
Acabamos de ver el juicio a Alberto Fujimori y conocer que ha sido condenado a 25 años de prisión. Si alguien preguntase ¿por qué?, si nos damos cuenta, la respuesta es sencilla: porque una cosa es lo que decía y otra, muy distinta, es lo que hacía. Una incoherencia que alguien pagó con su vida, las víctimas; otros con un sufrimiento sin fin, los familiares; otros con la vergüenza y la humillación, sus hijos y partidarios; y otros lo pagan con la prisión, como el ex presidente y sus secuaces.
Por eso, soy un convencido que hablar de César Vallejo a quien quisiera escuchar, es proponerle un referente; porque la transparencia de su vida y la relación con su palabra en poesía, novela, cuento, teatro, artículo periodístico o en la sencilla carta familiar, ha hecho de él un faro de coherencia entre la vida y la palabra. Sin temor a decepciones, el autor de Trilce puede ser mostrado como ejemplo a quienes quieran tener un modelo al que asirse para organizar su vida.
Veamos algunos ejemplos:
César Vallejo, en carta fechada el 14 de julio de 1923, le escribió a su hermano Víctor Clemente narrándole cómo a poco de llegar a París, el Embajador del Perú en Francia Don Mariano H. Cornejo, ofreció un banquete del que quedó muy impresionado no sólo por lo que allí se sirvió, sino por lo que de él se dijo. “Qué almuerzo más lujoso – escribió Vallejo-. Cornejo brindó por la alegría de tener aquí al poeta Vallejo”. Cuentan sus biógrafos que tiempo después falleció la hija del Embajador y le pidió a César Vallejo que escribiera y dijera un discurso póstumo, pero él se negó aduciendo que al no haberla conocido, le era muy difícil decir algo sobre ella.
El Dr. Marco Martos nos comentó en una conferencia sobre Vallejo en la Universidad César Vallejo, que en una oportunidad el Dr. Raúl Porras Barrenechea le pidió al poeta que escribiera, por encargo, un artículo, al tiempo que colocaba un dinero, en billete, en el bolsillo de su saco. César Vallejo, que necesitaba mucho de ese dinero, lo sacó y devolviéndoselo le dijo: “cuando lo tenga terminado, me paga”. Y no se habló más.
¿No es esta una muestra de rectitud?, ¿no es esto algo por lo que podemos sentirnos aleccionados?, ¿no es así como se conduce la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace? Aun en lo más íntimo. En carta escrita a Georgette un jueves de 1927, luego de haber tenido un encuentro amoroso y, al parecer, muy intenso, César Vallejo le escribe:
“Mi niña adorada,
Vengo a decirte adiós y mi corazón palpita aún con inefable dicha. Me has hecho feliz esta noche como no lo ha sido nunca. Me siento arrebatado y loco por la emoción de haberte tendido por completo entre mis brazos…
En otro párrafo le dice:
Tú partiste con un aire indefiniblemente pensativo, se diría incluso triste…
Para terminar su comunicación así:
Tal vez yo te lastimé con una palabra o con una actitud torpe pero de ninguna manera deseada… Hablaremos mañana. Buenas noches y todas mis caricias.”
¡Qué inmenso este sentido de responsabilidad mostrado ante a la pareja!, es bueno que lo sepan muchos jóvenes de nuestro tiempo que suelen hacer del amor un encuentro trivial, al que a veces banalizan tanto hasta volverlo casi un acto ridículo.
Es por esto que César Vallejo no muere, porque nos sigue dando lecciones de vida, de vida sana, transparente, de cotidianidad muy humanizada.
Y a Juan Larrea, ese amigo español con quien alternó amigablemente por mucho tiempo y que siempre le ayudaba económicamente, (de lo que hizo gala la primera vez que vino al Perú), un 5 de mayo de 1927 César Vallejo le escribió:
“Pienso pagarte lo que te debo, cuanto antes. Tu deuda me mortifica hoy más que nunca. Ya te lo pagaré poco a poco. No siempre me ha de tener Dios en condición de deudor. Algún día debo ser acreedor, aunque es muy poca mi vocación para ello. Tú serás tan bueno de esperarme a que te vaya pagando poco a poco. Tú sabes que no podría hacerlo de otro modo. En todo caso, mi ansia de pagarte será demostrada pagándote aunque sea peseta a peseta.”
Y vaya que Larrea ganó el ciento por uno, porque después de muerto César Vallejo, Larrea escribió y habló sobre él mucho, con lo que logró sacar y obtener buenos réditos.
Esto es lo que hace de nuestro poeta de Santiago de Chuco una persona vigente y al que uno puede adherirse sin temor a descubrir la coartada o la incoherencia. En Capulí, Vallejo y su tierra, trabajamos por poner la palabra y la vida de César Vallejo como un ejemplo para nuestros jóvenes. Hoy que muchos políticos dan vergüenza, ahora que muchos de nuestros líderes quedan cortos y sus limitaciones saltan a cada paso, hoy que hasta nuestros futbolistas nos niegan el sano orgullo de sentirnos ganadores y exhibir un triunfo, hoy que abundan los escribas por encargo y los intereses personales se anteponen a los valores; hoy levantamos la vida y la obra de César Vallejo para reconfortarnos y decirnos que no todo está perdido, que en el Perú siempre ha habido y habrán peruanos y peruanas de hablar claro y de conducta transparente.
Pero que quede claro, para nosotros, César Vallejo no es un fin, es un medio para ponernos de pie y siguiendo su ejemplo de vida entonar: “Tengo el orgullo de ser peruano y ser feliz, de haber nacido en esta hermosa tierra del sol…”
* Docente Universitario
Lima, 15 de abril del 2009
lunes, 6 de abril de 2009
Valoración sobre César Vallejo
PARTE UNO
Por Julio Yovera B.
“¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!”
César Vallejo
INTRODUCCIÓN
En estos tiempos de crisis integral, los docentes de Cátedra Vallejo de la UCV – Lima, alentados por un modelo de Universidad que propone el humanismo y la innovación académica, venimos desarrollando una asignatura que abre caminos para que los estudiantes accedan a una formación integral que prioriza el ser y que, por lo mismo, define una propuesta que sirve para establecer una relación fraterna con los demás miembros de la sociedad, de armonía con la naturaleza, de identidad con la cultura andina ancestral y de afecto y respeto con la inmensa humanidad.
Cátedra Vallejo hace posible que los estudiantes dirijan su mirada hacia la vida y obra de un hombre a quien la sociedad peruana y la humanidad del planeta lo reconocen como una de las personalidades más destacadas de todos los tiempos, que desde su perspectiva intelectual y desde su condición de escritor, cultivó un humanismo y un espíritu solidario, que asombra y conmueve a la sociedad globalizada; lo que hace vigente y actual.
Con el presente trabajo nos proponemos revalorar a César Abraham Vallejo Mendoza como estudiante, docente y poeta. Asimismo, enfatizamos la importancia de una asignatura como Cátedra Vallejo.
El propósito de este trabajo, además de acompañar al poeta, de manera rápida por su agitada senda, es valorar uno de sus activos más preciados: su compromiso ético y militante con los más necesitados.
CAPITULO I
EL ESTUDIANTE CÉSAR VALLEJO
1.1.- LOS PRIMEROS AÑOS
El poeta universal del Perú, César Abraham Vallejo Mendoza, nació en el seno de una familia andina católica, el 16 de marzo de 1892, en la provincia de Santiago de Chuco, departamento de La Libertad. Su padre fue Don Francisco de Paula Vallejo y su madre Doña María de los Santos Mendoza. Ambos eran hijos de curas españoles y se esmeraron en educarlo en un ambiente de respeto y veneración a su credo religioso, y de fraternidad, armonía y amor a su familia y sus mayores; cualidades muy propios de la cultura ancestral peruana.
El hogar Vallejo – Mendoza tuvo 12 vástagos. El mismo César Abraham, según lo narra su compañera Georgette Phillipard (1908 – 1984), los agrupa de la forma siguiente: “los viejos: María Jesús, Víctor Clemente, Francisco Cleofé, Manuel María; los mayores: Augusto José, María Encarnación, Néstor Paula, María; los pequeños: Águeda María, Natividad Victoria, Miguel Ambrosio, César Abraham “ (1)
Vallejo inició sus estudios en la escuela Nº 80520 – 271, institución educativa de su pueblo natal que hoy es patrimonio de Santiago de Chuco y del país, pues, sus aulas tienen el extraordinario privilegio de haber acogido a un niño llamado César Vallejo, que desde su edad escolar sobresalió en sus calificaciones.
Al concluir la primaria, sus padres deciden matricularlo en el Colegio Secundario “San Nicolás” de Huamachuco. Hay que aclarar que por esa época, primera década del siglo XX, Santiago de Chuco era un distrito de la provincia de Huamachuco y carecía de colegio secundario. El adolescente Vallejo muestra una especial predisposición por el estudio; de manera que al concluir su secundaria logra las más altas calificaciones en todas las asignaturas.
En sus certificados oficiales de estudio aparecen consecutivamente las siguientes notas: “Gramática Castellana: 20. Geografía Descriptiva: 20. Historia Universal: 20. Algebra: 20 (2, Palabra de Maestro, Revista de la Derrama Magisterial). Las notas de Vallejo nos permiten afirmar que fue un estudiante brillante y pese a ello no buscó su acomodo y ventaja personal, sino que se formó para poner su talento al servicio de los sectores más necesitados.
1. 2.- TRUJILLO Y LA UNIVERSIDAD
En 1910 Vallejo viajó a Trujillo, ciudad ubicada en la costa norte del Perú, 5 mil años atrás, esa parte del país fue espacio vital de la cultura Mochica que adquirió renombre por el importante desarrollo y logros de sus actividades agrícolas e hidráulicas, así como de su cerámica y arquitectura.
En el periodo de la conquista y la colonia, Trujillo es un enclave debido a su ubicación estratégica y su importancia política, económica y administrativa.
Cuando las condiciones sociales fueron propicias, la llama libertaria alumbró a la sociedad trujillana y aportó el logro de la emancipación con el destacado patriota José Faustino Sánchez Carrión, a decir del historiador Jorge Basadre, “el hombre más eminente de la emancipación” (3)
Durante la etapa de la República, Trujillo fue una ciudad próspera y señorial pero – lo que es común en las ciudades del Perú - con dos mudos incomunicados, excepto para lo funcional: el Trujillo populoso de Mansiche y Huanchaco, cuyas expresiones ancestrales se expresan en su gente y sus costumbres y la ciudad de corte colonial, ocupada por familias de pasado aristócrata.
En relación a los modos de producción. Desde finales del siglo XIX e inicios del XX, aparecen formas de producción capitalista. En ese contexto de “modernidad” adquieren poder y protagonismo, de un lado, los varones del azúcar; de otro, una suerte de proletariado agrícola. Estos hechos no pasan desapercibidos para César Vallejo, quien además de poseer una inteligencia abierta, tiende a sentirse comprometido con los que sufren.
La Universidad hasta entonces espacio exclusivo de las viejas castas empieza a sentir los vientos de la democratización. Aunque de manera lenta, las autoridades abren los claustros a nuevos sectores sociales. César Vallejo se matricula en la Facultad de Filosofía y Letras. Es innegable que la condición de estudiante universitario lo pone en contacto con el conocimiento científico, la filosofía, la cultura universal y la literatura. Sus años de estudio le permiten como a todo estudiante aprovechado debelar los “misterios” de la vida e iniciar su conocimiento del mundo y el país de manera racional.
Además, impulsado por su inicial inquietud intelectual y literaria se aproxima a los grupos juveniles. Frecuenta los círculos culturales donde saboreando “un café lleno de tarde” reflexiona y dialoga junto a sus compañeros, quienes lo acogen en el Grupo “Norte” que había formado Antenor Orrego, (1892 – 1960) y que conformaban entre otros, Eulogio Garrido (1888 – 1967), , Víctor Raúl Haya de La Torre (1895 – 1979), Francisco Sandoval (1900 – 1960), Alcides Spelucín (1895 – 1976) y también el pintor Macedonio de la Torre (1893 – 1981), el compositor Carlos Valderrama (1887 – 1950), entre otors (4)
1. 3.- EL TRABAJO COMO APRENDIZAJE
En 1911 se traslada a Lima con la intención de estudiar medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, carrera que abandona, en parte porque no es del todo lo suyo y también porque tiene que enfrentar la dura lucha por la sobrevivencia. Justamente por ese motivo se ve en la necesidad de aceptar el encargo de profesor de los hijos de una familia terrateniente de apellido Sotil. Para cumplir ese cometido se traslada a la ciudad de Huanuco (5)
En 1912 labora como empleado en la hacienda Roma, uno de los emporios del gamonalismo norteño. Si hasta entonces Vallejo se ha sentido en algún momento golpeado y zarandeado por la pobreza, en este lugar ve en toda su crudeza una miseria espantosa que aprisiona a los peones, quienes son víctimas de los capataces, que en complicidad con los terratenientes les dan aguardiente a crédito con el propósito de endeudarlos de por vida. Su condición de simple fuerza de trabajo y de parias acaba con la muerte.
Esta experiencia traumática Vallejo la guardará para siempre en su mundo interior. Entiende que la explotación no sólo es económica, sino moral; el hombre es víctima de degradación y deshumanización; por lo demás, práctica institucionalizada de la vieja sociedad terrateniente.
Vuelve a la Universidad y se matricula en las Facultades de Letras y Derecho. Además, dada su capacidad intelectual y su predisposición para la enseñanza ejerce la docencia en el nivel primario. Vallejo trabaja como docente en la Escuela Primaria de Trujillo, y, posteriormente, en el Colegio San Juan. En ambos se muestra dinámico, activo e identificado con los alumnos. Bien podemos decir, que acaso sin proponérselo Vallejo también es para los maestros un modelo de docente.
CAPITULO II
EL DOCENTE CÉSAR VALLEJO
2.1.- POESIA Y DOCENCIA
En el hogar de los Vallejo - Mendoza el hambre jamás apretó hasta la miseria, sin embargo, César tiene que trabajar para costearse sus estudios. Por eso es que entre los años 1913 y 1914 ejerce labor docente en Trujillo y Lima (Centro Escolar de Varones, Colegio San Juan, Colegio Barrós y Colegio Nuestra Señora de Guadalupe)
El joven Vallejo en Trujillo conoce a la gente del pueblo y capta en el espíritu de los pobladores de Mansiche y Huanchaco las huellas de un pasado definitivamente grandioso y que lo anima a convertirse en su voz y en cierta forma en su heraldo. De ello nos habla en primer libro de poesía (Los Heraldos Negros), que aparece en 1919 (6)
“En los paisajes de Mansiche labra
Imperiales nostalgias el crepúsculo;
Y lábrase la raza en mi palabra,
Como estrella de sangre a flor de músculo” (7)
Percibe también el peso del poder oligárquico, que daba la impresión de férreo y omnímodo y sin embargo ante éste el poeta se muestra rebelde, al extremo de expresar su voluntad santa de arrancarle a los que todos tienen para que haya perfecta armonía, y así crear las condiciones para la resurrección de la justicia.
“Y saquear a los ricos sus viñedos
Con las dos manos santas
Que a un golpe de luz
Volaron desclavadas de la Cruz” (8)
Desde finales del siglo XIX, y de manera intensiva desde inicios del XX, en algunas zonas del país, más que en otras, aparecen formas de producción capitalista. En ese contexto de “modernidad” adquieren poder y protagonismo, de un lado, los varones del azúcar; de otro, lo que llamaremos proletariado agrícola.
Estos hechos no pasan desapercibidos para César Vallejo, quien dirá:
“Y hasta cuándo nos veremos con los demás, al borde
De una mañana eterna, desayunados todos,
Hasta cuando este valle de lágrimas, a donde
Yo nunca dije que me trajeran” (9)
Cuando hacemos la valoración de Vallejo docente lo que pretendemos es subrayar, primero, su experiencia de vida; segundo, su coherencia y toma de posición que lo compromete a buscar la transformación de su realidad; y, tercero, su experiencia no sólo dentro del aula, que no fue poca, sino también su capacidad para hacer docencia como escritor y como periodista.
2.2.- TESTIMONIO DE CIRO ALEGRIA
En 1917, Vallejo ejerce la docencia en el nivel primario en el Colegio “San Juan” de Trujillo. El siguiente es parte del testimonio de uno de sus alumnos.
“Junto a la puerta estaba parado César Vallejo. Magro, cetrino, casi hierático, me pareció un árbol deshojado. Su traje era oscuro como su piel oscura. Por primera vez vi el intenso brillo de sus ojos cuando se inclinó a preguntarme, con una tierna atención, mi nombre.”
“Llegamos a nuestro salón y me condujo hasta mi banco. Él pasó a ocupar su mesa, situada a la misma altura de nuestras carpetas y muy cerca de ellas, de modo que hablaba casi junto a nosotros. En ese momento me di cuenta de que el profesor no se recortaba el pelo como todos los hombres, sino que usaba una gran melena lacia, abundante, nigérrima. Sin saber a qué atribuirlo, pregunté en voz baja a mi compañero de banco: "¿Y por qué tiene el pelo así?". "Poeta es poeta", me cuchicheó. La personalidad de Vallejo se me antojó un tanto misteriosa y comencé a hacerme muchas preguntas que no podía contestar. Él había de sacarme de mi perplejidad dando, con la regla, dos golpecitos en la mesa. Era su modo de pedir atención. Anunció que iba a dictar la clase de geografía y, engarfiando los dedos para simular con sus flacas y morenas manos la forma de la tierra, comenzó a decir:”
“-Niñosh... la Tierra esh redonda como una naranja... Eshta mishma Tierra en que vivimos y vemos como shi fuera plana, esh redonda.”
”César Vallejo -siempre me ha parecido que ésa fue la primera vez que lo vi- estaba con las manos sobre la mesa y la cara vuelta hacia la puerta. Bajo la abundosa melena negra su faz mostraba líneas duras y definidas. La nariz era enérgica y el mentón, más enérgico todavía, sobresalía en la parte inferior como una quilla. Sus ojos oscuros -no recuerdo si eran grises o negros- brillaban como si hubiera lágrimas en ellos”.
“De todo su ser fluía una gran tristeza. Nunca he visto un hombre que pareciera más triste. Su dolor era a la vez una secreta y ostensible condición, que terminó por contagiárseme. Cierta extraña e inexplicable pena me sobrecogió. Aunque a primera vista pudiera parecer tranquilo, había algo profundamente desgarrado en aquel hombre que yo no entendí sino sentí con toda mi despierta y alerta sensibilidad de niño.”
“En Trujillo, Vallejo tenía detractores tenaces así como partidarios acérrimos. En casa, como en todas las de la ciudad, las opiniones estaban divididas”
“César Vallejo nos enseñaba rudimentos de historia, geografía, religión, matemáticas y a leer y escribir. También trataba de enseñarnos a cantar, pero nosotros lo hacíamos mejor que él, pues tenía muy mala voz. En cuanto a marchar, no se preocupaba de que lo hiciéramos bien, cosa en que ponían gran empeño con sus discípulos los maestros de grados superiores. Cuando los alumnos del colegio pasábamos en formación por las calles, yendo al campo de paseo o en los desfiles del 28 de julio, los del primer año de primaria, con nuestro melenudo profesor a la cabeza, no marcábamos regularmente el paso y éramos una tropilla bastante desgarbada. Oíamos que la gente estacionada en las aceras murmuraba viendo a nuestro profesor: "¡Ahí va Vallejo! ¡Ahí va Vallejo!".
“No me cabía duda de que ese hombre extraño era un gran artista, aunque a nadie hubiera podido explicarle bien por qué lo creía. Esta ocasión llegó una tarde, antes de clase. Uno de mis compañeros manifestó que su padre afirmaba que Vallejo no era nadie, ni siquiera como poeta. Mi madre me había dicho que honrara y respetara a los maestros, porque su tarea es muy noble, y le reproché:”
”-¿Y qué? Es profesor y eso es bueno...”
“-¿Crees que ser profesor es una gran cosa? Y todavía ser el último profesor de un colegio, el de primer año... Un "muerto de hambre"...
“Recién comencé a darme cuenta del desdén con que se mira a los profesores en el Perú. El chico que hablaba era miembro de una de las grandes familias de la ciudad, e hijo de un médico famoso. Estaba muy pagado de todo ello y, para terminar de apabullar al pobre profesor, dijo:”
“-Ni siquiera como poeta sirve... mejor es Chocano. Es lo que dice mi padre, que sabe lo que habla.”
“-Es un gran poeta -repliqué muy afirmativamente.”
“-¿Qué sabes tú? ¿Crees que porque te deja leer libros puedes hablar?”
“-Es un gran poeta -insistí.”
“-A ver, dinos por qué es un gran poeta... “
“No supe qué razones aducir. “
“Al recordarlo, siempre tuve la impresión de que estaría haciendo un duro camino de artista y hombre cargado de penas y distancias.” (10)
2.2. MAESTRO POR SIEMPRE
Las líneas que hemos reproducido son parte de un testimonio dictado de afecto, de aprecio y de recuerdos. El autor es Ciro Alegría Bazán (1909 – 1967), quien con el discurrir del tiempo llegó a ser escritor e hizo suya también la lucha de los pobres que si bien viven en un mundo ancho les es terriblemente ajeno. De hecho, aquel maestro tiene mucho que ver con el destino de escritor Ciro Alegría, a quien debemos la descripción fotográfica y espiritual del joven César Vallejo.
El fragmento de la lectura nos permite aproximarnos al docente descrito desde una carpeta con tal grado de motivación que el alumno lo percibe como una anunciación y lo ve “como un mensaje de la tierra”. Su deslumbramiento no le ha impedido captar detalles ni imágenes: recuerda el tono y la dicción del poeta, peculiar de los naturales de Santiago de Chuco. Vallejo fue auténtico. A lo largo de toda su vida no negó ni ocultó sus raíces; al contrario, las exhibió con particular orgullo.
El testimonio refiere también el mundo interior del poeta. “Sus ojos oscuros brillaban como si hubieran lágrimas en ellos”. “Nunca he visto un hombre que pareciera más triste”. Vallejo encarna un dolor ahondado por siglos, encarna la trayectoria de vida de una parte de la humanidad, que al ser sometida pierde su libertad y sus posibilidades de realización y se vuelve triste. Pero Vallejo también representa la fe y el optimismo de esa cultura.
Asimismo, nos da a conocer los desprecios de los sectores sociales acomodados contra el maestro César Vallejo. Los alumnos que provienen de las familias pudientes traen al aula los comentarios que escuchan en sus casas, sin ningún recato lo llaman “muerto de hambre”. De hecho, el desprecio de estos sectores contra el profesor y poeta Vallejo es la expresión del desprecio que sienten los grupos de poder contra los marginados en general.
Vallejo es un ejemplo. Por cierto, no todos los maestros pueden ascender a las cimas de la poesía; no están obligados a ello. Lo importante es que den todo de sí y que pongan en el centro de su diario trajín a sus alumnos para que éstos aprendan. En la descripción de Ciro Alegría vemos a un Vallejo preocupado, esmerado por sus alumnos.
Hoy, cuando los maestros han perdido mucho de su autoestima y de la estima de sus alumnos, Vallejo también es un referente para los que ejercen la responsabilidad de educar a los hijos de nuestro pueblo.
Desde muy joven asoma una cualidad en Vallejo: no le son suficientes sus logros personales. Se interesa por su realización pero se interesa por el destino de los demás. Por ello es que ausculta sobre la realidad de un Perú que tiene contradicciones y abismos aparentemente insalvables. Estas inquietudes coinciden con el inicio de una nueva época y de nuevas corrientes filosóficas, estéticas, literarias y poéticas, que toman de motivación y fuente al pueblo, generando el disgusto y el desprecio de las clases sociales privilegiadas.
III
VALORACION SOBRE VALLEJO
3.1.- UNA EXPERIENCIA INNOVADORA
César Vallejo es junto a José Carlos Mariátegui un peruano universal. Los intereses en juego y también los prejuicios lo han ubicado en la escala de los marginales. Lo cercenan a propósito. Vallejo es, en nuestra opinión, uno de los más destacados intelectuales del Perú contemporáneo. No sólo fue un poeta, también fue un narrador extraordinario; su cuento “Paco Yunque” lo define como un escritor agudo y solvente. No sólo conduce su pluma de manera brillante, sino que tiene una perspicacia y certeza para no extraviarse en los detalles y acomodos de una sociedad que suele confundir a sus críticos.
El propósito de este breve trabajo ha sido recordar y actualizar lo que los Clemente Palma de la globalización han “olvidado” de Vallejo: su compromiso ético y estético. Ambos son parte de su mismo proceso creador, por lo mismo, la dimensión cósmica de Vallejo - poeta y la dimensión social de Vallejo - hombre tiene que ver con sus raíces ancestrales personales - comunitarias y con su “filiación y su fe” (11)
El conocimiento de la vida y obra de César Vallejo entre la población y de manera particular entre los estudiantes, es fundamental para darle identidad y calidad al Proyecto Educativo Nacional, y éste será pertinente solo en la medida que la visión y misión que se le dé a la educación tenga coherencia con los objetivos estratégicos del Proyecto Nacional de Desarrollo, que después de 187 años de vida republicana, aún no existe. De manera que los nuevos sujetos históricos y las nuevas propuestas político sociales tienen la responsabilidad de formular.
Nuestra apreciación es categórica: no habrá horizonte para el Proyecto Educativo Nacional y no habrán metas y objetivos claros en educación si es que no hay Proyecto Nacional de Desarrollo.
La educación en general actúa sobre el ser individual y el ser social. De manera que una propuesta seria, elaborada desde una perspectiva democrática y en función de los intereses de las personas y de la sociedad peruana, tiene como reto rediseñar todo el sistema educativo: la concepción filosófica, la teoría del aprendizaje, el currículo y las estrategias y de modelos didácticos. Sobre esa base será viable poner en marcha un sistema educativo centrado en la adquisición y creación de conocimientos; en la formación y desarrollo de competencias (como sinónimo de cualidades); en la generación de destrezas y capacidades; además, en la forja de personalidades y espíritus con alto sentido axiológico y ético.
En ese enfoque, la educación no sólo forma a la persona sino que aporta decisivamente a la configuración de una atmósfera material y espiritual de una sociedad que se reconoce y valora como multi étnica, pluricultural y multilingüe.
3.2.- CÉSAR VALLEJO COMO PARADIGMA
La producción de Vallejo debe ser objeto de estudio, no sólo para hacer comprensión lectora, análisis de textos, formulación de juicios críticos, o para adquirir conocimientos sobre las tendencias culturales o informarse de la historia de las doctrinas e ideas modernas, o para adquirir destrezas argumentativas verbales y orales; pero, sobretodo debe servirnos para inculcar valores. Estudiar la vida y la obra de Vallejo nos ofrece un material formativo valioso para el educando. Es decir, las fortalezas de Cátedra Vallejo son más de una.
En la medida que la obra de Vallejo refleja y hace una valoración del mundo andino es un factor de identidad nacional y en la media que palpita en su obra la aspiración por una sociedad justa, solidaria y hermanada, su propuesta es humanista y universal.
Si se logra en los próximos años afirmar la obra de Vallejo como parte del Proyecto Educativo Nacional, éste tendrá alma y espíritu. Podremos, además, precisar mejor el perfil profesional de los egresados, pues, Vallejo, en su vida misma, es un ejemplo de apostolado, de ética, de servicio y de coherencia. Por eso es que, con el paso del tiempo, no sólo goza de vigencia sino que – parafraseando un tanto lo que decía de Bolívar el poeta Choquehuanca – está destinado a afirmarse cada vez más como un peruano universal y “con los siglos crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina”. A pesar de sus detractores.
César Vallejo, si bien es expresión de eso que ahora en el lenguaje vigotskiano llamamos “herencia cultural” (12), es también expresión de una voz que es conciencia, de un lenguaje que es pensamiento e inteligencia; perseverancia en la búsqueda de un mejor destino para la humanidad, capaz de beber los cálices amargos del sufrimiento y el destierro
Hoy, en pleno proceso de globalización, donde el pragmatismo está al mando de las conciencias, donde el personalismo se ha exacerbado hasta la neurosis, Vallejo es la representación de un hombre solidario; su mensaje tiene plena vigencia y es un hito espiritual en la construcción del país y en la humanización de una sociedad casi canibalizada.
Si nos atenemos al contexto donde Vallejo realizó su producción intelectual, en el Perú y luego en Europa, nos daremos cuenta que desde la primera fase de su obra la cultura ancestral está presente. En ese sentido, Vallejo es un hacedor de identidad nacional y de peruanidad. Por eso es que Mariátegui, el Amauta autor de los 7 Ensayos, que este 2008 cumple 80 años de vigencia, lo reconoce como un hito fundamental de ese proceso constructor de identidad nacional.
“Vallejo es el poeta de una estirpe, de una raza. En Vallejo se encuentra, por primera vez en nuestra literatura, sentimiento indígena virginalmente expresado” (13) Vallejo es un hito y un medio para darle calidad a nuestra educación, entendida ésta no como un simple empresa, sino un proceso de formación permanente. Los profesionales egresados, independientemente de su carrera y del dominio que tengan de la ciencia y la técnica, deben ser ciudadanos conscientes y con sentido de pertenencia de lo que es su país y su sociedad.
CONCLUSIONES:
CAPITULO 1
1.- César Vallejo desde sus años de estudiante primario y secundario destacó en sus calificaciones, demostrando con ello responsabilidad y empeño. Es un ejemplo a seguir.
2.- Las dificultades económicas si bien son limitaciones muy serias jamás deben anular las metas y los ideales de las personas. Si bien Vallejo, como estudiante de nivel superior tuvo apremios, no se amilanó y llegó a graduarse.
CAPITULO II
3.- Vallejo como docente estuvo muy identificado con sus alumnos, demostraba preocupación e interés por quienes eran sus estudiantes y los apoyaba demostrando que tenía vocación para la docencia.
4.- Los docentes que se identifican con los alumnos influyen de manera muy marcada en la vida de éstos, aunque cuando la permanencia en términos de tiempo sea sumamente breve.
CAPITULO III
5.- Vallejo es un hito espiritual de primer nivel en la forja de la identidad nacional, puesto que permite desde su vida y obra inculcar conocimientos, actitudes y valores.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1) VALLEJO, de Georgette, Allá ellos… Editorial Zalvac, Perugraph Editores S.A. Abril 1968, Lima, Perú.
2) PALABRA DE MAESTRO, Revista de la Derrama Magisterial, Año 3, Nº 6, Mayo 1992, Lima, Perú.
3) http://fenix137rls.blogspot.com/2009/02/un-aniversario-olvidado-13-de-febrero.html
4) http://iepsanluis.blogspot.com/2006/07/grupo-norte-un-grupo-de-impacto.html
5) Idem.
6) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
7) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
8) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
9) Idem.
10) http://www.google.com.pe/search?hl=es&q=el+vallejo+que+yo+conoci%2C+ciro+alegria&meta=
11) MARIÀTEGUI, José Carlos, 7 Ensayos de Interpretación de la realidad peruana, Empresa Amauta, Editorial Minerva, 1973, Lima, Perú.
12) PALABRA DE MAESTRO, Revista de la Derrama Magisterial, Año 10, Nº 29, Junio, 2004, Lima, Perú.
Por Julio Yovera B.
“¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!”
César Vallejo
INTRODUCCIÓN
En estos tiempos de crisis integral, los docentes de Cátedra Vallejo de la UCV – Lima, alentados por un modelo de Universidad que propone el humanismo y la innovación académica, venimos desarrollando una asignatura que abre caminos para que los estudiantes accedan a una formación integral que prioriza el ser y que, por lo mismo, define una propuesta que sirve para establecer una relación fraterna con los demás miembros de la sociedad, de armonía con la naturaleza, de identidad con la cultura andina ancestral y de afecto y respeto con la inmensa humanidad.
Cátedra Vallejo hace posible que los estudiantes dirijan su mirada hacia la vida y obra de un hombre a quien la sociedad peruana y la humanidad del planeta lo reconocen como una de las personalidades más destacadas de todos los tiempos, que desde su perspectiva intelectual y desde su condición de escritor, cultivó un humanismo y un espíritu solidario, que asombra y conmueve a la sociedad globalizada; lo que hace vigente y actual.
Con el presente trabajo nos proponemos revalorar a César Abraham Vallejo Mendoza como estudiante, docente y poeta. Asimismo, enfatizamos la importancia de una asignatura como Cátedra Vallejo.
El propósito de este trabajo, además de acompañar al poeta, de manera rápida por su agitada senda, es valorar uno de sus activos más preciados: su compromiso ético y militante con los más necesitados.
CAPITULO I
EL ESTUDIANTE CÉSAR VALLEJO
1.1.- LOS PRIMEROS AÑOS
El poeta universal del Perú, César Abraham Vallejo Mendoza, nació en el seno de una familia andina católica, el 16 de marzo de 1892, en la provincia de Santiago de Chuco, departamento de La Libertad. Su padre fue Don Francisco de Paula Vallejo y su madre Doña María de los Santos Mendoza. Ambos eran hijos de curas españoles y se esmeraron en educarlo en un ambiente de respeto y veneración a su credo religioso, y de fraternidad, armonía y amor a su familia y sus mayores; cualidades muy propios de la cultura ancestral peruana.
El hogar Vallejo – Mendoza tuvo 12 vástagos. El mismo César Abraham, según lo narra su compañera Georgette Phillipard (1908 – 1984), los agrupa de la forma siguiente: “los viejos: María Jesús, Víctor Clemente, Francisco Cleofé, Manuel María; los mayores: Augusto José, María Encarnación, Néstor Paula, María; los pequeños: Águeda María, Natividad Victoria, Miguel Ambrosio, César Abraham “ (1)
Vallejo inició sus estudios en la escuela Nº 80520 – 271, institución educativa de su pueblo natal que hoy es patrimonio de Santiago de Chuco y del país, pues, sus aulas tienen el extraordinario privilegio de haber acogido a un niño llamado César Vallejo, que desde su edad escolar sobresalió en sus calificaciones.
Al concluir la primaria, sus padres deciden matricularlo en el Colegio Secundario “San Nicolás” de Huamachuco. Hay que aclarar que por esa época, primera década del siglo XX, Santiago de Chuco era un distrito de la provincia de Huamachuco y carecía de colegio secundario. El adolescente Vallejo muestra una especial predisposición por el estudio; de manera que al concluir su secundaria logra las más altas calificaciones en todas las asignaturas.
En sus certificados oficiales de estudio aparecen consecutivamente las siguientes notas: “Gramática Castellana: 20. Geografía Descriptiva: 20. Historia Universal: 20. Algebra: 20 (2, Palabra de Maestro, Revista de la Derrama Magisterial). Las notas de Vallejo nos permiten afirmar que fue un estudiante brillante y pese a ello no buscó su acomodo y ventaja personal, sino que se formó para poner su talento al servicio de los sectores más necesitados.
1. 2.- TRUJILLO Y LA UNIVERSIDAD
En 1910 Vallejo viajó a Trujillo, ciudad ubicada en la costa norte del Perú, 5 mil años atrás, esa parte del país fue espacio vital de la cultura Mochica que adquirió renombre por el importante desarrollo y logros de sus actividades agrícolas e hidráulicas, así como de su cerámica y arquitectura.
En el periodo de la conquista y la colonia, Trujillo es un enclave debido a su ubicación estratégica y su importancia política, económica y administrativa.
Cuando las condiciones sociales fueron propicias, la llama libertaria alumbró a la sociedad trujillana y aportó el logro de la emancipación con el destacado patriota José Faustino Sánchez Carrión, a decir del historiador Jorge Basadre, “el hombre más eminente de la emancipación” (3)
Durante la etapa de la República, Trujillo fue una ciudad próspera y señorial pero – lo que es común en las ciudades del Perú - con dos mudos incomunicados, excepto para lo funcional: el Trujillo populoso de Mansiche y Huanchaco, cuyas expresiones ancestrales se expresan en su gente y sus costumbres y la ciudad de corte colonial, ocupada por familias de pasado aristócrata.
En relación a los modos de producción. Desde finales del siglo XIX e inicios del XX, aparecen formas de producción capitalista. En ese contexto de “modernidad” adquieren poder y protagonismo, de un lado, los varones del azúcar; de otro, una suerte de proletariado agrícola. Estos hechos no pasan desapercibidos para César Vallejo, quien además de poseer una inteligencia abierta, tiende a sentirse comprometido con los que sufren.
La Universidad hasta entonces espacio exclusivo de las viejas castas empieza a sentir los vientos de la democratización. Aunque de manera lenta, las autoridades abren los claustros a nuevos sectores sociales. César Vallejo se matricula en la Facultad de Filosofía y Letras. Es innegable que la condición de estudiante universitario lo pone en contacto con el conocimiento científico, la filosofía, la cultura universal y la literatura. Sus años de estudio le permiten como a todo estudiante aprovechado debelar los “misterios” de la vida e iniciar su conocimiento del mundo y el país de manera racional.
Además, impulsado por su inicial inquietud intelectual y literaria se aproxima a los grupos juveniles. Frecuenta los círculos culturales donde saboreando “un café lleno de tarde” reflexiona y dialoga junto a sus compañeros, quienes lo acogen en el Grupo “Norte” que había formado Antenor Orrego, (1892 – 1960) y que conformaban entre otros, Eulogio Garrido (1888 – 1967), , Víctor Raúl Haya de La Torre (1895 – 1979), Francisco Sandoval (1900 – 1960), Alcides Spelucín (1895 – 1976) y también el pintor Macedonio de la Torre (1893 – 1981), el compositor Carlos Valderrama (1887 – 1950), entre otors (4)
1. 3.- EL TRABAJO COMO APRENDIZAJE
En 1911 se traslada a Lima con la intención de estudiar medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, carrera que abandona, en parte porque no es del todo lo suyo y también porque tiene que enfrentar la dura lucha por la sobrevivencia. Justamente por ese motivo se ve en la necesidad de aceptar el encargo de profesor de los hijos de una familia terrateniente de apellido Sotil. Para cumplir ese cometido se traslada a la ciudad de Huanuco (5)
En 1912 labora como empleado en la hacienda Roma, uno de los emporios del gamonalismo norteño. Si hasta entonces Vallejo se ha sentido en algún momento golpeado y zarandeado por la pobreza, en este lugar ve en toda su crudeza una miseria espantosa que aprisiona a los peones, quienes son víctimas de los capataces, que en complicidad con los terratenientes les dan aguardiente a crédito con el propósito de endeudarlos de por vida. Su condición de simple fuerza de trabajo y de parias acaba con la muerte.
Esta experiencia traumática Vallejo la guardará para siempre en su mundo interior. Entiende que la explotación no sólo es económica, sino moral; el hombre es víctima de degradación y deshumanización; por lo demás, práctica institucionalizada de la vieja sociedad terrateniente.
Vuelve a la Universidad y se matricula en las Facultades de Letras y Derecho. Además, dada su capacidad intelectual y su predisposición para la enseñanza ejerce la docencia en el nivel primario. Vallejo trabaja como docente en la Escuela Primaria de Trujillo, y, posteriormente, en el Colegio San Juan. En ambos se muestra dinámico, activo e identificado con los alumnos. Bien podemos decir, que acaso sin proponérselo Vallejo también es para los maestros un modelo de docente.
CAPITULO II
EL DOCENTE CÉSAR VALLEJO
2.1.- POESIA Y DOCENCIA
En el hogar de los Vallejo - Mendoza el hambre jamás apretó hasta la miseria, sin embargo, César tiene que trabajar para costearse sus estudios. Por eso es que entre los años 1913 y 1914 ejerce labor docente en Trujillo y Lima (Centro Escolar de Varones, Colegio San Juan, Colegio Barrós y Colegio Nuestra Señora de Guadalupe)
El joven Vallejo en Trujillo conoce a la gente del pueblo y capta en el espíritu de los pobladores de Mansiche y Huanchaco las huellas de un pasado definitivamente grandioso y que lo anima a convertirse en su voz y en cierta forma en su heraldo. De ello nos habla en primer libro de poesía (Los Heraldos Negros), que aparece en 1919 (6)
“En los paisajes de Mansiche labra
Imperiales nostalgias el crepúsculo;
Y lábrase la raza en mi palabra,
Como estrella de sangre a flor de músculo” (7)
Percibe también el peso del poder oligárquico, que daba la impresión de férreo y omnímodo y sin embargo ante éste el poeta se muestra rebelde, al extremo de expresar su voluntad santa de arrancarle a los que todos tienen para que haya perfecta armonía, y así crear las condiciones para la resurrección de la justicia.
“Y saquear a los ricos sus viñedos
Con las dos manos santas
Que a un golpe de luz
Volaron desclavadas de la Cruz” (8)
Desde finales del siglo XIX, y de manera intensiva desde inicios del XX, en algunas zonas del país, más que en otras, aparecen formas de producción capitalista. En ese contexto de “modernidad” adquieren poder y protagonismo, de un lado, los varones del azúcar; de otro, lo que llamaremos proletariado agrícola.
Estos hechos no pasan desapercibidos para César Vallejo, quien dirá:
“Y hasta cuándo nos veremos con los demás, al borde
De una mañana eterna, desayunados todos,
Hasta cuando este valle de lágrimas, a donde
Yo nunca dije que me trajeran” (9)
Cuando hacemos la valoración de Vallejo docente lo que pretendemos es subrayar, primero, su experiencia de vida; segundo, su coherencia y toma de posición que lo compromete a buscar la transformación de su realidad; y, tercero, su experiencia no sólo dentro del aula, que no fue poca, sino también su capacidad para hacer docencia como escritor y como periodista.
2.2.- TESTIMONIO DE CIRO ALEGRIA
En 1917, Vallejo ejerce la docencia en el nivel primario en el Colegio “San Juan” de Trujillo. El siguiente es parte del testimonio de uno de sus alumnos.
“Junto a la puerta estaba parado César Vallejo. Magro, cetrino, casi hierático, me pareció un árbol deshojado. Su traje era oscuro como su piel oscura. Por primera vez vi el intenso brillo de sus ojos cuando se inclinó a preguntarme, con una tierna atención, mi nombre.”
“Llegamos a nuestro salón y me condujo hasta mi banco. Él pasó a ocupar su mesa, situada a la misma altura de nuestras carpetas y muy cerca de ellas, de modo que hablaba casi junto a nosotros. En ese momento me di cuenta de que el profesor no se recortaba el pelo como todos los hombres, sino que usaba una gran melena lacia, abundante, nigérrima. Sin saber a qué atribuirlo, pregunté en voz baja a mi compañero de banco: "¿Y por qué tiene el pelo así?". "Poeta es poeta", me cuchicheó. La personalidad de Vallejo se me antojó un tanto misteriosa y comencé a hacerme muchas preguntas que no podía contestar. Él había de sacarme de mi perplejidad dando, con la regla, dos golpecitos en la mesa. Era su modo de pedir atención. Anunció que iba a dictar la clase de geografía y, engarfiando los dedos para simular con sus flacas y morenas manos la forma de la tierra, comenzó a decir:”
“-Niñosh... la Tierra esh redonda como una naranja... Eshta mishma Tierra en que vivimos y vemos como shi fuera plana, esh redonda.”
”César Vallejo -siempre me ha parecido que ésa fue la primera vez que lo vi- estaba con las manos sobre la mesa y la cara vuelta hacia la puerta. Bajo la abundosa melena negra su faz mostraba líneas duras y definidas. La nariz era enérgica y el mentón, más enérgico todavía, sobresalía en la parte inferior como una quilla. Sus ojos oscuros -no recuerdo si eran grises o negros- brillaban como si hubiera lágrimas en ellos”.
“De todo su ser fluía una gran tristeza. Nunca he visto un hombre que pareciera más triste. Su dolor era a la vez una secreta y ostensible condición, que terminó por contagiárseme. Cierta extraña e inexplicable pena me sobrecogió. Aunque a primera vista pudiera parecer tranquilo, había algo profundamente desgarrado en aquel hombre que yo no entendí sino sentí con toda mi despierta y alerta sensibilidad de niño.”
“En Trujillo, Vallejo tenía detractores tenaces así como partidarios acérrimos. En casa, como en todas las de la ciudad, las opiniones estaban divididas”
“César Vallejo nos enseñaba rudimentos de historia, geografía, religión, matemáticas y a leer y escribir. También trataba de enseñarnos a cantar, pero nosotros lo hacíamos mejor que él, pues tenía muy mala voz. En cuanto a marchar, no se preocupaba de que lo hiciéramos bien, cosa en que ponían gran empeño con sus discípulos los maestros de grados superiores. Cuando los alumnos del colegio pasábamos en formación por las calles, yendo al campo de paseo o en los desfiles del 28 de julio, los del primer año de primaria, con nuestro melenudo profesor a la cabeza, no marcábamos regularmente el paso y éramos una tropilla bastante desgarbada. Oíamos que la gente estacionada en las aceras murmuraba viendo a nuestro profesor: "¡Ahí va Vallejo! ¡Ahí va Vallejo!".
“No me cabía duda de que ese hombre extraño era un gran artista, aunque a nadie hubiera podido explicarle bien por qué lo creía. Esta ocasión llegó una tarde, antes de clase. Uno de mis compañeros manifestó que su padre afirmaba que Vallejo no era nadie, ni siquiera como poeta. Mi madre me había dicho que honrara y respetara a los maestros, porque su tarea es muy noble, y le reproché:”
”-¿Y qué? Es profesor y eso es bueno...”
“-¿Crees que ser profesor es una gran cosa? Y todavía ser el último profesor de un colegio, el de primer año... Un "muerto de hambre"...
“Recién comencé a darme cuenta del desdén con que se mira a los profesores en el Perú. El chico que hablaba era miembro de una de las grandes familias de la ciudad, e hijo de un médico famoso. Estaba muy pagado de todo ello y, para terminar de apabullar al pobre profesor, dijo:”
“-Ni siquiera como poeta sirve... mejor es Chocano. Es lo que dice mi padre, que sabe lo que habla.”
“-Es un gran poeta -repliqué muy afirmativamente.”
“-¿Qué sabes tú? ¿Crees que porque te deja leer libros puedes hablar?”
“-Es un gran poeta -insistí.”
“-A ver, dinos por qué es un gran poeta... “
“No supe qué razones aducir. “
“Al recordarlo, siempre tuve la impresión de que estaría haciendo un duro camino de artista y hombre cargado de penas y distancias.” (10)
2.2. MAESTRO POR SIEMPRE
Las líneas que hemos reproducido son parte de un testimonio dictado de afecto, de aprecio y de recuerdos. El autor es Ciro Alegría Bazán (1909 – 1967), quien con el discurrir del tiempo llegó a ser escritor e hizo suya también la lucha de los pobres que si bien viven en un mundo ancho les es terriblemente ajeno. De hecho, aquel maestro tiene mucho que ver con el destino de escritor Ciro Alegría, a quien debemos la descripción fotográfica y espiritual del joven César Vallejo.
El fragmento de la lectura nos permite aproximarnos al docente descrito desde una carpeta con tal grado de motivación que el alumno lo percibe como una anunciación y lo ve “como un mensaje de la tierra”. Su deslumbramiento no le ha impedido captar detalles ni imágenes: recuerda el tono y la dicción del poeta, peculiar de los naturales de Santiago de Chuco. Vallejo fue auténtico. A lo largo de toda su vida no negó ni ocultó sus raíces; al contrario, las exhibió con particular orgullo.
El testimonio refiere también el mundo interior del poeta. “Sus ojos oscuros brillaban como si hubieran lágrimas en ellos”. “Nunca he visto un hombre que pareciera más triste”. Vallejo encarna un dolor ahondado por siglos, encarna la trayectoria de vida de una parte de la humanidad, que al ser sometida pierde su libertad y sus posibilidades de realización y se vuelve triste. Pero Vallejo también representa la fe y el optimismo de esa cultura.
Asimismo, nos da a conocer los desprecios de los sectores sociales acomodados contra el maestro César Vallejo. Los alumnos que provienen de las familias pudientes traen al aula los comentarios que escuchan en sus casas, sin ningún recato lo llaman “muerto de hambre”. De hecho, el desprecio de estos sectores contra el profesor y poeta Vallejo es la expresión del desprecio que sienten los grupos de poder contra los marginados en general.
Vallejo es un ejemplo. Por cierto, no todos los maestros pueden ascender a las cimas de la poesía; no están obligados a ello. Lo importante es que den todo de sí y que pongan en el centro de su diario trajín a sus alumnos para que éstos aprendan. En la descripción de Ciro Alegría vemos a un Vallejo preocupado, esmerado por sus alumnos.
Hoy, cuando los maestros han perdido mucho de su autoestima y de la estima de sus alumnos, Vallejo también es un referente para los que ejercen la responsabilidad de educar a los hijos de nuestro pueblo.
Desde muy joven asoma una cualidad en Vallejo: no le son suficientes sus logros personales. Se interesa por su realización pero se interesa por el destino de los demás. Por ello es que ausculta sobre la realidad de un Perú que tiene contradicciones y abismos aparentemente insalvables. Estas inquietudes coinciden con el inicio de una nueva época y de nuevas corrientes filosóficas, estéticas, literarias y poéticas, que toman de motivación y fuente al pueblo, generando el disgusto y el desprecio de las clases sociales privilegiadas.
III
VALORACION SOBRE VALLEJO
3.1.- UNA EXPERIENCIA INNOVADORA
César Vallejo es junto a José Carlos Mariátegui un peruano universal. Los intereses en juego y también los prejuicios lo han ubicado en la escala de los marginales. Lo cercenan a propósito. Vallejo es, en nuestra opinión, uno de los más destacados intelectuales del Perú contemporáneo. No sólo fue un poeta, también fue un narrador extraordinario; su cuento “Paco Yunque” lo define como un escritor agudo y solvente. No sólo conduce su pluma de manera brillante, sino que tiene una perspicacia y certeza para no extraviarse en los detalles y acomodos de una sociedad que suele confundir a sus críticos.
El propósito de este breve trabajo ha sido recordar y actualizar lo que los Clemente Palma de la globalización han “olvidado” de Vallejo: su compromiso ético y estético. Ambos son parte de su mismo proceso creador, por lo mismo, la dimensión cósmica de Vallejo - poeta y la dimensión social de Vallejo - hombre tiene que ver con sus raíces ancestrales personales - comunitarias y con su “filiación y su fe” (11)
El conocimiento de la vida y obra de César Vallejo entre la población y de manera particular entre los estudiantes, es fundamental para darle identidad y calidad al Proyecto Educativo Nacional, y éste será pertinente solo en la medida que la visión y misión que se le dé a la educación tenga coherencia con los objetivos estratégicos del Proyecto Nacional de Desarrollo, que después de 187 años de vida republicana, aún no existe. De manera que los nuevos sujetos históricos y las nuevas propuestas político sociales tienen la responsabilidad de formular.
Nuestra apreciación es categórica: no habrá horizonte para el Proyecto Educativo Nacional y no habrán metas y objetivos claros en educación si es que no hay Proyecto Nacional de Desarrollo.
La educación en general actúa sobre el ser individual y el ser social. De manera que una propuesta seria, elaborada desde una perspectiva democrática y en función de los intereses de las personas y de la sociedad peruana, tiene como reto rediseñar todo el sistema educativo: la concepción filosófica, la teoría del aprendizaje, el currículo y las estrategias y de modelos didácticos. Sobre esa base será viable poner en marcha un sistema educativo centrado en la adquisición y creación de conocimientos; en la formación y desarrollo de competencias (como sinónimo de cualidades); en la generación de destrezas y capacidades; además, en la forja de personalidades y espíritus con alto sentido axiológico y ético.
En ese enfoque, la educación no sólo forma a la persona sino que aporta decisivamente a la configuración de una atmósfera material y espiritual de una sociedad que se reconoce y valora como multi étnica, pluricultural y multilingüe.
3.2.- CÉSAR VALLEJO COMO PARADIGMA
La producción de Vallejo debe ser objeto de estudio, no sólo para hacer comprensión lectora, análisis de textos, formulación de juicios críticos, o para adquirir conocimientos sobre las tendencias culturales o informarse de la historia de las doctrinas e ideas modernas, o para adquirir destrezas argumentativas verbales y orales; pero, sobretodo debe servirnos para inculcar valores. Estudiar la vida y la obra de Vallejo nos ofrece un material formativo valioso para el educando. Es decir, las fortalezas de Cátedra Vallejo son más de una.
En la medida que la obra de Vallejo refleja y hace una valoración del mundo andino es un factor de identidad nacional y en la media que palpita en su obra la aspiración por una sociedad justa, solidaria y hermanada, su propuesta es humanista y universal.
Si se logra en los próximos años afirmar la obra de Vallejo como parte del Proyecto Educativo Nacional, éste tendrá alma y espíritu. Podremos, además, precisar mejor el perfil profesional de los egresados, pues, Vallejo, en su vida misma, es un ejemplo de apostolado, de ética, de servicio y de coherencia. Por eso es que, con el paso del tiempo, no sólo goza de vigencia sino que – parafraseando un tanto lo que decía de Bolívar el poeta Choquehuanca – está destinado a afirmarse cada vez más como un peruano universal y “con los siglos crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina”. A pesar de sus detractores.
César Vallejo, si bien es expresión de eso que ahora en el lenguaje vigotskiano llamamos “herencia cultural” (12), es también expresión de una voz que es conciencia, de un lenguaje que es pensamiento e inteligencia; perseverancia en la búsqueda de un mejor destino para la humanidad, capaz de beber los cálices amargos del sufrimiento y el destierro
Hoy, en pleno proceso de globalización, donde el pragmatismo está al mando de las conciencias, donde el personalismo se ha exacerbado hasta la neurosis, Vallejo es la representación de un hombre solidario; su mensaje tiene plena vigencia y es un hito espiritual en la construcción del país y en la humanización de una sociedad casi canibalizada.
Si nos atenemos al contexto donde Vallejo realizó su producción intelectual, en el Perú y luego en Europa, nos daremos cuenta que desde la primera fase de su obra la cultura ancestral está presente. En ese sentido, Vallejo es un hacedor de identidad nacional y de peruanidad. Por eso es que Mariátegui, el Amauta autor de los 7 Ensayos, que este 2008 cumple 80 años de vigencia, lo reconoce como un hito fundamental de ese proceso constructor de identidad nacional.
“Vallejo es el poeta de una estirpe, de una raza. En Vallejo se encuentra, por primera vez en nuestra literatura, sentimiento indígena virginalmente expresado” (13) Vallejo es un hito y un medio para darle calidad a nuestra educación, entendida ésta no como un simple empresa, sino un proceso de formación permanente. Los profesionales egresados, independientemente de su carrera y del dominio que tengan de la ciencia y la técnica, deben ser ciudadanos conscientes y con sentido de pertenencia de lo que es su país y su sociedad.
CONCLUSIONES:
CAPITULO 1
1.- César Vallejo desde sus años de estudiante primario y secundario destacó en sus calificaciones, demostrando con ello responsabilidad y empeño. Es un ejemplo a seguir.
2.- Las dificultades económicas si bien son limitaciones muy serias jamás deben anular las metas y los ideales de las personas. Si bien Vallejo, como estudiante de nivel superior tuvo apremios, no se amilanó y llegó a graduarse.
CAPITULO II
3.- Vallejo como docente estuvo muy identificado con sus alumnos, demostraba preocupación e interés por quienes eran sus estudiantes y los apoyaba demostrando que tenía vocación para la docencia.
4.- Los docentes que se identifican con los alumnos influyen de manera muy marcada en la vida de éstos, aunque cuando la permanencia en términos de tiempo sea sumamente breve.
CAPITULO III
5.- Vallejo es un hito espiritual de primer nivel en la forja de la identidad nacional, puesto que permite desde su vida y obra inculcar conocimientos, actitudes y valores.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1) VALLEJO, de Georgette, Allá ellos… Editorial Zalvac, Perugraph Editores S.A. Abril 1968, Lima, Perú.
2) PALABRA DE MAESTRO, Revista de la Derrama Magisterial, Año 3, Nº 6, Mayo 1992, Lima, Perú.
3) http://fenix137rls.blogspot.com/2009/02/un-aniversario-olvidado-13-de-febrero.html
4) http://iepsanluis.blogspot.com/2006/07/grupo-norte-un-grupo-de-impacto.html
5) Idem.
6) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
7) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
8) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
9) Idem.
10) http://www.google.com.pe/search?hl=es&q=el+vallejo+que+yo+conoci%2C+ciro+alegria&meta=
11) MARIÀTEGUI, José Carlos, 7 Ensayos de Interpretación de la realidad peruana, Empresa Amauta, Editorial Minerva, 1973, Lima, Perú.
12) PALABRA DE MAESTRO, Revista de la Derrama Magisterial, Año 10, Nº 29, Junio, 2004, Lima, Perú.
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Datos personales
- Julio Yovera Ballona
- Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.