Por Julio Yovera
La campaña agita los ánimos. De un lado, la mediocre cofradía de conservadores advierten que la representación política del Perú andino y nativo es inculta y torpe. De otro, se expresa una justa indignación contra el regente de un periodicucho que usa igual que el pandillero a su chaira.
Pero, aclaremos, el regente que ha hecho del periodismo el más vil de los oficios y de las profesiones, no es más que un instrumento del poder; el pobre diablo que la derecha necesita, el fronterizo que no tiene conciencia de qué está diciendo ni haciendo.
Las clases dominantes del Perú blanden su xenofobia cuando se trata de las culturas ancestrales andinas. La agresión de los españoles, por ejemplo, fue traumática y les produjo a nuestros antepasados lesiones culturales y psíquicas. ¿Acaso no los consideró el señor Sepúlveda criaturas demoníacas?
Las manifestaciones culturales de los pueblos andinos fueron duramente reprimidas. ¿Acaso no fue perseguido el saber ancestral?, ¿acaso no fue satanizado el conocimiento deductivo, validado por la experiencia de miles de años?, ¿acaso no fueron marcados a sangre y fuego sus cultos?, ¿no escondieron durante 3 siglos las crónicas de Felipe Huamán (o Guamán) Poma de Ayala?
Después de la derrota del movimiento de Tupac Amaru II, ¿no prohibieron acaso los Comentarios del cronista mestizo Garcilaso de la Vega?
Ya en plena República, ¿no impuso la clase dominante una norma electoral que establecía que todos los vecinos podían elegir a las autoridades, menos los indios y los negros?
¿No dijo en 1905 el señor Jorge Polar, a la sazón ministro de educación, que a los maestros rurales había que darles poca ciencia y mucha paciencia para educar a una pobre raza desdichada e infortunada?
Entonces, el pobre diablo no es más que un eslabón de la larga cadena de xenófobos que sienten cólera, odio y temor al mismo tiempo por el pueblo andino; y por eso también desconfiaron de los que no siendo étnicamente andinos asumieron los valores y la defensa de los intereses de los pueblos originarios del Perú.
El desprecio de los pobres diablos no debe disminuir en absoluto la estima de la gente como la señora Hilaria Supa. Que sepa ella que en la novela de José María Arguedas, Todas las sangres, un nativo de nombre Rendón Huillka, es despellejado por los hacendados cuando después de mil maniobras se mantiene inmutable en su decisión de permanecer en la escuela y aprender; sin importarle que la B él la pronuncie “bi” y convencido que por ese camino se aproximaba a la libertad.
Los pobres diablos, el Cristo de los humildes le llamaría raza de víboras, se rasgan las vestiduras porque hay una mujer que siendo semi iletrada, que habiendo trabajado de doméstica ahora sea congresista. Eso no es delito.
Delito es que los gobiernos de turno les negaran a los marginados el derecho a la educación. Hoy, en plena post modernidad, el 12% de la población aún es analfabeta. La mayoría son mujeres y viven en los Andes.
Los chillidos de la derecha no tienen por qué desalentarlos. El gran poeta comunista alemán Betolt Brecht decía en su Loa al estudio lo siguiente:
¡Estudia lo elemental! Para aquellos
cuya hora ha llegado
no es nunca demasiado tarde.
¡Estudia el «abc»! No basta, pero
estúdialo, ¡No te canses!
¡Empieza! ¡Tú tienes que saberlo todo!
Estás llamado a ser un dirigente
¡Estudia, hombre en el asilo!
¡Estudia, hombre en la cárcel!
¡Estudia, mujer en la cocina!
¡Estudia, sexagenario!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Asiste a la escuela, desamparado!
¡Persigue el saber, muerto de frío!
¡Empuña el libro, hambriento! ¡Es un arma!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡No temas preguntar, compañero!
¡No te dejes convencer!
¡Compruébalo tú mismo!
Lo que no sabes por ti,
No lo sabes
Repasa la cuenta,
Tu tienes que pagarla.
Apunta con tu dedo a cada cosa
Y pregunta: «Y esto, ¿de qué?»
Estás llamado a ser un dirigente.
Cuando la masa adquiera conciencia de su destino histórico, cuando se dé curso a un orden justo, los peruanos nos reconoceremos una colectividad única, plural, diversa, y sin el menor atisbo de intolerancia.
Entretanto, que el pobre diablo siga chillando…
domingo, 26 de abril de 2009
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Somos los chilalos, nietos de Mec non, hijos del algarrobo y de la arcilla, hermanos de Cutivalú, el rebelde que se enfrentó a los españoles en las primeras noches del colonialismo. Somos los comuneros alados de Catacaos, capital de los tallanes.
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Datos personales
- Julio Yovera Ballona
- Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.
1 comentario:
antiguamente nuestros antepasados tenian esa mentalidad de que solo la clase media y alta debia estudiar en los mejores colegios de su estado ,mientras que la clase baja de bajos recursos tenia que trabajar en el campo eran discriminados y a la vez marginados no podian entablar amistad con los niños de la clase alta algo que no deberia darse en nuestro pais.
hoy en la actualidad nosotros mismos deberiamos cambiar para que luego cambie nuestro pais y dejemos de ser los ultimos en todo ,tenemos que luchar para salir de ese meollo donde nos encontramos de ser un pais sub_ desarrollado y ser un país desarrollado en todo los aspectos.
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