lunes, 6 de abril de 2009

Valoración sobre César Vallejo

PARTE UNO

Por Julio Yovera B.

“¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!”


César Vallejo



INTRODUCCIÓN
En estos tiempos de crisis integral, los docentes de Cátedra Vallejo de la UCV – Lima, alentados por un modelo de Universidad que propone el humanismo y la innovación académica, venimos desarrollando una asignatura que abre caminos para que los estudiantes accedan a una formación integral que prioriza el ser y que, por lo mismo, define una propuesta que sirve para establecer una relación fraterna con los demás miembros de la sociedad, de armonía con la naturaleza, de identidad con la cultura andina ancestral y de afecto y respeto con la inmensa humanidad.
Cátedra Vallejo hace posible que los estudiantes dirijan su mirada hacia la vida y obra de un hombre a quien la sociedad peruana y la humanidad del planeta lo reconocen como una de las personalidades más destacadas de todos los tiempos, que desde su perspectiva intelectual y desde su condición de escritor, cultivó un humanismo y un espíritu solidario, que asombra y conmueve a la sociedad globalizada; lo que hace vigente y actual.
Con el presente trabajo nos proponemos revalorar a César Abraham Vallejo Mendoza como estudiante, docente y poeta. Asimismo, enfatizamos la importancia de una asignatura como Cátedra Vallejo.
El propósito de este trabajo, además de acompañar al poeta, de manera rápida por su agitada senda, es valorar uno de sus activos más preciados: su compromiso ético y militante con los más necesitados.


CAPITULO I
EL ESTUDIANTE CÉSAR VALLEJO
1.1.- LOS PRIMEROS AÑOS

El poeta universal del Perú, César Abraham Vallejo Mendoza, nació en el seno de una familia andina católica, el 16 de marzo de 1892, en la provincia de Santiago de Chuco, departamento de La Libertad. Su padre fue Don Francisco de Paula Vallejo y su madre Doña María de los Santos Mendoza. Ambos eran hijos de curas españoles y se esmeraron en educarlo en un ambiente de respeto y veneración a su credo religioso, y de fraternidad, armonía y amor a su familia y sus mayores; cualidades muy propios de la cultura ancestral peruana.
El hogar Vallejo – Mendoza tuvo 12 vástagos. El mismo César Abraham, según lo narra su compañera Georgette Phillipard (1908 – 1984), los agrupa de la forma siguiente: “los viejos: María Jesús, Víctor Clemente, Francisco Cleofé, Manuel María; los mayores: Augusto José, María Encarnación, Néstor Paula, María; los pequeños: Águeda María, Natividad Victoria, Miguel Ambrosio, César Abraham “ (1)
Vallejo inició sus estudios en la escuela Nº 80520 – 271, institución educativa de su pueblo natal que hoy es patrimonio de Santiago de Chuco y del país, pues, sus aulas tienen el extraordinario privilegio de haber acogido a un niño llamado César Vallejo, que desde su edad escolar sobresalió en sus calificaciones.
Al concluir la primaria, sus padres deciden matricularlo en el Colegio Secundario “San Nicolás” de Huamachuco. Hay que aclarar que por esa época, primera década del siglo XX, Santiago de Chuco era un distrito de la provincia de Huamachuco y carecía de colegio secundario. El adolescente Vallejo muestra una especial predisposición por el estudio; de manera que al concluir su secundaria logra las más altas calificaciones en todas las asignaturas.
En sus certificados oficiales de estudio aparecen consecutivamente las siguientes notas: “Gramática Castellana: 20. Geografía Descriptiva: 20. Historia Universal: 20. Algebra: 20 (2, Palabra de Maestro, Revista de la Derrama Magisterial). Las notas de Vallejo nos permiten afirmar que fue un estudiante brillante y pese a ello no buscó su acomodo y ventaja personal, sino que se formó para poner su talento al servicio de los sectores más necesitados.

1. 2.- TRUJILLO Y LA UNIVERSIDAD
En 1910 Vallejo viajó a Trujillo, ciudad ubicada en la costa norte del Perú, 5 mil años atrás, esa parte del país fue espacio vital de la cultura Mochica que adquirió renombre por el importante desarrollo y logros de sus actividades agrícolas e hidráulicas, así como de su cerámica y arquitectura.
En el periodo de la conquista y la colonia, Trujillo es un enclave debido a su ubicación estratégica y su importancia política, económica y administrativa.
Cuando las condiciones sociales fueron propicias, la llama libertaria alumbró a la sociedad trujillana y aportó el logro de la emancipación con el destacado patriota José Faustino Sánchez Carrión, a decir del historiador Jorge Basadre, “el hombre más eminente de la emancipación” (3)
Durante la etapa de la República, Trujillo fue una ciudad próspera y señorial pero – lo que es común en las ciudades del Perú - con dos mudos incomunicados, excepto para lo funcional: el Trujillo populoso de Mansiche y Huanchaco, cuyas expresiones ancestrales se expresan en su gente y sus costumbres y la ciudad de corte colonial, ocupada por familias de pasado aristócrata.
En relación a los modos de producción. Desde finales del siglo XIX e inicios del XX, aparecen formas de producción capitalista. En ese contexto de “modernidad” adquieren poder y protagonismo, de un lado, los varones del azúcar; de otro, una suerte de proletariado agrícola. Estos hechos no pasan desapercibidos para César Vallejo, quien además de poseer una inteligencia abierta, tiende a sentirse comprometido con los que sufren.
La Universidad hasta entonces espacio exclusivo de las viejas castas empieza a sentir los vientos de la democratización. Aunque de manera lenta, las autoridades abren los claustros a nuevos sectores sociales. César Vallejo se matricula en la Facultad de Filosofía y Letras. Es innegable que la condición de estudiante universitario lo pone en contacto con el conocimiento científico, la filosofía, la cultura universal y la literatura. Sus años de estudio le permiten como a todo estudiante aprovechado debelar los “misterios” de la vida e iniciar su conocimiento del mundo y el país de manera racional.
Además, impulsado por su inicial inquietud intelectual y literaria se aproxima a los grupos juveniles. Frecuenta los círculos culturales donde saboreando “un café lleno de tarde” reflexiona y dialoga junto a sus compañeros, quienes lo acogen en el Grupo “Norte” que había formado Antenor Orrego, (1892 – 1960) y que conformaban entre otros, Eulogio Garrido (1888 – 1967), , Víctor Raúl Haya de La Torre (1895 – 1979), Francisco Sandoval (1900 – 1960), Alcides Spelucín (1895 – 1976) y también el pintor Macedonio de la Torre (1893 – 1981), el compositor Carlos Valderrama (1887 – 1950), entre otors (4)

1. 3.- EL TRABAJO COMO APRENDIZAJE
En 1911 se traslada a Lima con la intención de estudiar medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, carrera que abandona, en parte porque no es del todo lo suyo y también porque tiene que enfrentar la dura lucha por la sobrevivencia. Justamente por ese motivo se ve en la necesidad de aceptar el encargo de profesor de los hijos de una familia terrateniente de apellido Sotil. Para cumplir ese cometido se traslada a la ciudad de Huanuco (5)
En 1912 labora como empleado en la hacienda Roma, uno de los emporios del gamonalismo norteño. Si hasta entonces Vallejo se ha sentido en algún momento golpeado y zarandeado por la pobreza, en este lugar ve en toda su crudeza una miseria espantosa que aprisiona a los peones, quienes son víctimas de los capataces, que en complicidad con los terratenientes les dan aguardiente a crédito con el propósito de endeudarlos de por vida. Su condición de simple fuerza de trabajo y de parias acaba con la muerte.
Esta experiencia traumática Vallejo la guardará para siempre en su mundo interior. Entiende que la explotación no sólo es económica, sino moral; el hombre es víctima de degradación y deshumanización; por lo demás, práctica institucionalizada de la vieja sociedad terrateniente.
Vuelve a la Universidad y se matricula en las Facultades de Letras y Derecho. Además, dada su capacidad intelectual y su predisposición para la enseñanza ejerce la docencia en el nivel primario. Vallejo trabaja como docente en la Escuela Primaria de Trujillo, y, posteriormente, en el Colegio San Juan. En ambos se muestra dinámico, activo e identificado con los alumnos. Bien podemos decir, que acaso sin proponérselo Vallejo también es para los maestros un modelo de docente.

CAPITULO II
EL DOCENTE CÉSAR VALLEJO

2.1.- POESIA Y DOCENCIA

En el hogar de los Vallejo - Mendoza el hambre jamás apretó hasta la miseria, sin embargo, César tiene que trabajar para costearse sus estudios. Por eso es que entre los años 1913 y 1914 ejerce labor docente en Trujillo y Lima (Centro Escolar de Varones, Colegio San Juan, Colegio Barrós y Colegio Nuestra Señora de Guadalupe)
El joven Vallejo en Trujillo conoce a la gente del pueblo y capta en el espíritu de los pobladores de Mansiche y Huanchaco las huellas de un pasado definitivamente grandioso y que lo anima a convertirse en su voz y en cierta forma en su heraldo. De ello nos habla en primer libro de poesía (Los Heraldos Negros), que aparece en 1919 (6)

“En los paisajes de Mansiche labra
Imperiales nostalgias el crepúsculo;
Y lábrase la raza en mi palabra,
Como estrella de sangre a flor de músculo” (7)
Percibe también el peso del poder oligárquico, que daba la impresión de férreo y omnímodo y sin embargo ante éste el poeta se muestra rebelde, al extremo de expresar su voluntad santa de arrancarle a los que todos tienen para que haya perfecta armonía, y así crear las condiciones para la resurrección de la justicia.
“Y saquear a los ricos sus viñedos
Con las dos manos santas
Que a un golpe de luz
Volaron desclavadas de la Cruz” (8)

Desde finales del siglo XIX, y de manera intensiva desde inicios del XX, en algunas zonas del país, más que en otras, aparecen formas de producción capitalista. En ese contexto de “modernidad” adquieren poder y protagonismo, de un lado, los varones del azúcar; de otro, lo que llamaremos proletariado agrícola.
Estos hechos no pasan desapercibidos para César Vallejo, quien dirá:

“Y hasta cuándo nos veremos con los demás, al borde
De una mañana eterna, desayunados todos,
Hasta cuando este valle de lágrimas, a donde
Yo nunca dije que me trajeran” (9)

Cuando hacemos la valoración de Vallejo docente lo que pretendemos es subrayar, primero, su experiencia de vida; segundo, su coherencia y toma de posición que lo compromete a buscar la transformación de su realidad; y, tercero, su experiencia no sólo dentro del aula, que no fue poca, sino también su capacidad para hacer docencia como escritor y como periodista.

2.2.- TESTIMONIO DE CIRO ALEGRIA
En 1917, Vallejo ejerce la docencia en el nivel primario en el Colegio “San Juan” de Trujillo. El siguiente es parte del testimonio de uno de sus alumnos.
“Junto a la puerta estaba parado César Vallejo. Magro, cetrino, casi hierático, me pareció un árbol deshojado. Su traje era oscuro como su piel oscura. Por primera vez vi el intenso brillo de sus ojos cuando se inclinó a preguntarme, con una tierna atención, mi nombre.”
“Llegamos a nuestro salón y me condujo hasta mi banco. Él pasó a ocupar su mesa, situada a la misma altura de nuestras carpetas y muy cerca de ellas, de modo que hablaba casi junto a nosotros. En ese momento me di cuenta de que el profesor no se recortaba el pelo como todos los hombres, sino que usaba una gran melena lacia, abundante, nigérrima. Sin saber a qué atribuirlo, pregunté en voz baja a mi compañero de banco: "¿Y por qué tiene el pelo así?". "Poeta es poeta", me cuchicheó. La personalidad de Vallejo se me antojó un tanto misteriosa y comencé a hacerme muchas preguntas que no podía contestar. Él había de sacarme de mi perplejidad dando, con la regla, dos golpecitos en la mesa. Era su modo de pedir atención. Anunció que iba a dictar la clase de geografía y, engarfiando los dedos para simular con sus flacas y morenas manos la forma de la tierra, comenzó a decir:”
“-Niñosh... la Tierra esh redonda como una naranja... Eshta mishma Tierra en que vivimos y vemos como shi fuera plana, esh redonda.”
”César Vallejo -siempre me ha parecido que ésa fue la primera vez que lo vi- estaba con las manos sobre la mesa y la cara vuelta hacia la puerta. Bajo la abundosa melena negra su faz mostraba líneas duras y definidas. La nariz era enérgica y el mentón, más enérgico todavía, sobresalía en la parte inferior como una quilla. Sus ojos oscuros -no recuerdo si eran grises o negros- brillaban como si hubiera lágrimas en ellos”.
“De todo su ser fluía una gran tristeza. Nunca he visto un hombre que pareciera más triste. Su dolor era a la vez una secreta y ostensible condición, que terminó por contagiárseme. Cierta extraña e inexplicable pena me sobrecogió. Aunque a primera vista pudiera parecer tranquilo, había algo profundamente desgarrado en aquel hombre que yo no entendí sino sentí con toda mi despierta y alerta sensibilidad de niño.”
“En Trujillo, Vallejo tenía detractores tenaces así como partidarios acérrimos. En casa, como en todas las de la ciudad, las opiniones estaban divididas”
“César Vallejo nos enseñaba rudimentos de historia, geografía, religión, matemáticas y a leer y escribir. También trataba de enseñarnos a cantar, pero nosotros lo hacíamos mejor que él, pues tenía muy mala voz. En cuanto a marchar, no se preocupaba de que lo hiciéramos bien, cosa en que ponían gran empeño con sus discípulos los maestros de grados superiores. Cuando los alumnos del colegio pasábamos en formación por las calles, yendo al campo de paseo o en los desfiles del 28 de julio, los del primer año de primaria, con nuestro melenudo profesor a la cabeza, no marcábamos regularmente el paso y éramos una tropilla bastante desgarbada. Oíamos que la gente estacionada en las aceras murmuraba viendo a nuestro profesor: "¡Ahí va Vallejo! ¡Ahí va Vallejo!".
“No me cabía duda de que ese hombre extraño era un gran artista, aunque a nadie hubiera podido explicarle bien por qué lo creía. Esta ocasión llegó una tarde, antes de clase. Uno de mis compañeros manifestó que su padre afirmaba que Vallejo no era nadie, ni siquiera como poeta. Mi madre me había dicho que honrara y respetara a los maestros, porque su tarea es muy noble, y le reproché:”
”-¿Y qué? Es profesor y eso es bueno...”
“-¿Crees que ser profesor es una gran cosa? Y todavía ser el último profesor de un colegio, el de primer año... Un "muerto de hambre"...
“Recién comencé a darme cuenta del desdén con que se mira a los profesores en el Perú. El chico que hablaba era miembro de una de las grandes familias de la ciudad, e hijo de un médico famoso. Estaba muy pagado de todo ello y, para terminar de apabullar al pobre profesor, dijo:”
“-Ni siquiera como poeta sirve... mejor es Chocano. Es lo que dice mi padre, que sabe lo que habla.”
“-Es un gran poeta -repliqué muy afirmativamente.”
“-¿Qué sabes tú? ¿Crees que porque te deja leer libros puedes hablar?”
“-Es un gran poeta -insistí.”
“-A ver, dinos por qué es un gran poeta... “
“No supe qué razones aducir. “
“Al recordarlo, siempre tuve la impresión de que estaría haciendo un duro camino de artista y hombre cargado de penas y distancias.” (10)

2.2. MAESTRO POR SIEMPRE
Las líneas que hemos reproducido son parte de un testimonio dictado de afecto, de aprecio y de recuerdos. El autor es Ciro Alegría Bazán (1909 – 1967), quien con el discurrir del tiempo llegó a ser escritor e hizo suya también la lucha de los pobres que si bien viven en un mundo ancho les es terriblemente ajeno. De hecho, aquel maestro tiene mucho que ver con el destino de escritor Ciro Alegría, a quien debemos la descripción fotográfica y espiritual del joven César Vallejo.
El fragmento de la lectura nos permite aproximarnos al docente descrito desde una carpeta con tal grado de motivación que el alumno lo percibe como una anunciación y lo ve “como un mensaje de la tierra”. Su deslumbramiento no le ha impedido captar detalles ni imágenes: recuerda el tono y la dicción del poeta, peculiar de los naturales de Santiago de Chuco. Vallejo fue auténtico. A lo largo de toda su vida no negó ni ocultó sus raíces; al contrario, las exhibió con particular orgullo.
El testimonio refiere también el mundo interior del poeta. “Sus ojos oscuros brillaban como si hubieran lágrimas en ellos”. “Nunca he visto un hombre que pareciera más triste”. Vallejo encarna un dolor ahondado por siglos, encarna la trayectoria de vida de una parte de la humanidad, que al ser sometida pierde su libertad y sus posibilidades de realización y se vuelve triste. Pero Vallejo también representa la fe y el optimismo de esa cultura.
Asimismo, nos da a conocer los desprecios de los sectores sociales acomodados contra el maestro César Vallejo. Los alumnos que provienen de las familias pudientes traen al aula los comentarios que escuchan en sus casas, sin ningún recato lo llaman “muerto de hambre”. De hecho, el desprecio de estos sectores contra el profesor y poeta Vallejo es la expresión del desprecio que sienten los grupos de poder contra los marginados en general.
Vallejo es un ejemplo. Por cierto, no todos los maestros pueden ascender a las cimas de la poesía; no están obligados a ello. Lo importante es que den todo de sí y que pongan en el centro de su diario trajín a sus alumnos para que éstos aprendan. En la descripción de Ciro Alegría vemos a un Vallejo preocupado, esmerado por sus alumnos.
Hoy, cuando los maestros han perdido mucho de su autoestima y de la estima de sus alumnos, Vallejo también es un referente para los que ejercen la responsabilidad de educar a los hijos de nuestro pueblo.
Desde muy joven asoma una cualidad en Vallejo: no le son suficientes sus logros personales. Se interesa por su realización pero se interesa por el destino de los demás. Por ello es que ausculta sobre la realidad de un Perú que tiene contradicciones y abismos aparentemente insalvables. Estas inquietudes coinciden con el inicio de una nueva época y de nuevas corrientes filosóficas, estéticas, literarias y poéticas, que toman de motivación y fuente al pueblo, generando el disgusto y el desprecio de las clases sociales privilegiadas.

III
VALORACION SOBRE VALLEJO

3.1.- UNA EXPERIENCIA INNOVADORA



César Vallejo es junto a José Carlos Mariátegui un peruano universal. Los intereses en juego y también los prejuicios lo han ubicado en la escala de los marginales. Lo cercenan a propósito. Vallejo es, en nuestra opinión, uno de los más destacados intelectuales del Perú contemporáneo. No sólo fue un poeta, también fue un narrador extraordinario; su cuento “Paco Yunque” lo define como un escritor agudo y solvente. No sólo conduce su pluma de manera brillante, sino que tiene una perspicacia y certeza para no extraviarse en los detalles y acomodos de una sociedad que suele confundir a sus críticos.

El propósito de este breve trabajo ha sido recordar y actualizar lo que los Clemente Palma de la globalización han “olvidado” de Vallejo: su compromiso ético y estético. Ambos son parte de su mismo proceso creador, por lo mismo, la dimensión cósmica de Vallejo - poeta y la dimensión social de Vallejo - hombre tiene que ver con sus raíces ancestrales personales - comunitarias y con su “filiación y su fe” (11)
El conocimiento de la vida y obra de César Vallejo entre la población y de manera particular entre los estudiantes, es fundamental para darle identidad y calidad al Proyecto Educativo Nacional, y éste será pertinente solo en la medida que la visión y misión que se le dé a la educación tenga coherencia con los objetivos estratégicos del Proyecto Nacional de Desarrollo, que después de 187 años de vida republicana, aún no existe. De manera que los nuevos sujetos históricos y las nuevas propuestas político sociales tienen la responsabilidad de formular.

Nuestra apreciación es categórica: no habrá horizonte para el Proyecto Educativo Nacional y no habrán metas y objetivos claros en educación si es que no hay Proyecto Nacional de Desarrollo.

La educación en general actúa sobre el ser individual y el ser social. De manera que una propuesta seria, elaborada desde una perspectiva democrática y en función de los intereses de las personas y de la sociedad peruana, tiene como reto rediseñar todo el sistema educativo: la concepción filosófica, la teoría del aprendizaje, el currículo y las estrategias y de modelos didácticos. Sobre esa base será viable poner en marcha un sistema educativo centrado en la adquisición y creación de conocimientos; en la formación y desarrollo de competencias (como sinónimo de cualidades); en la generación de destrezas y capacidades; además, en la forja de personalidades y espíritus con alto sentido axiológico y ético.

En ese enfoque, la educación no sólo forma a la persona sino que aporta decisivamente a la configuración de una atmósfera material y espiritual de una sociedad que se reconoce y valora como multi étnica, pluricultural y multilingüe.

3.2.- CÉSAR VALLEJO COMO PARADIGMA

La producción de Vallejo debe ser objeto de estudio, no sólo para hacer comprensión lectora, análisis de textos, formulación de juicios críticos, o para adquirir conocimientos sobre las tendencias culturales o informarse de la historia de las doctrinas e ideas modernas, o para adquirir destrezas argumentativas verbales y orales; pero, sobretodo debe servirnos para inculcar valores. Estudiar la vida y la obra de Vallejo nos ofrece un material formativo valioso para el educando. Es decir, las fortalezas de Cátedra Vallejo son más de una.

En la medida que la obra de Vallejo refleja y hace una valoración del mundo andino es un factor de identidad nacional y en la media que palpita en su obra la aspiración por una sociedad justa, solidaria y hermanada, su propuesta es humanista y universal.
Si se logra en los próximos años afirmar la obra de Vallejo como parte del Proyecto Educativo Nacional, éste tendrá alma y espíritu. Podremos, además, precisar mejor el perfil profesional de los egresados, pues, Vallejo, en su vida misma, es un ejemplo de apostolado, de ética, de servicio y de coherencia. Por eso es que, con el paso del tiempo, no sólo goza de vigencia sino que – parafraseando un tanto lo que decía de Bolívar el poeta Choquehuanca – está destinado a afirmarse cada vez más como un peruano universal y “con los siglos crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuando el sol declina”. A pesar de sus detractores.

César Vallejo, si bien es expresión de eso que ahora en el lenguaje vigotskiano llamamos “herencia cultural” (12), es también expresión de una voz que es conciencia, de un lenguaje que es pensamiento e inteligencia; perseverancia en la búsqueda de un mejor destino para la humanidad, capaz de beber los cálices amargos del sufrimiento y el destierro

Hoy, en pleno proceso de globalización, donde el pragmatismo está al mando de las conciencias, donde el personalismo se ha exacerbado hasta la neurosis, Vallejo es la representación de un hombre solidario; su mensaje tiene plena vigencia y es un hito espiritual en la construcción del país y en la humanización de una sociedad casi canibalizada.
Si nos atenemos al contexto donde Vallejo realizó su producción intelectual, en el Perú y luego en Europa, nos daremos cuenta que desde la primera fase de su obra la cultura ancestral está presente. En ese sentido, Vallejo es un hacedor de identidad nacional y de peruanidad. Por eso es que Mariátegui, el Amauta autor de los 7 Ensayos, que este 2008 cumple 80 años de vigencia, lo reconoce como un hito fundamental de ese proceso constructor de identidad nacional.
“Vallejo es el poeta de una estirpe, de una raza. En Vallejo se encuentra, por primera vez en nuestra literatura, sentimiento indígena virginalmente expresado” (13) Vallejo es un hito y un medio para darle calidad a nuestra educación, entendida ésta no como un simple empresa, sino un proceso de formación permanente. Los profesionales egresados, independientemente de su carrera y del dominio que tengan de la ciencia y la técnica, deben ser ciudadanos conscientes y con sentido de pertenencia de lo que es su país y su sociedad.
CONCLUSIONES:
CAPITULO 1

1.- César Vallejo desde sus años de estudiante primario y secundario destacó en sus calificaciones, demostrando con ello responsabilidad y empeño. Es un ejemplo a seguir.

2.- Las dificultades económicas si bien son limitaciones muy serias jamás deben anular las metas y los ideales de las personas. Si bien Vallejo, como estudiante de nivel superior tuvo apremios, no se amilanó y llegó a graduarse.
CAPITULO II

3.- Vallejo como docente estuvo muy identificado con sus alumnos, demostraba preocupación e interés por quienes eran sus estudiantes y los apoyaba demostrando que tenía vocación para la docencia.

4.- Los docentes que se identifican con los alumnos influyen de manera muy marcada en la vida de éstos, aunque cuando la permanencia en términos de tiempo sea sumamente breve.


CAPITULO III

5.- Vallejo es un hito espiritual de primer nivel en la forja de la identidad nacional, puesto que permite desde su vida y obra inculcar conocimientos, actitudes y valores.



REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1) VALLEJO, de Georgette, Allá ellos… Editorial Zalvac, Perugraph Editores S.A. Abril 1968, Lima, Perú.
2) PALABRA DE MAESTRO, Revista de la Derrama Magisterial, Año 3, Nº 6, Mayo 1992, Lima, Perú.
3) http://fenix137rls.blogspot.com/2009/02/un-aniversario-olvidado-13-de-febrero.html
4) http://iepsanluis.blogspot.com/2006/07/grupo-norte-un-grupo-de-impacto.html
5) Idem.
6) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
7) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
8) GONZALES, Vigil, Poemas completos, César Vallejo, Ediciones Copé, 2005, Lima, Perú.
9) Idem.
10) http://www.google.com.pe/search?hl=es&q=el+vallejo+que+yo+conoci%2C+ciro+alegria&meta=


11) MARIÀTEGUI, José Carlos, 7 Ensayos de Interpretación de la realidad peruana, Empresa Amauta, Editorial Minerva, 1973, Lima, Perú.
12) PALABRA DE MAESTRO, Revista de la Derrama Magisterial, Año 10, Nº 29, Junio, 2004, Lima, Perú.

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Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.