domingo, 24 de mayo de 2009

El pensamiento dialéctico de Vallejo




De “Los heraldos negros” a “Poemas humanos”
Por Julio Yovera B.


1.- Heraldos negros: la voz de una raza.

Un creador –como lo señaló magistralmente el pintor ecuatoriano / universal Oswaldo Guayasamín - se nutre de las experiencias de “piel adentro y de piel afuera”. Las primeras tienen que ver con sus vivencias directas y las segundas con la vida de los pueblos.

En el caso de César Vallejo, las experiencias de “piel adentro” son sus sentimientos, afectos, emociones, dolores y alegrías, y las de “piel afuera” los golpes pasados y presentes que sufrieron y sufren los pueblos y la humanidad. Vallejo, como hombre informado, sabía de las agresiones, saqueos y exterminios que sufrió nuestra cultura ancestral.

No cabe la menor duda que a ello se refirió también cuando en Los heraldos negros habla de los “golpes como del odio de Dios.” No es desconocido que las culturas del Perú pre hispánico fueron saqueadas. Ahí donde había evidencias de riquezas, los hispanos no dejaron “piedra sobre piedra”.

La primera guerra mundial representó uno de los golpes más grandes sufridos por la humanidad. Vallejo, debido a la fuerte influencia del pensamiento católico de su hogar (sus dos abuelos fueron curas) era entonces un creyente que cuestionaba y emplazaba a Dios: “Si tú hubieras sido hombre, / hoy supieras ser Dios” (Los dados eternos, poema de Los heraldos negros) pero era también el poeta que sentía a Dios como un compañero de aula, de trabajo o de cuitas: “Siento a Dios que camina / tan en mí, con la tarde y con el mar” (Dios, Los heraldos…).

No obstante ello, Vallejo avanza, desarrolla, para decirlo en el lenguaje de la pedagogía, infraestructura cognitiva o, para decirlo dialécticamente, su pensamiento y su ideología evolucionan. Por lo tanto, no le basta afirmar que los golpes que sufren los pueblos son consecuencia del “odio de Dios”.

¿Las desgracias tienen causas humanas? Hablemos de la muerte. Existe una muerte natural que es inevitable. Hasta ahora la ciencia no puede proclamar la infinitud de la vida; pero la muerte de millones de niños por hambre, la muerte de millones de seres humanos por efectos de las guerras ¿se pueden evitar?, ¿los odios racistas y fundamentalistas pueden evitarse?, ¿el exterminio de los nazis contra los judíos pudo evitarse?, ¿el crimen de los sionistas judíos contra el pueblo palestino es designio inevitable?, ¿el crimen de los yanquis contra los pueblos y naciones del planeta puede evitarse?

El poeta Vallejo, en verdad, no afirma que los golpes provengan de Dios. Sí reconoce que son golpes fuertes “como del odio de Dios”, pero no dice que los golpes provengan de Dios. Es preciso que identifiquemos la diferencia. Vallejo señala que puede ser que los golpes provengan del poder, sino qué son: “los potros de bárbaros Atilas? ¿no es acaso una metáfora que alude al poder salvaje?


Independientemente que los golpes sean cuantitativamente pocos, lo grave es que son. Llegan. Nos convierten en seres mustios, nos sellan la cara y en el alma por una desgracia personal que no estaba prevista, que nos agarró cuando menos lo esperábamos, y también por desgracias colectivas que pueden ser previsibles pero que se tornan destino inevitable.


El poeta expresa la angustia de todos los seres que caen derrotados una y otra vez; que sufren y son víctimas de las desgracias humanas personales, sociales y cósmicas. Puede uno tener una fe inmaculada, entusiasta, adorable, y sin embargo puede blasfemar en algún momento. A lo largo de nuestra vida, cuando tenemos la certeza que los golpes recibidos no los merecemos, no hemos dicho “¿por qué a mí?”, “¿por qué a nosotros?”


No son pocos los momentos en que nos sentimos culpables porque precisamente cuando sentíamos que el objetivo previsto lo lográbamos ocurre algo imprevisto y nos frustramos. Concluimos entonces que estamos siendo golpeados y ya no nos quedan fuerzas para resistir. Con resignación aceptamos lo que viene.


Los heraldos negros es la voz individual de un hombre que ama y sufre, que tiene nostalgia. Sus sentimientos, sus misterios íntimos se empozan en el alma. Los heraldos negros no solo nos habla de Dios sino también, desde un lirismo puro, evoca a la mujer lozana y fresca, el amor ingenuo de juventud, que se quedó bajo el cielo límpido de la tierra natal, y por eso se convierte en "idilio muerto".



Afloran también recuerdos de la infancia, evoca los días ya lejanos que pasó con los suyos en su casa de Santiago de Chuco, extraña al hermano menor que murió temprano, al poyo que congregaba a la familia, a la madre que era todo amor y que hasta en sus reproches tenía la bondad del pan.


El Amauta José Carlos Mariátegui, que en Europa encuentra el marxismo asumiéndolo no como dogma sino como concepción y como método de investigación de la ciencia, en sus “7 Ensayos de Interpretación de la realidad peruana”, (1928), su obra cimera, dice lo siguiente sobre Vallejo:


“Hay en Vallejo un americanismo genuino y esencial; no un americanismo descriptivo y localista. Vallejo no recurre al folklore. La palabra quechua, el giro vernáculo no se injertan artificiosamente en su lenguaje; son en él producto espontáneo, célula propia, elemento orgánico. Se podría decir que Vallejo no elige sus vocablos. Su autoctonismo no es deliberado. Vallejo no se hunde en la tradición, no se interna en la historia para extraer su oscuro substractum perdidas emociones. Su poesía y su lenguaje emanan de su carne y su ánima. Su mensaje está en él. El sentimiento indígena obra en su arte quizá sin que él lo sepa ni lo quiera”. (José Carlos Mariátegui, 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana)


Para Mariátegui, Vallejo es el poeta del Perú. Antes de él, en las páginas de la literatura peruana moderna, la gente sencilla estaba reducida a la condición de figura pintoresca y folklórica.

Con Vallejo se restablece el hilo de continuidad histórica, aunque en géneros diferentes, con obras fundamentales para la forja de la identidad nacional, como la Garcilaso Inca de la Vega (1561 – 1614), de Felipe Guamán Poma de Ayala (¿1838 – 1620?), y de los más recientes: Mariátegui, Basadre, Caro y Arguedas.



2.- Trilce: la libertad del creador



A finales de la década del 20 del siglo pasado, Vallejo decide ir a París. Antes de hacerlo, impulsado por una necesidad vital, retorna a su natal Santiago de Chuco. Añora y desea respirar en familia el olor de la tierra, sentir a flor de piel el amor y la ternura de su gente, recorrer sus calles, acaso también indagar y hasta mirar de soslayo a la “Andina y dulce Rita”, visitar la tumba de la madre que en 1918 había muerto y cuyos recuerdo e imagen afloran intensamente en su ser y por eso, con la veneración de buen hijo, le confiesa:



Madre, voy mañana a Santiago,
A mojarme en tu bendición y tu llanto
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
De llaga de mis falsos trajines.

(Trilce)



Su estadía en Santiago de Chuco, a mediados de Julio de 1921, coincide con conflictos que pudo ser uno de los tantos que suelen darse entre familias de provincia, pero que en este caso termina de manera lamentable. Se produce un incendio y mueren dos policías y un amigo de la familia Vallejo, Antonio Ciudad. Se le culpa a César de instigador.



Señalan sus biógrafos que las “pruebas” con la que se le acusa no son más que referencias sobre la vida de un santiaguino rebelde, solidario y fraterno, querendón con la gente humilde y terriblemente sospechoso por su condición de poeta.


Como empleado o como profesor, Vallejo ha llegado a conocer perfectamente la vida de los desheredados y fluye en él, desde sus raíces y de manera espontánea, el rechazo y la protesta contra un injusto estado de cosas. Ese “delito” lo hace culpable a los ojos de los gendarmes del sistema y es confinado desde el 6 de noviembre de 1921 hasta el 26 de febrero de 1922, a la cárcel, ¡192 días de injusta prisión!



Oh las cuatro paredes de la celda
Ah las cuatro paredes albicantes
Que sin remedio dan el mismo número

(Poema XVIII, Trilce)

Gracias a la solidaridad de sus hermanos poetas, de los trabajadores de la cultura y de la colectividad progresista de La Libertad, del país y de América Latina, logra su libertad condicional.

Sale con poemas fraguados en la cárcel. Con el alma herida vuelve a Lima y se inserta a su labor intelectual, pero convencido, ahora más que nunca, que debía salir del país. La cárcel marca a los seres que la sufren, pero marca más a los que inmerecidamente son confinados en ella.


En el país, el sistema tiene fama de castigar a los hombres críticos: Vallejo estuvo preso; lo mismo le aconteció a José Carlos Mariátegui, su “delito” fue tratar de darles luz y entendimiento a los peruanos de buena voluntad y de contribuir a la creación de "un Perú dentro de un mundo nuevo"; también la sufrió el maestro José María Arguedas (1911 – 1969), cuyo compromiso con su pueblo y cuya aporte para entender el Perú como un país de todas las sangres, no impidió que vaya al Sexto. Lo mismo ocurrió con el historiador Jorge Basadre y con el maestro José Antonio Encinas, forjador de una propuesta educativa intercultural.


En 1922 publica con el apoyo del Grupo “Norte” su segundo libro de poesía, “Trilce”. La obra fue recibida con la más absoluta indiferencia por la crítica oficial. ¿Qué originó esta reacción? De un lado, el desprecio de las clases dominantes y sus representantes culturales con obras “raras”, sobretodo si son hechura de un creador revolucionario. De otro, la ignorancia de los aludidos sectores, que los hace levantar muros de indiferencia contra todo aquello que no coincida con sus gustos, mediocres en la mayoría de los casos.


Sólo su amigo de juventud, Antenor Orrego (1892 – 1960) saluda a “Trilce”, y advierte que “A partir de este sembrador se inicia una nueva época de la libertad, de la autonomía poética, de la vernácula articulación verbal”. Orrego cala la esencia de una obra que no tenía antecedente en la poesía peruana y española, pues, es la primera que rompe moldes no sólo literarios, sino también gramaticales y semánticos.


Por su parte, Luis Alberto Sánchez hizo un comentario en el que refleja su extrañeza y desorientación: “¿por qué Vallejo ha escrito Trilce?, “ha lanzado un libro incomprensible y estrambótico?”


Lo que Sánchez llama “libro estrambótico” no es más que una obra que eleva al reino de la poesía los hechos cotidianos y convierte en símbolos poéticos a los seres modestos y a los objetos más domésticos.





¿Qué se llama cuanto heriza nos?


Se llama Lo mismo que padecenombre


nombre nombre nombrE.?



Vallejo logra con la maestría del creador auténtico una permanente vibración íntima:



Rechinan dos carretas,


contra los martillos


hasta los lagrimales trifurcas,


cuando nunca las hicimos nada.


A aquella otra sí, desamada,


amargurada bajo túnel campero


por lo uno, y sobre duras ájidas


pruebas espiritivas.


Los poemas de Trilce carecen de expresiones y giros literarios retóricos y grandilocuentes. No tienen una redacción rebuscada. “Trilce” carece de acústica sonora, de metáforas coloridas. Es sí una fuerza íntima que golpea el pensamiento y arruga la piel, como si fuera una narración hecha en casa, a la hora que caen las primeras sombras de la noche.



"Aguedita, Nativa, Miguel,


cuidado con ir por ahí, por donde


acaban de pasar gangueando sus memorias


dobladoras penas,


hacia el silencioso corral,


y por dondelas gallinas que se están acostando todavía,


se han espantado tanto.


Mejor estemos aquí no más.


Madre dijo que no demoraría."




(Fragmento del Poema III, Trilce)



“Trilce” es como el viento que trepa los senderos, el haz luminoso que desciende como la luz del sol a los abismos, como la lluvia que entumece los huesos pero que a la vez humedece la vida.



Cielos de puna descorazonada


por gran amor, los cielos de platino,


torvosde imposible.

Rumia la majada y se subraya

de un relincho andino.
(Fragmento del poema LXIII, Trilce)

“Trilce” es tristeza intensa y dulce canto, es llanto y es fe, es condena y es esperanza, es una obra pulsada de cotidianidad que adquiere trascendencia. Sólo quien es capaz de traducir sus emociones personales desde una perspectiva estética intensa hace arte verdadero.



“He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sirviente, ni agua,
ni padre que en el fecundo ofertorio
de los choclos, pregunte por su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido”
(Poema XXVIII de Trilce)


“Trilce”, en suma, es la palabra desnuda de un poeta auténtico salido de un valle de la sierra del Perú, desde donde el dorso de la cordillera no roza sino desgarra el cielo. Vallejo, en definitiva, ha encontrado en la poesía la forma principal aunque no exclusiva de expresión; lo hace rompiendo todas las formas literarias conocidas hasta entonces. Su acto creador es de por sí un acto subversivo.



Es de madera mi paciencia,


sorda, vejetal.




Día que has sido puro, niño, inútil,


que naciste desnudo, las leguas


de tu marcha, van corriendo sobre


tus doce extremidades, ese doblez ceñudo


que después deshiláchase


en no se sabe qué últimos pañales.




Constelado de hemisferios de grumo,


bajo eternas américas inéditas,


tu gran plumaje,


te partes y me dejas, sin tu emoción ambigua,


sin tu nudo de sueños, domingo.




Y se apolilla mi paciencia,


y me vuelvo a exclamar: ¡Cuándo vendrá


el domingo bocón y mudo del sepulcro;


cuándo vendrá a cargar este sábadode harapos,


esta horrible sutura


del placer que nos engendra sin querer,


y el placer que nos DestieRRa!



En la poesía de Trilce se expresa una cultura cuya fortaleza se asemeja a las montañas tutelares, inmensa y consistente. Es una cultura que a pesar de sufrir cuatro siglos y medio de sufrimiento es capaz de cantar sin dejar de luchar. Vallejo como ningún otro representa a ese pueblo, a esa especie, y por eso José Carlos Mariátegui, lo llama en los “7 Ensayos…” el poeta de “una raza y de una estirpe.”

3.- Poemas humanos y poemas en prosa: la universalidad de Vallejo



El 17 junio de 1923 en el vapor Oroya Vallejo va a Europa y no retorna más. Sin embargo, sus años de lucha y de trabajo en el viejo continente no lo desarraigan de su terruño ni de su patria. En sus obras y en sus trajines, y en general a lo largo de toda su existencia, hasta la hora de su muerte, porta el sello inconfundible de su espíritu andino.


Francia es uno de los países vencedores de la guerra, goza del prestigio de ser la cuna de la democracia moderna. Por esos años emergen con fuerza las tendencias de izquierda. En 1924, hay un gobierno de centro izquierda, presidido por Edouard Herriot (1872 – 1957). Se desarrollan políticas económicas propias de un Estado de Bienestar; se atienden las demandas laborales y se garantizan los derechos básicos de la ciudadanía.


París es una ciudad apropiada para la creación. La ciudad luz atrapa desde el primer instante. París es y seguirá siendo La Meca del arte y la inteligencia. El estudioso mexicano Miguel Arnulfo Ángel ha hecho un magnífico inventario de opiniones de intelectuales y artistas que en algún momento de sus vidas fueron tocados por París, él mismo señala que:


“permanecerá con sus palacios, templos y galerías medievales, renacentistas y clásicos como la ciudad del arte y la política que supo acabar con el derecho divino para devolverlo a los ciudadanos”.


Para el escritor ítalo francés Guillaume Apollinaire (1880 - 1918)


“La Torre Eiffel sobresale con el sabor antiguo, más bien religioso, como pastora de rebaños de autobuses mugientes e inmigrantes, mientras se anda solo entre la multitud”.


El poeta chileno Vicente Huidobro (1893 – 1948 ) dice que:


París es Notra Dame, Montmartre, el Sena, el obelisco, las mismas calles que atan al que se quiera marchar”

En París Vallejo ejerce diversas actividades relacionadas con el periodismo. Mantiene comunicación con su familia. Por sus escritos se sabe que él suponía una permanencia corta pero, igual que otros, terminó atrapado por el encanto. Años después se convencería (¿acaso con nostalgia?) que París sería el lugar donde reposaría para siempre:




“Me moriré en Paría con aguacero
un día del cual tengo ya el recuerdo”


En 1924 muere su padre. En 1925 trabaja en el periodismo. Se hace corresponsal de “Mundial” de Lima, Perú, cuyo director era Andrés Arumburú Salinas y que se convierte en la más importante publicación de su tiempo. Desde 1920 hasta 1931 fue una tribuna del pensamiento, en sus páginas aparecieron artículos de peruanos notables como el propio Vallejo, José Carlos Mariátegui, Jorge Basadre (1903 – 1980), Raúl Porras Barrenechea, (1897 – 1960) Aurelio Miró Quesada Sosa (1907 – 2000), Ángela Ramos (1896 – 1998), Magda Portal (1900- 1989), Dora Mayer (1868 – 1959), entre otros.


Un año después aparecen artículos suyos en la Revista “Variedades”.Con estas publicaciones mantiene un lazo con su país, tiene un espacio para reflexionar sobre los problemas del mundo contemporáneo y los problemas estructurales del Perú. Al igual que Mariátegui, tiene la oportunidad de encontrar respuesta a preguntas medulares que se había hecho.

Ese año se funda la empresa Los Grandes Periódicos Latinoamericanos, consorcio de las publicaciones hechas en los países de nuestra latitud; Vallejo es nombrado secretario de esa empresa.


Viaja por primera vez a España. Su amigo Pablo Abril de Vivero le había gestionado ante el gobierno español una beca de 300 pesos.
Mal que bien tiene un ingreso, pero la bella París no era la tierra prometida, ni el cielo que arrojaba maná, por lo menos no para los intelectuales y los artistas que se habían comprometido con la revolución, que son los que con frecuencia poseen talento y genialidad y los que con frecuencia el orden existente arroja del paraíso y condenan a la miseria.

Algunos escritores y artistas vanguardistas y post vanguardistas que abrazaron la causa de los pueblos, terminron asumiendo una militancia política que los conviertió ante los ojos de los grupos de poder en seres que despertaban sospechas.

En 1926 conoce a Henrriete Maisse y se hacen pareja. Poco se sabe de ella, excepto que fue costurera y que amó a Vallejo. La relación concluye en 1928 (¿1929?)

Además de Vicente Huidobro, tiene como amigos a personalidades del arte y la cultura: Juan Gris (seudónimo del pintor cubista español José Victoriano Gonzáles Pérez (1887 – 1927), Waldo Frank, narrador y ensayista norteamericano (1889 – 1967), Marcel Aymé, dramaturgo francés (1902 – 1967), Antonin Artaud, escritor francés (1896 – 1948), Robert Desnos, poeta francés (1900 – 1945).

En 1927 por un imperativo moral, renuncia a la beca que le otorga el gobierno de España y también a su puesto de secretario de la empresa La Gran Prensa Latinoamericana. Está cansado y dice: “todo esto no es ni yo ni mi vida” (Allá ellos, Georgette de Vallejo)

En 1928 cae en enfermo y suspende sus actividades.

Su interés por la política revolucionaria, que al igual que Mariátegui la sentía como un postulado filosófico y religioso, lo llevó a militar en el APRA, lo hace cuando éste es un frente único que encarnaba la bandera de la justicia social. Por entonces aún permanecen juntos Mariátegui y Haya de La Torre. En los próximos años se bifurcarían las sendas y llegarían a ser dos proyectos distintos.

En 1927 Vallejo, se une literalmente “para siempre” a Georgette Phillipar, y ésta se une al poeta “más allá de su vida y de su muerte.” Georgette se conviertió desde entonces en la ardiente defensora de su obra y legado.

No todos los que la conocieron la apreciaron. Para el poeta Pablo Neruda, la compañera de Vallejo es “una francesa tiránica y presumida”. En cambio, para Octavio Paz, el poeta mexicano, era una mujer extraordinariamente bella y agradable. Como fuere, lo admirable es la pasión que pone la esposa en defensa de la memoria, el recuerdo, la trayectoria y la obra del hombre amado. Georgette, logró, con su esfuerzo, darle a Vallejo un lugar en el cementerio de Montparnass, donde alguna vez confesó que allí “quería descansar”. Cuando logró ese propósito, se vino a luchar y a morir en el Perú (Obra referida)

Por esos años Vallejo vivía una actividad intelectual, cultural y polìtica intensa. Las miradas de los militantes y amigos del socialismo, y también la de sus declarados detractores están puestas en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Vallejo va hacia allá, no como un propagandista apologético, sino como estudioso y reportero.

La construcción del nuevo orden lo impresiona, más aún, cuando a pesar de las trampas y los sabotajes de las fuerzas conservadoras internas y del poder monopólico internacional, obtiene contundentes victorias.

La revolución dirigida por los bolcheviques vivía momentos duros. Pese a que la guerra mundial había arruinado la economía del país y que en 1921, 5 millones de personas morían por efecto del hambre, pese a la crisis agrícola y a la ruina de la cosecha, a la natural convulsión que ocasiona una revolución; pese a todo ello, los pueblos de la URSS, bajo la conducción de su líder histórico, Lenin (1870 – 1924), traza una política de apertura económica, NEP, alcanzándose mejoras en la sociedad soviética. Hacia 1926, se vislumbra un ligero crecimiento de la economía, que llegó aparejado de importantes logros en salud, educación, vivienda.

El reportero Vallejo pulsa la vida sencilla y cotidiana de la gente común y corriente. La revolución le da respuestas categóricas a las preguntas que se ha hecho siempre: las desgracias de los pueblos y de los trabajadores no tienen causas celestiales, tienen causas estructurales, históricas y políticas.

La construcción del orden socialista es un desafío; tiene que hacer frente a fuerzas oscurantistas y retrógradas que tratan de socavarlo y derrotarlo. Trabajar por el destino de la humanidad como opción de vida, desde la condición de poeta o de artista, lleva necesariamente a una toma de posición.

Así lo entiende Vallejo y está dispuesto a convertirse en un heraldo de lo que él considera la nueva anunciación.

Cuando regresa a París rompe con el APRA y se afirma en el socialismo. En el Perú el Amauta José Carlos Mariátegui tiene un propósito declarado: “contribuir a la creación del socialismo peruano”. Con esa finalidad ha fundado en octubre de 1928 el Partido de los comunistas. Vallejo forma en París – ateniéndose a la cultura organizacional de los marxistas - la primera célula peruana en París.

Desde entonces, Vallejo va a ser doblemente golpeado y excluido por el poder, ya no sólo por su condición de poeta rebelde, sino por ser un militante revolucionario y, por eso mismo, objeto de sospecha, víctima de hostigamiento y seguimiento. No se doblega. Continúa fiel a su causa, dispuesto a beber los cálices amargos, y no desviarse en lo más mínimo de esa causa.
Escribe su ensayo “El Arte y la Revolución” y la obra de teatro “Moscú contra Moscú”, nombre que después cambia por el de “Entre dos orillas corre el río”.

En 1930 vuelve a la URSS como invitado de los escritores soviéticos, asiste al Congreso de Escritores Solidarios con la Unión Soviética. Tiene la oportunidad de alternar con los trabajadores de la cultura, con la gente sencilla del pueblo; pulsa la política economía; los nuevos hábitos; la situación de las clases sociales; los placeres. En suma, habla no sólo de la ciudad, sino sobretodo reflexiona sobre lo que él llamó la sociedad del porvenir.

El 2 de Diciembre de 1930. Vallejo retorna a Francia, pero es expulsado por el gobierno de Tardieu (1876 – 1945). La sociedad cuna de los derechos universales del hombre y el ciudadano, de la libertad, igualdad y fraternidad, le cierra sus puertas en razón de su militancia política e ideológica, y es que ser marxista es ser también un anticolonialista consecuente y eso para la autoridad francesa era una herejía.


30 de diciembre de 1930 Vallejo va a España. Se afilia al Partido Comunista. Hace amistad con Rafael Alberti, poeta (1902 – 1999), Miguel de Unamuno, ensayista (1864 – 1936) Pedro Salinas, poeta (1892 – 1951), Federico García Lorca, poeta (1898 – 1936).

1931 se proclama en un ambiente de júbilo la República.

Publica su novela “El Tungsteno” y su ensayo “Rusia en 1931”.

César Vallejo había vivido un tiempo con el proletariado minero en los socavones del norte del Perú, en las minas del departamento de La Libertad. Sus recuerdos le dan los elementos básicos para escribir una novela cuyo nervio argumental es vigente a la realidad actual: abuso, represión, violación de derechos humanos.

En la historia de la literatura peruana esta obra es la concreción inicial de la novela social realista, mérito que comparte con “El Retoño”, la olvidada obra del escritor obrero Julián Huanay, donde se expresan las contradicciones existentes en la sociedad peruana.

El 11 de Febrero Vallejo regresa clandestinamente a Francia. Será la última etapa de su vida. Según Georgette, los Poemas Humanos y Poemas en prosa , publicado bajo su dirección después de la muerte de Vallejo, nacen en la URSS y en París.

En Francia vive de manera ilegal y con todas las privaciones inimaginables. El sistema lo golpea “duro con un palo y duro también con una soga”, era el precio que tiene que pagar por no haberse encapsulado en ninguna “torre de marfil”.

Vivir en esas condiciones significaba exponer el pellejo y cualquier mortal habría evitado el peligro, pero no Vallejo, que no es cualquier mortal, sino ser íntegro, ético y heroico; de modo que cuando en Francia los sectores más retrógrados empiezan a dar sus zarpazos contra los sectores populares y la izquierda, el poeta “asiste a las más peligrosas manifestaciones de aquella época contra las cruces de fuego (Partido de ultraderecha) con el riesgo de una nueva expulsión (...) o de su muerte por las balas fascistas en la Plaza de la Concordia” (Allá ellos… Georgette de Vallejo)

Han transcurrido casi cerca de veinte años desde que escribió:
“hay golpes en la vida tan fuertes... yo no sé”.
Ahora confiesa que:
“desgraciadamente, el dolor crece en el mundo a cada rato”.



¿Dónde está la diferencia?

Ahora sabe que el dolor tiene una causa natural, tiene su origen en el estado de cosas que ha creado el sistema y que comparativamente “dada su intensidad” no tiene antecedentes con otros periodos históricos.
La salud, igual de la educación, son derechos fundamentales de la persona. Es deber de quienes dirigen la sociedad garantizar su vigencia; sin embargo, en los hechos concretos, más allá de las declaraciones y las buenas intenciones, un sistema que polariza y discrimina, los elude y violenta.


Los privilegiados que se fueron apoderando de los recursos y los bienes del mundo, tienen todas las oportunidades para acceder a una buena salud y una educación de calidad; en el otro extremo, los excluidos, los que tienen carencias, los que son vulnerables, viven condenados a los flagelos de la morbo mortalidad y cuando logran vivir se les condena a la ignorancia.
En la parte superior de la pirámide el pequeño grupo, que se ha aupado sobre la masa. En la base de la pirámide, el pueblo estoico. Esa es la ubicación de clases sociales antagónicas, que hace exclamar a Vallejo:

“Jamás, señor ministro de salud, fue la salud más mortal”.




Emplaza a la autoridad del sector de una manera firme, y es que moralmente Vallejo es superior y, además, conciente que se ha convertido en un poeta trascendente:



Señor Ministro de Salud: qué hacer?
Ah!, desgraciadamente, hombres humanos,
Hay, hermanos, muchísimo que hacer.

(Los Nueve Monstruos, fragmento de Poemas Humanos)


Vallejo es actual. Se universaliza por su esencia humanista y por su convicción revolucionaria y solidaria. Nos congrega a la acción en una obra que no se queda en la protesta panfletaria, sino que con su intensidad y con su voz nos hace hermanos de los que sufren y camaradas de los que luchan.

Vallejo es un poeta profundamente comprometido con el pueblo, metido hasta los huesos con el diario vivir - sufrir de la humanidad. Por eso es que trasciende. Finalmente el eje de su pensamiento marxista es el hombre. El hombre que ya no se duele de las desgracias, que lucha por un mundo mejor.

Vallejo es un poeta que escribe con el pecho herido y el “pómulo morado” y a pesar de todo no deja que la muerte se apodere de lo sueños y por eso su llamado a enfrentar la injusticia.

Su poesía se ha convertido en exhorto, en proclama, en llamamiento a la acción.

Porque llama a la acción a la humanidad progresista, sabe que los enemigos jurados de la justicia social van a tratar de levantar barricadas para atar sus sueños. La cárcel y la persecución son posibles, “un accidente de trabajo” dirìa, sereno, el Amauta José Carlos Mariátegui, y Vallejo intenso y adusto dirá:



“El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú”



Sin embargo, esa experiencia con la que los sectores del poder suelen probar a quienes osan enfrentarlos, no lo anula ni lo hace timorato; al contrario, lo afirma en sus convicciones, a sabiendas que ello significa exclusión y privaciones. A pesar de todo, no se queja ni lamenta. Su temple y su convicción doctrinaria lo llevan a afirmar su adhesión a un nuevo orden. No solo en términos ideológicos o doctrinarios, sino éticos y morales.

A la vez que ea universal es del Perú. Por eso habla de los mineros del mundo, de los hambrientos, de la esperanza, del día que vendrá, y todo su anunciación la hace desde ese pensamiento de marxista andino, que en Europa se convierte en poeta universal, anticipándose a lo que hoy algunos llaman la globalización.


“¡ Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!”

¿No es este un llamado a la globalización de la fraternidad y de la solidaridad desde el Perú de Vallejo?


julioyovera@gmail.com

1 comentario:

nathaly dijo...

vallejo fue una persona muy humanista pues el veia en su pais la crisis que estab pasando fue que comenzo a escribir sus obras trilce pues utilizaba un lenguaje que solamente el podia traduciry es por eso que se fue a paris para que sus obras fueran publicadas ya que e el peru no se dio de esa manera y se peude decir que cesar vallejo es universal.

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Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.