lunes, 18 de mayo de 2009

La amazonía amenazada


Por Julio Yovera B.


Según Betty Meggers (citado por Alberto Chiriff y Carlos Mora, La amazonía peruana, pp. 219), el hombre de la amazonía tendría una residencia en este parte de nuestra patria de no menos de doce mil años; lamentablemente no hay vestigios de ello porque, a diferencia de los pueblos andinos que utilizaron la piedra que dura y perdura, los hombres de la verdura inmensa utilizaron los tallos, las hojas, las raíces, la madera como armas, vivienda, utensilios domésticos, artesanía, que son altamente biodegradables.

Por sus características geoecológicas la amazonía es diversa, el hombre que se asentó en esta zona, por siglos, ha permanecido desconectado de la llamada “civilización” y si se mostró desconfiado fue porque cuando la gente del mundo del poder, desde los tiempos de la cultura quechua, ingresó a sus tierras lo hizo no solo para explorar sino para explotar y arrasar con la vida de especies animales, vegetales y del mismo hombre.

Sin embargo, el poblador amazónico fue capaz de resistir y hasta vencer. La inteligencia de un gran estadista inca como Pachacutec lo llevó a renunciar de todo intento de someter a las comunidades nativas cuando su ejército sufrió el acoso guerrillero de las tribus.

Una y otra vez fueron derrotados los españoles que en la búsqueda de la magia de El Dorado (ríos y ciudades de oro y plata) encontraron la muerte como premio a su voracidad sin límites. A partir de 1630, una nueva forma de expedición incursionó con cierto éxito: las misiones jesuitas, que introdujeron una religión y una concepción doctrinaria y también una forma de vida. Por extensión, las poblaciones acogidas terminaron evangelizadas y domesticadas.

Esa es la historia. El topo de la lucha social en el Perú no sólo fue de clases, sino también de poblaciones, etnias, culturas y nacionalidades. En esta vasta complejidad, los amazónicos han afirmado sentido de independencia y dignidad que el poder no está en capacidad de entender. No ha hecho aún una lectura que recoja la importancia que tiene el respeto a la dignidad y la vida de los pueblos.

No se entiende que frente a la violencia impuesta por los grupos de poder surge la ira de los pueblos que saben por dolorosa experiencia que si no organizan su resistencia corren el peligro de perecer. Así lo corroboran, en distintos periodos, los vastos movimientos de resistencia amazónica.

Los modelos fundamentalistas y excluyentes tienen la característica de tensar las contradicciones sociales, porque mientras el poder arremete contra los pueblos y los condena a la condición de parias en su propia tierra, otorga excesivas bondades y beneficios al llamado inversionista. Los beneficios del capital son perjuicios para el pueblo y para la vida en general.

Hacen bien las comunidades en demandar, en luchar y protestar, en reclamar y exigir, porque saben por experiencia histórica que cuando los grupos de poder enfilan con representantes del orden, del orden que impone el modelo neoliberal en este periodo y el sistema capitalista en esta etapa, no es porque quieren persuadir ni dialogar, sino porque por medios violentos, abriendo trochas sobre los pueblos, quieren apoderarse del patrimonio de todos los peruanos.

El presidente García tiene razón cuando dice: “la amazonía es de todos los peruanos”. Sí, estamos de acuerdo. No es de los fantasmas de Soros, de los testaferros chilenos, de banqueros mafiosos o de algún capitalista apátrida.

Sí, la amazonía es de todos los peruanos. Somos los legítimos propietarios de los ríos, de los bosques, de toda la flora y la fauna, del suelo y del subsuelo. Nuestros hermanos amazónicos cuidan esta parte del país en nombre de todos nosotros.

Lo que le suceda a ellos nos involucra directamente. Por eso nuestra solidaridad y nuestra condena a un Gobierno que se comporta con la misma vocación servil de los Leguía, los Prado y los Odría. Entreguistas de todos los pasados imperfectos.

Vistas así las cosas, los García y los Simon sólo son dos piezas de ajedrez del mismo viejo equipo del sistema capitalista y del modelo, el primero con los mismos rostros de Jano, el segundo con más de cinco caras y el mismo oportunismo (entusiasta gremialista de izquierda, confeso diputado del bloque duro de la izquierda, solícito barrantista, dogmático emerretista, arrepentido por conveniencia y hoy calculoso neoliberal seudo aprista).

En perspectiva, el pueblo debe articular una propuesta de masas, con líderes reconocidos, identificados con los intereses del país, éticos y transparentes. El pueblo puede y debe hacerlo. No necesita de agiotistas ni usureros de la política.

1 comentario:

JUAN MANZANEDA dijo...

Es una pena que este gobierno no le dé la debida importancia a la amazonía y permita el saqueo de nuestros recursos naturales, desprotegiendo la industria y la producción laboral y arrasa con los derechos laborales. Asimismo, solo beneficie a los grandes intereses capaitalistas.
¡ESTE GOBIERNO ES UNA VERGUENZA!

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Nació en Ccatacaos, distrito del departamento de Piura que en el periodo prehispánico fue capital de la cultura Tallán. Estudió Licenciatura y Maestría en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autor de: Pedagogía Popular en la Escuela; Horacio, Maestro y Líder; Testimonio para Micaela (poesía), Canciones de la Lluvia (poesía), Víctor Pablo Salvador (poesía); Educación en Valores (varios autores); Julio C.Tello, maestro (varios autores); Detrás de la Crisis de la Educación (debate). Ejerce la docencia universitaria.